Mi gran sorpresa

Capítulo # 36

Capítulo # 36

Taisha y Hans se la habían pasado muy bien en la fiesta y compartir en familia les gustaba más; estuvieron riéndose, bromeando y bailando hasta el amanecer. Cada quien se había ido a su hogar a descansar.

A las doce del mediodía.

En la casa Johnson Collins.

Taisha se había despertado para comenzar a hacer el almuerzo. Todos estaban durmiendo muy a gusto y era la única que estaba despierta.

En eso sonó el teléfono.

Taisha contestó la llamada.

—Buenos días.

—Buenos días. ¿Taisha?

—Sí, soy yo.

—Soy yo, Olivia —dijo su hermana.

—¿Olivia? Pero te escucho extraña —le dijo, preocupándose.

—Es que está malo el teléfono de la casa. Te llamaba para decirte que si me puedes hacer el favor de decirle a Hans que me dé una cita para Andrés —le pidió.

—¿Y eso?, ¿está enfermo? —le preguntó angustiada.

—No, es que tiene como dos meses que no va al pediatra y como está de vacaciones —le explicó.

—Ok, yo le digo a Hans —le dijo sonriendo.

—Gracias —le dijo cortando.

Taisha terminó de hacer la comida y, rápidamente, aprovechó para adelantar algunas cosas, mientras que su familia dormía.

Al rato se despertaron Hans y las niñas. La pequeña Hanna estaba jugando con la mesa, dándole algunos golpecitos.

—Ya te voy a dar tu comida —le habló su madre sonriendo.

—Sí, Hanna —dijo Aisha dándole agua con el tetero.

—Están enormes nuestras hijas —comentó Hans emocionado.

—Sí —afirmó su esposa sirviéndole.

—Hanna, vamos a darte un juguete —habló su hermana. Buscó un peluche y se lo dio—. Juega.

Hanna comenzó a jugar con él.

—Creo que me voy para la clínica —le comentó él.

—Hans, Olivia me pidió que te dijera que le apartaras un cupo para Andrés —le informó Taisha.

—Ok, creo que esta semana no tengo muchos pacientes.

—Ok, yo le digo.

Hanna comenzó a llorar.

Taisha agarrándola.

—Ya vamos a comer —dijo sonriéndole. Comenzó a preparar la papilla de Hanna y con cuidado comenzó a dársela.

Aisha fue para el lavaplatos y agarró un plato, cereal y leche, y comenzó a comer.

Taisha dándole la papilla a Hanna.

—Aisha, en la nevera hay chocolate.

—Ok —en vez de echarle la leche al cereal, le colocó chocolate—. ¡Rico!

Taisha sonrió por lo feliz que estaba su hija.

—Me voy a bañar para salir un rato —comunicó Hans.

—¿Me llevas? —le preguntó su hija curiosa.

—Claro. Me voy en mi moto, ¿quieres ir? —le preguntó mirándola.

—Sí, papi —afirmó feliz.

—Ok, nos vamos en la moto —le dijo sonriendo.

—Tenía tiempo que no la escuchaba, pensaba que no la tenías —le dijo su esposa nostálgica.

—Sí, la tengo. La tenía guardada hasta que la busqué ayer en la casa —confesó él. Le tenía un cariño a la moto porque vivió muchos momentos con Taisha.

—Me hace recordar esos buenos momentos —Taisha riéndose.

—Te acuerdas —dijo él sonriendo.

—Sí y mucho.

Hanna estaba llorando.

—Ya, Hanna, vamos a terminar de comer —dijo ella.

—Yo me voy a vestir —comunicó su hija mayor y salió para su habitación.

—Yo también —dijo él dándole un beso en los labios a su mujer.

—Ve —terminó de darle la comida y comenzó a preparar algunas cosas del trabajo. Porque pronto comenzaría a trabajar de nuevo.

.

.

En la habitación.

Hans termina de vestirse.

—Listo, es hora de salir.

—¿Ya estás listo? —le preguntó su hija abriendo la puerta y asomándose un poco.

—Sí, vámonos, princesa —habló su papá.

Taisha entró con Hanna en sus brazos a la habitación.

—¿Ya se van?

—Sí —afirmó Hans.

—Dentro de un rato, vienen las niñeras para Aisha y Hanna —informó ella.

—¿Estás segura? —le preguntó no muy seguro.

—Sí, yo también quiero trabajar —respondió con aquella firmeza.

—Es tu decisión y la respeto —dijo él.

—Nos vamos —habló su hija.

—Sí —dijo Hans cargándola.

—Adiós. —Taisha despidiéndose con la mano.

Aisha estaba emocionada porque era la primera vez que su papi la llevaba en la moto.

Al momento de subirse, Hans le colocó el casco a su hija y la llevaría con él adelante para evitar que se lastimara, y se fueron de paseo.

Taisha terminó de arreglar a Hanna para recibir a las chicas; al rato comenzó a sonar el timbre.

Taisha abrió la puerta.

—Buenas tardes, pase.

—Gracias, soy Loli —dijo la joven sonriendo.

—Mucho gusto, Taisha Johnson. Ella es Hanna, solo tiene seis meses y tengo una de seis años. Necesito que estés casi de tiempo completo, por ejemplo, de siete de la mañana hasta las dos de la tarde o de dos de la tarde a siete de la mañana —le explicó; tenía que ser sincera y saber si podía contar con ella o no.

—Pero son muchas horas —comentó asombrada.

—Por eso lo puse de tiempo completo, o sea. Si mi esposo no puede estar aquí, yo estoy y las cuido —le explicó.

—Es que…

—No te conviene, entonces no te necesito —le dijo con suavidad.

—Ok.

La joven salió del hogar de Taisha.

Taisha mirando a Hanna.

—Creo que no será difícil —dijo suspirando.

Tocaron el timbre de nuevo.

Taisha abrió la puerta esperanzada.

—Hola.

—Hola, soy Hilary Bianco, vine por el trabajo de niñera —le soltó sonriendo.

—Necesito una niñera de veinticuatro horas, ¿puedes o no? —le preguntó mirándola.

—Sí, puedo.

—¿Qué edad tienes? —le preguntó.

—Tengo quince —le respondió.

—Estás muy pequeña —dijo ella, decepcionada.

—Pero tengo experiencia, lo juro —dijo mirándola con sinceridad.

—¿En dónde vives? —le preguntó con seriedad.

—Por aquí mismo —le dijo mirándola.

—Ok, te doy una semana —no muy segura.

—Ok.

—Ella es Hanna, solo tiene seis meses —dijo enseñándole a su hija.

—Es muy linda, no se parece a usted —le comentó con suavidad.




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