Mi gran sorpresa

Capítulo # 24

Capítulo # 24

Esa noche Hans y Taisha consumieron su amor, era el principio de su nueva vida como una pareja y por fin iban a estar juntos.

Los días pasaron, Taisha tenía algunos malestares, ya no vomitaba tanto y estaba aliviándose los malestares del embarazo.

Jasmín estaba muy feliz con la fiesta que iba a organizar la familia Johnson en unos días, solo había pasado una semana.

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En la casa Collins.

—Aisha, ¿ya estás lista? —preguntó su madre.

—Yo sí, mi papá, si se tarda —comentó la niña.

Taisha subió las escaleras y caminó hacia su habitación, abrió la puerta con cuidado.

—Mi amor, ¿todavía no estás listo? —preguntó ella entrando a la habitación.

—Me falta poco. Es que no me sale la corbata —dijo el desesperado.

—Yo te ayudo —dijo ella. Comenzó a acomodarle la corbata—. Listo, ya vámonos.

—Gracias —dijo él agarrándola de la cintura y robándole un beso.

Taisha estaba sonriendo.

—Vámonos, hasta que se nos haga tarde.

—Sí, tienes razón —dijo ella alegre.

Taisha bajó las escaleras junto con Hans.

—Aisha, vámonos.

—Sí, vámonos —dijo la niña feliz.

—Vámonos —dijo él.

La familia Johnson Collins se dirigió al club en donde se iba a realizar la fiesta. Al llegar, los recibió Juliana, la madre de Jasmín, y luego Hans saludó a Mark.

—Está hermosa tu hija —comentó Juliana.

—Gracias —dijo Taisha.

—Mamá, conociste a la hija de Hans —le comentó Jasmín acercándose a ellas.

—Sí, Hans, me dijo —dijo sonriente.

—Verdad que está hermosa.

—Claro que sí —dijo encantada.

Aisha estaba apenada.

—Gracias.

—Vamos, para que veas al tío Alfred —le habló Jasmín, agarrándola de la mano y llevándosela.

—Sí.

—Pero no tardes —le pidió Taisha.

—Ok —habló su amiga.

—Estoy tan feliz, por fin Jasmín me va a ser abuela —comentó Juliana.

—Sí, me imagino que debe de estar feliz con la idea —dijo ella. Detallando a la rubia, podía apreciar que Jasmín se parecía mucho a su madre.

—Sí, estoy más que feliz.

—Qué bien.

Mientras, Taisha y Juliana se habían quedado hablando.

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En otro lado.

—Así que ella es hija del primo Hans, no se parece en nada a él —comentó mirando a Aisha.

—Parece que, no es su hija —dijo otra mujer seriamente.

Jasmín enojada por los comentarios.

—Tiffany y Tatiana dejen de hablar estupideces, Aisha se parece a Hans para que estén diciendo boberías —habló Jasmín molesta.

—Es difícil creer que esa pequeña sea hija de Hans —insistió Tatiana.

—Tienes razón, hermana —afirmó Tiffany.

—Dejen de decir estupideces, porque si no —dijo enojándose.

—Me parece algo ridículo lo que dicen, que me puedo esperar de ustedes si son unas chismosas. Dejen de inventar y hablar así de mi nieta —habló Mark molesto y mirando a las jóvenes.

—Pero tío —dijo Tatiana apenada.

—Ya cállense, vámonos Jasmín. No te alteres y menos en tu estado —le recordó él.

—Sí, vamos tío —dijo Jasmín.

Mark llevo a su sobrina junto con su esposo y su nieta.

Alfred con Aisha en sus brazos.

—¿Te estás divirtiendo?

—Sí, tío —dijo feliz.

—Hola —habló Jasmín llegando.

—Estás rara. ¿qué pasó, mi amor? —le preguntó su esposo, la conocía muy bien.

—Nada —dijo tratando de sonreír.

—¿Segura? —preguntó inseguro.

—Sí, tranquilo —le dijo ella.

Alfred quería creerle, pero sospechaba que se había agarrado.

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En otro lado, Taisha estaba mareada de tanto que hablaba Juliana y no la dejaba hablar.

—Señora Juliana, me puede traer un vaso con agua —pidió ella.

—¿Te sientes mal? —le preguntó preocupada.

—Sí, un poco.

—Hans, ven —dijo llamándolo.

—¿Qué pasó tía? —le preguntó acercándose a ellas.

—Parece que tú esposa, se siente mal —le comunicó.

Hans estaba preocupado.

—¿Te sientes mal?

—Sí, un poco —le respondió ella mirándolo.

—Me retiro —dijo Juliana alejándose.

—Ok, ¿qué tienes mi amor? —le preguntó angustiado.

—Nada, tu tía habla y ya me tenía mareada —confesó sonriéndole.

—Ja, ja, ja, ja, mi tía Juliana es así. Me voy a quedar contigo para que mi tía no te ahogue —dijo risueño.

—Ok, mi amor.

Jasmín venía con la niña.

—Ya te la traje.

—Mami, me estoy divirtiendo —dijo sonriendo.

—Qué bueno —dijo su padre contento—. Ven, siéntate en mis piernas.

La pequeña espero que su padre se sentara en la silla para ella sentarse en sus piernas.

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En otra mesa.

—Estoy asombrada de lo que se parece la nena a Hans —comentó Juliana a su hermano.

—Tienes razón, mi amor —dijo su esposo al mirarla.

—Suegro, ¿cómo está? —le preguntó Alfred. Tenía tiempo que no lo veía porque vivía trabajando y ocupado.

—Bien —dijo sonriendo.

—Señor Gerard, Jasmín esta mejor —dijo él—. Me asuste con esa caída —le comentó Alfred.

—Dígame yo, lo bueno que no paso nada malo —habló su suegra.

—Sí —afirmó su yerno.

—Vamos a pasarla bien —habló ella con una sonrisa en los labios.

—Claro que sí, suegra.

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En la mesa en donde estaban Hans y los demás.

—Ja, ja, ja —dijo Jasmín.

—No cambias —le habló Taisha.

—¿Y cómo estás Jasmín de la caída? —le preguntó su primo.

—Mejor. Hans, me asuste. Pensé que iba a perder al bebé —le reveló ella.

—Qué bueno que solo fue susto —comentó él.

—Sí, Chad me dijo que tuviera cuidado —dijo con suavidad.

—Pero, ¿cómo fue? —le preguntó Taisha.

—Es que Alfred estaba lavando el auto y yo salí sin darme de cuenta que había jabón y rodé. Me golpeé la cadera, porque caí sentada de golpe.

—Dios mío —dijo ella asombrada.

—En ese momento se me pego un dolor en el vientre y Alfred me llevo para la clínica, Erick me atendió y me dejo dos días para ver que podía pasar —les contó ella.




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