Mi gran sorpresa

Capítulo # 14

Capítulo # 14

Taisha no podía creer que había pasado la noche con Hans y se levantó para dar un paseo, y despejar un poco su mente. Necesitaba pensar bien las cosas y pensar en el futuro de su hija.

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En la casa de playa.

En la habitación de Aisha.

Aisha se estaba despertando.

—Mmm, ¿qué hora es? —le preguntó levantándose de la cama, camino hacia el baño, se lavó los dientes, la cara y salió para la habitación a buscar a sus papitos... Al entrar a la habitación, miró a Hans—. Papá.

Hans estaba moviéndose.

—Mmm.

Aisha llamándolo.

—Papá, despierta.

Hans abrió los ojos.

—¿Qué pasa?

—Es que, ¿en dónde está mi mamá? —le preguntó un tanto asustada.

Hans miró a los lados.

—No sé.

—La voy a buscar —anunció Aisha.

—Dame unos minutos —le dijo su padre y le hizo seña para que se saliera de la habitación y levantarse, e irse al baño.

Hans se vistió y se cepilló los dientes, se lavó la cara y salió de la habitación.

—Estoy listo, hija.

—Está bien, papi.

—Oye, Aisha, ¿es normal que Taisha se despierte antes de las siete? —le preguntó extrañado.

—A veces.

Taisha acercándose a ellos.

—Mamá —dijo y salió corriendo hacia ella.

—Buenos días, ¿cómo amaneciste? —le preguntó alegre a su hija.

—Muy bien, ¿y tú? —dijo su hija contenta.

—Bien, vamos para adentro.

—Sí.

—¿Cómo qué madrugaste? —le preguntó mirándola Hans.

—Más o menos —dijo seria.

—Mamá, si vamos a pasear —dijo mirándola.

—Será más tarde —habló con suavidad.

—Está bien.

Se fueron a desayunar, y Aisha comenzó a querer ir a pasear todo el día.

—Sí, Aisha, vamos a pasear. Ya tranquila —dijo, notando la impaciencia de la niña.

—Yo quiero, mami —dijo imperativa.

—Yo conozco un lugar hermoso, que les va a fascinar —dijo él.

—Pero, ¿cómo es? —le preguntó Taisha.

—Es una sorpresa —dijo él.

Taisha no estaba muy convencida.

—Está bien.

—Vamos haciendo un picnic —propuso Hans.

—¡Sí! —exclamó Aisha.

—Para a hacer un picnic, se necesitan muchas cosas —recordó ella mirándolos.

—Lo sé, le voy a decir a Lola que prepare algo sencillo —dijo él.

—Ok —dijo Taisha mirándolo y sin estar segura de ir.

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En la clínica.

—En serio Molly, y yo que quería hablar con ella sobre el regalo de Aisha —comentó Chad a la enfermera.

—Yo le compré un conjunto hermoso —dijo Molly.

—Estaba pensando en reglarle una casa de barbie, pero no se —le expresó dudoso.

—Creo que Taisha, me comento que Aisha quería un traje de enfermera para la fiesta que siempre hacemos.

—Gran idea, gracias Molly te debo un millón —le dijo alejándose.

—Ojalá que, por dar una idea uno se hiciera millonario —comentó Molly sonriendo.

—Hola Molly, no has visto a Chad —preguntó Erick acercándose a ella.

—Se acaba de ir para su consultorio —le respondió ella.

—Gracias.

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En la casa de Chloe.

—No sé qué regalarle a Aisha —dijo Chloe desesperada.

—Yo le compré la colección de las barbis —comentó Olivia.

—Yo le compré una mini moto —habló Jasmín.

—¡Qué! ¡¿Estás loca, me la quieres matar?! —exclamó Chloe.

—No, tranquila es de pila. Es para que juegue en su casa, por Dios como son. La tienen toda malcriada —se quejó Jasmín.

—Mira quién habla, la que le comprar todos los años boletos para que vaya a los teatros infantiles —le sacó Olivia.

—Pero, si le gusta —se defendió Jasmín.

—Además, aquí pensando en Aisha y Taisha también cumpleaños —habló Chloe.

—Yo le compré un juego de cosméticos —dijo Olivia.

—Yo le compré un juego de collares y le mandé a gravar su nombre en oro y plata —comentó Jasmín.

—Parece que la única que no le ha comprado nada soy yo —dijo Chloe apenada.

—Parece que sí, dile a Ellis que le compre algo —habló Jasmín.

—Eso haré —dijo ella.

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En la casa de playa.

—Lista Aisha —dijo su madre terminando de arreglarla.

—Sí, listo.

Hans con la sesta de comida y colocándola en la camioneta.

Taisha ayudo a su hija a subirse en la camioneta.

—Esperen, esto pesa.

—Ya te voy ayudar —dijo ella terminando de acomodar a su hija.

Taisha fue a ayudar a Hans.

—Gracias —dijo él.

Ella solo le sonrió.

Hans termino de ayudar acomodar todo y ayudo a Taisha para que se subiera en la camioneta y que fueran a pasar una tarde en familia.

El hombre las llevo a un hermoso lago que tenía un árbol inmenso.

—¡Qué bonito! —dijo Aisha encantada.

—¿Les gusta? —le preguntó él sonriendo.

—Sí, nos encanta —habló Taisha.

—Qué bueno —dijo sonriendo.

—Mamá, ven —la llamo.

—Ya voy Aisha —dijo caminando a donde estaba ella, miró el paisaje—. Todo está muy lindo.

—Sí —dijo su pequeña.

Hans acomodo la comida para que comieran un poco.

—Venga a comer algo.

—Sí, ya voy —dijo su hija.

Taisha atrás de ella y sonreía por verla tan entusiasmada.

—No corras que te puedes caer —llego a donde estaba Hans y Aisha—. Todo se ve muy bueno.

—Sí —afirmó él.

—A comer —anunció la niña.

Taisha estaba sentándose.

—Sí, a comer.

Luego de comer, Aisha se la paso jugando y disfrutando del lugar.

—Parece mentira que tengo una hija —dijo él en un tono suave.

Ella se le quedo mirando y sonrió.

—Cuando supe que estaba embarazada, creía que mi vida se terminaría complicando mucho más, pero cuando nació y la vi tan pequeña e indefensa en esa incubadora —contó con suavidad—. Dije que la amaría tanto y que lucharía por hacerla feliz.

—Y no lo has hecho nada mal, porque Aisha es una niña feliz.

—Hemos tenido algunas fallas —dijo con cierta sinceridad—. Pero, estamos mejorando tranquilamente.




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