Capítulo # 26
En otro lugar.
—Entonces, ¿para dónde vamos? —le preguntó Chad.
—No lo sé —dijo ella indecisa.
—Débora, tenemos cuatro meses de novios y todavía te pones en ese plan —dijo él molestándose. No entendía por qué su novia quería ocultar su relación.
—¡Ja, ja, ja! Tienes, Chad, vamos para el cine —propuso alegre.
—Sí, vamos a donde tú quieras, mi amor. Ya sabes, soy todo tuyo en mis días libres —dijo con amor.
—Ok, amor —dijo ella abrazándolo.
—Vamos, amor.
—¡Ja, ja, ja, vamos!
En otro lugar, la pareja no sabía que estaban siendo observados.
—Wow, es novio de Débora —comentó Maddie asombrada.
—Sí —afirmó Erick, asombrado de que su hermano tenía novia.
—Vamos a comprar el regalo de Navidad a Aisha —le propuso ella. No estaba bien espiándolos.
—¿Qué le vas a comprar, amor? —le preguntó.
—Tengo pensado en comprarle un juego de doctora, una computadora, una muñeca y algo más —dijo con una sonrisa. Quería lo mejor para ella.
—Mi amor, creo que con uno de esos regalos estará bien —dijo tratando de sonreír. Sabía que su novia amaba a su sobrina Aisha y quería lo mejor para ella.
—Y si le compró un celular, o sea, para que la llamemos de emergencia —afirmó mirándolo.
Erick con un sudor en la frente.
—Creo que exageras, Maddie.
—¿Tú crees, Erick? Vamos a comprar todo lo que nombre —le comunicó feliz.
Erick con un sudor en la frente.
—Ok.
—Vamos —dijo sonriendo.
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En la casa Johnson Collins.
—Terminamos —anunció Hans.
—Sí, y nosotros solo —dijo orgullosa su hija.
—Dame unos cinco —dijo él.
—Sí —dijo dándole una palmada.
—Ahora sí, vamos a ver a tu madre y a tu tía —le dijo él.
Hans y Aisha se fueron a ver a las chicas. Jasmín y Taisha estaban durmiendo muy tranquilas, en eso sonó el timbre.
Hans bajó las escaleras y abrió la puerta.
—Hola, Alfred, pasa.
—¿Y Jasmín? —le preguntó él.
—Está durmiendo con Taisha. Es que estuvieron ayudando —le informó.
—¡Ah…! Ok, es que vine algo apurado. Tengo que irme de viaje.
—¿Te vas de viaje? —dijo mirándolo.
—Sí, eso me tiene mal. Jasmín está muy rara a veces. Se cansa de nada y eso me preocupa —le comunicó con preocupación.
—Pero, ¿qué dicen tus hermanos? —le preguntó preocupándose.
—Que es normal. Todas las semanas le hacen el chequeo y una vez al mes le sacan la sangre para ver cómo está la glicemia, el colesterol y lo demás y todo ha salido bien. La dieta la cumple y es eso lo que me está preocupando —confesó con angustia. Su mujer estaba bien de salud, pero no se veía bien físicamente.
—Te entiendo, Taisha está cumpliendo la dieta. La estoy cuidando, es que un embarazo tiene sus riesgos —le recordó.
—Tienes razón.
—Quieres un jugo, ¿dime? —le preguntó ofreciéndole.
—Un jugo —pidió Alfred.
—Ok -dijo Hans dirigiéndose a la cocina.
—Tío Alfred, cuando nazca Bruno me lo vas a prestar —preguntó la niña reuniéndose con ellos.
—Claro que sí —dijo él sonriendo y cargándola—. Serás su hermanita.
—Súper —dijo emocionada.
—Toma —dijo Hans entregándole el jugo.
—Gracias.
—De nada.
En eso sintieron que alguien estaba bajando las escaleras.
—Hola —habló Taisha reuniéndose con ellos.
—Hola, mi amor —dijo Hans sonriéndole.
—Hola —dijo mirando a Alfred—. ¿Y Jasmín?
—Ya despertó, se encuentra en el baño —le respondió ella.
—Ok.
—Mami mira el árbol, ya lo adornamos —dijo contenta.
—Que bien, les quedo lindo —dijo ella asombrada del gusto que tenía su marido y como su hija había colaborado.
—Gracias —dijo su esposo orgulloso.
Jasmín bajo las escaleras con cuidado.
—Hola, mi amor —dijo mirando a su esposo.
—Hola, mi vida —dijo dándole un beso.
Jasmín lo abrazo con amor.
—Viniste a buscarme —dijo realmente feliz.
—Sí.
—Vámonos —dijo él sonriendo.
—Ok. Primo, es hora de irnos —habló ella sin dejar de sonreír.
—Adiós, prima —dijo él.
—Adiós, tía Jasmín —se despidió Aisha sonriente.
—Adiós, hermosa —dijo dándole un beso en la mejilla.
—Adiós —habló Taisha.
Jasmín y Alfred se fueron del hogar de la rubia.
—Tengo hambre —anunció Taisha caminando hacia la cocina.
—Si quieres, te preparo algo —dijo su esposo.
—No te preocupes, amor. Yo lo hago —le comunicó ella sonriendo.
—Ok, mientras yo me voy a dar un baño —anunció él. Le urgía bañarse.
—Ok, te esperamos —dijo ella.
Hans antes de irse le dio un beso en los labios y subió las escaleras para bañarse.
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En el centro comercial.
—Listo —dijo Maddie.
—Mi amor, no crees que estas exagerando —habló él asombrado de todo lo que había comprado.
—Pero porque, si es mi única sobrina. Todavía falta tres meses para que nazca el nuevo bebé —le recordó sonriendo.
—Tienes razón, a Jasmín le falta cuatro meses —comentó su novio.
—¿Y cómo va a en el embarazo? —preguntó ella.
—Muy bien gracias a Dios. Nos preocupa que se cansa demasiado rápido.
—Eso no parece normal —comentó ella preocupada.
—Lo mismo pienso.
—¿Qué dice Chad? —le preguntó angustiada. Podía tener diferencias con su prima, pero la quería mucho.
—Lo mismo que pienso yo.
—Y si la llevan para un especialista —le aconsejó.
—Estoy pensando. Jasmín es muy persuasiva y va a dar de cuenta que algo malo está pasando —le comentó Erick.
—Ojalá que no sea algo malo.
—Ojalá que no.
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En la casa Johnson Collins.
—Aisha quédate quieta —dijo su madre.
—Mamá me estas jalando el cabello —dijo quejándose.
—Pero, si no dejas de moverte logró terminar contigo —dijo quejándose también.
—Pero me jalas mucho el cabello —insistió adolorida.
—Quédate quieta. No muevas tanto la cabeza —la regaño.