Mi gran sorpresa

Capítulo # 33

Capítulo # 33

En el centro comercial.

—Vamos, Aisha —anunció Taisha.

—Sí, vamos, mami —dijo Aisha contenta.

Taisha y Aisha se dirigieron a la clínica. Al llegar, Taisha fue directo para el consultorio de Hans y no lo consiguió. Se imaginó que estaría con Maddie. Se fue para el consultorio de su cuñada.

Al entrar, se consiguió a Maddie con la bebé en sus brazos.

—Hola —dijo Taisha.

—Hola —dijo Maddie entregándosela.

—¿Y Hans? —le preguntó recibiéndola.

—Está viendo unos papeles —respondió con una sonrisa.

—Hola, tía —dijo Aisha abrazándola.

Maddie cargándola.

—Mi niña, ¿cómo te fue? —le preguntó contenta.

—De maravilla, tía —le respondió feliz.

—Creo que es hora de irnos —anunció Taisha.

—Sí —dijo sonriendo.

—Ok, vamos —habló Maddie. No quería que se fueran tan pronto.

Taisha salió con Hanna y Aisha para el pasillo, se consiguió con Lorena.

—Hola.

—¿Esta es la bebé que me dijiste? —le preguntó mirando a la pequeña.

—Sí —dijo sonriendo.

—Está muy linda —le dijo con sinceridad.

—Gracias —dijo alegre.

Maddie con Aisha en sus brazos.

—Vamos a buscar a tu papi.

—Sí —dijo emocionada.

—¿Tu esposo trabaja aquí? —le preguntó extrañada.

—Es doctor.

Chad acercándose a ellas.

—Hola, Taisha, aquí está mi niña —dijo él.

—Hola —habló Taisha sonriendo.

—Sabes, voy a ser papá —le comunicó feliz.

Taisha estaba asombrada.

—¿Qué?

—Sí, ojalá que sea una nena —le comentó Aisha sonriendo.

—No sabía que tenía novia —Taisha atónita.

—Sí, tenemos casi un año —le confesó el contento.

—Me entero.

—Hola, Chad —dijo, mirándolo con seriedad.

—Perdón, Lorena, no te había visto —habló avergonzada.

Maddie salió del consultorio y miró a su hermano, y espero que se acercara un poco más para ir hasta ellos.

—Hola —dijo Hans.

Lorena estaba molesta al verlo.

—Me voy, luego nos vemos, Taisha.

—Adiós —dijo Taisha sin entender.

Sophia acercándose a ellos y mirando a Lorena.

—Lorena, ven.

Lorena se fue a donde estaba Sophia.

—¿La conoce? —preguntó Taisha perpleja.

—Sí, son muy buenas amigas —habló su esposo.

—Omg.

—No sabías, ¿de dónde conoces tú a Lorena? —le preguntó Maddie.

—Somos muy buenas amigas nos conocemos cuando yo tenía catorce años. Y me atropello y me trajo para el hospital, desde ese momento se volvió una de mis mejores amigas, como es corredora profesional muy poco la venía. Ella se la pasaba en mi casa. Los fines de semana eran muy divertidos —comentó Taisha.

Todos no podían creer lo que habían escuchado.

—No sabía que te habían tropellado —dijo su hija asustada.

—Eso fue hace años. Chad, ¿quién es tu novia? —preguntó ella curiosa.

—Luego se los digo —respondió Chad y se fue.

—Ese Chad embarazo a la novia —soltó Taisha asombrada.

Maddie estaba pálida.

—¡¿Qué?!

—¿Qué pasa?, ¿conoces a la novia? —le preguntó Taisha.

—Sí, es Débora. La hermana de Adam —contestó Maddie mirándola.

.

.

En la casa de Adam.

—¡La mato! —dijo Adam furioso.

—Ya Adam es mayor de edad, ya el mal está hecho —le dijo su esposa.

—Pero…

—Te entiendo. Tienes mucho coraje y eso pasa —le habló con suavidad.

—Espero que responda ese maldito —le dijo con rudeza.

—Vas a ver que sí —habló con calma.

—Solo abrázame —le pidió.

Olivia lo abrazo con tanto amor.

.

.

En la cafetería de Adam.

—Y eso fue lo que paso en casa —Débora hablando por teléfono.

—Tranquila, mi amor. Yo estoy contigo —le dijo Chad.

—Te amo.

—Yo también, te amo.

Débora sabía que debía de tener cuidado por su bebé. Sin contar que Chad estaba al pendiente de todo y se suponía que no debía de quedar embarazada y sucedió.

.

.

En la clínica.

—Es hora de irnos —anunció Taisha.

—Sí, vamos —habló su esposo.

Taisha y Hans se fueron con sus hijas para la casa.

Al llegar Taisha le dio un baño a Hanna y luego a Aisha para que durmieran un poco. Hanna se quedó dormida luego del baño y Aisha estuvo jugando, y se quedó dormida en el pecho de Hans.

—Creo que yo también, me voy a dormir —le comunicó su esposa.

—Yo también —dijo él.

Taisha y Hans se acostaron a dormir, como a las tres horas Hanna comenzó a llorar de una manera que nunca lo había hecho.

Taisha estaba despertando.

—¿Qué le pasa? —se preguntó, salió corriendo hacia la habitación y la tomo entre sus brazos, le tocó la frente y se asustó porque tenía fiebre—. Pero, ¿por qué? —buscado el termómetro y colocándoselo en el brazo con cuidado—. Vamos a ver cuánto la tienes —los minutos pasaron y le quito termómetro, no la tenía muy alta así que le dio una medicina y se quedó con ella hasta que se quedara dormida. Como no se dormía, decidió llevársela para la cocina y comenzó a llorar de nuevo. Asustada—. Mi niña —tocándola y está vez estaba más caliente que antes, desesperada—. Voy a llamar a Hans —subió las escaleras y se fue hacia la habitación—. Hans, despierta.

Hans abriendo los ojos.

—¿Qué pasa?

—Hans es Hanna, tiene fiebre —le respondió asustada.

—¿Qué, pero ya le disté algo? —le preguntó él.

—Sí.

Hans tocándola y se asustó.

—Está muy caliente —dijo él, Hanna no dejaba de llorar—. Vamos a llevarla para la clínica.

—Sí, ¿pero Aisha? —le preguntó Taisha.

—Llama a Chloe —le sugirió.

Taisha le dio a la bebé a Hans y llamó a Chloe. Chloe se asustó al enterarse y se fue casi corriendo para la casa de Taisha.

Al llegar, Hans y Taisha se fueron para la clínica. Hans le envió hacer unos exámenes con urgencia a Hanna, le dieron un baño y no se le bajaba la fiebre, Hans y Taisha estaban asustados.

—Hans, ya no falta nada para que salgan los resultados —le comentó su amigo.




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