Mi gran sorpresa

Capítulo # 32

Capítulo # 32

En la mansión Johnson Collins.

En la sala.

—Espero que te vaya bien, papá —le dijo su hijo al despedirse de él.

—Gracias, hijo. ¿Me cuidas a mis princesitas? —le pidió él.

—Tranquilo, papá. Yo sé cómo cuidar a mis princesitas, vete tranquilito —le dijo con seguridad.

—Está bien, me voy tranquilo, hijo. Nos vemos —dijo despidiéndose.

—Adiós, papá.

Mark se fue, mientras Hans se despidió de Taisha y de sus princesitas para irse a la clínica.

Las horas pasaron como a las cuatro de la tarde sonó el timbre de la mansión Johnson Collins.

Taisha abrió la puerta.

—Hola —dijo sonriendo.

—Hola, hola —habló Jasmín sonriendo.

—Pasa.

—Espérame —dijo metiéndose con el coche—. Ya.

—Están divinos —habló Taisha mirándolos.

—Sí, pero están bien comelones —le comentó alegre.

—Así está Hanna.

—Sí, vengo a conocerla —dijo contenta.

—Están en mi habitación —dijo mirándola.

—Aisha, está aquí —le preguntó asombrada.

—Sí, ve.

—¿Cómo hago? —dijo mirando a los gemelos.

—Dame uno para ayudarte.

—Ok —entregándole a Bruno.

Taisha agarrándolo con cuidado.

—Hola, mi nene.

Jasmín agarrando a Julieta.

—Vamos.

Taisha y Jasmín subieron las escaleras y se fueron para la habitación.

—Hola —dijo Jasmín sonriendo.

—Tía Jasmín —habló Aisha emocionada.

—Hola, vengo a conocer a mi nueva sobrina.

—Está despierta —le comentó alegre Aisha.

—Ya se despertó —dijo Taisha acostando a Bruno en la cama.

—Sí, tiene como dos minutos —le comentó su hija.

Taisha cargándola con cuidado.

—¿Qué pasó?

Jasmín mirándola y detallándola.

—Está divina.

—Todos dicen que se parece a Hans —le dijo Taisha.

—Es la copia de Hans, pero en niña —dijo asombrada.

—Eso parece.

—Pero préstamela.

—Sí, acuesta a Julieta en la cama para dártela —dijo su amiga.

—Ok —habló acostando a Julieta en la cama y agarrando a Hanna—. Hola, soy tu tía.

Taisha mirando a los gemelos.

—Están divinos.

—Sí, Bruno llora demasiado —dijo ella quejándose.

—Es normal, Jasmín —dijo sonriendo.

—Sí, Alfred, ya anda medio estresado —le confesó sin dejar de reírse.

—Pobre —dijo divertida.

—Sí, je, je, je.

—¿Y cómo te has sentido? —le preguntó Taisha.

—Bien. Ya me siento como la de antes —le comentó.

—Sí, así pasa.

—¿Y cómo es la beba? —le preguntó sonriente.

—Hanna es tranquila. Solo llora cuando tiene hambre y cuando se siente sucia de resto no se siente —le dijo orgullosa.

—Bruno es llorón, Julieta ni se siente —dijo Jasmín quejándose de nuevo.

—Los bebés, no son iguales —le recordó.

—Sí, eso es verdad, y Hans. ¿En dónde está? —le preguntó mirándola.

—Está trabajando —respondió su amiga.

—Que bien —le dijo alegre.

Aisha tocándole las manitos.

—Están preciosos.

—Salieron hermosos a mí —dijo sonrisa radiante.

—No cambias —dijo Taisha sonriendo.

—No para que ja, ja, ja.

.

.

En la clínica.

En el estacionamiento.

—Me voy —anunció Hans.

—Me dejas en la casa —le pidió Maddie.

—No, ¿no quieres ver a las nenas? —le preguntó.

—No, estoy súper cansada —le comunicó.

—Ok, vamos.

—Ya te vas —dijo Erick mirando a Maddie.

—Sí, adiós —habló ella.

—Adiós —dijo Erick.

—¿Están peleados? —le preguntó su hermano.

—Sí —dijo apenada.

—Espero que se contenten, porque me agrada como cuñado —le confesó mirándola.

—Ok.

Hans llevo a Maddie para su antigua casa. Al llegar se consiguió con Jasmín y los bebés, al rato Alfred los fue a buscar.

Los días pasaron, Hanna tenía dos meses de a haber nacido.

—Lista, vámonos —dijo Taisha sacándola a Hanna.

—Estás segura que me la llevo —le preguntó él.

—Sí, llévatela. Aisha necesita ropa nueva —le dijo ella entregándosela.

—Sí, pero… —dijo nervioso.

—Sí, vez que no puedes. Llévasela a Maddie o a Chloe, ya sabes que Olivia no puedo —le recordó mirándolo.

—Sí, ok —dijo mirando a la pequeña.

—Yupi a comprar ropa —habló Aisha emocionada.

—Adiós, mi amor —dijo Taisha dándole un beso en los labios.

—Adiós, Hanna vamos a la clínica y nada de llorar —le dijo él con autoridad.

Hanna lo miraba seria.

—Perdón, se me olvidaba que solo lloras por comida y cuando estas incomoda. Es hora de irnos —dijo Hans.

Él se fue para la clínica. Al llegar la colocó en el portabebés y comenzó a trabajar, no quería dejársela a nadie más y amaba convivir con ella.

.

.

En centro comercial.

—Me gusta eso —dijo Aisha señalando un vestido.

—Yo creo que es hora de comprar, ya tienes casi veinte minutos en el mismo plan —habló su madre seria.

—Taisha…

Taisha volteando.

—Hola Lorena, ¿cómo estás? —le preguntó.

—Muy bien, ¿y esta hermosura? —le preguntó su amiga.

—Ella, es mi hija Aisha —respondió sonriente.

—Hola, mucho gusto Aisha Johnson —se presentó la pequeña y aprovecho para cambiarse de ropa.

—Lorena Ross —dijo aceptando el saludo.

—¿Y eso que estás, por aquí? —le preguntó Taisha.

—Vengo de visitar a una amiga y decidí comprar algo —le comentó.

—Que bien.

—Cuéntame, ¿cómo te ha ido? —le preguntó sonriente.

—Bien, estoy felizmente casada y tengo dos hijas Aisha y Hanna que solo tiene dos meses de ver nacido —le comentó risueña.

—Me gustaría conocerla —dijo mirándola.

—Cuando quieras, no me he mudado —dijo alegre.

—Listo, mami —habló Aisha que salió del mostrador con un hermoso vestido.

—Estás divina —dijo Taisha feliz.

—Me gusta —comentó la niña.

—Te dejo —le dijo su amiga.

—Ok, adiós.

Lorena se fue. Taisha siguió caminando y comprando la ropa a Aisha, y algo más.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.