Mi gran sorpresa

Capítulo # 45

Capítulo # 45

En Italia.

—Por fin llegamos —le dijo alegre.

—Sí —comentó Alan.

—Bueno, nos vemos. Ya tengo que irme a la casa de mi suegro —le informó ella.

Mark acercándose a ella.

—Taisha.

—Mark, ¿cómo estás? —le preguntó alegre de verlo.

—Bien, vámonos para la casa —respondió, contento de ver a su nuera.

—Adiós, Alan —le dijo despidiéndose con la mano.

—Adiós —dijo él.

—Tengo que llamar a Hans —comunicó mirándolo.

—Sí, lo sé, ya es de noche, son las doce y allá debe de ser las 6 de la tarde —le comentó él.

—Vamos.

Taisha y Mark se fueron para la casa. Al llegar, Taisha llamó y habló con Hans y las niñas. Hanna, al escuchar su voz, comenzó a llorar de una manera que Taisha tenía ganas de volver de nuevo. Tenía que quedarse, había sido la elegida para las prácticas y no podía negarse. Después de hablar, Mark la llevó a una habitación para que descansara.

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En Estados Unidos.

—Aisha y Hanna, es hora de ir a la cama —anunció él.

—Sí, ya tengo sueño —dijo Aisha bostezando.

—¡No! —exclamó Hanna.

—¡Sí! —exclamó su padre.

—No.

Hans cargándola.

—Eres muy pequeña para quedarte esta hora despierta.

—¡Mami! —pidió la pequeña desesperada.

—Mami, viene en unos días —dijo él con suavidad.

—Sí, Hanna, vamos a dormir —dijo su hermana.

—Dolmil —repitió mirándola.

—Sí.

—Vamos a contar un cuento —le dijo su padre.

—¡Sí! Súper —dijo Aisha contenta.

—Supel —intentando decirlo bien.

—Vamos, princesitas —le dijo él.

Hans llevó a las niñas y les contó un cuento. Hanna se quedó dormida en la cama con Aisha; no la quería mover de allí, no quería que llorara por Taisha.

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En Italia.

Taisha se había levantado para ir a la conferencia y luego de eso se iría para una clínica a hablar con unas colegas sobre nuevos medicamentos y otras cosas. Se pasó todo el día ayudando y mirando papeles.

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En Estados Unidos.

Hans se levantó como siempre y preparó el desayuno. Como a las diez, Hilary se llevó a las niñas al parque. Hanna se portó muy bien porque le gustaba la compañía de Hilary; Aisha estaba jugando con su amigo Darien porque todas las tardes el padre de Darien lo llevaba y ellos se veían muy seguido. Más tarde, Hanna se quedó dormida e Hilary la dejó en la casa.

Hilary no estaba a tiempo completo porque estaba ayudando a su padre en el trabajo, pero seguía de niñera de las nenas. Hans bañó a Hanna y luego Aisha se bañó sola porque tenía edad para hacerlo. Comieron y Hans jugó un poco con las niñas.

—Es hora de dormir —anunció Hans.

—Shi —le dijo Hanna sonriendo.

—Wow, por fin a la cama —comentó asombrado.

—Ya está creciendo —dijo Aisha.

—Elta —dijo alegre.

Hans dándole un beso en la mejilla.

—Vamos a dormir.

Chloe llegando.

—Hola —dijo Chloe sonriendo.

—Hola, ¿cómo estás? —le preguntó su cuñada.

—Bien, ¿y mis niñas hermosas? —le preguntó su tía.

—Bien, tía —respondió Aisha.

—Biel —soltó Hanna.

—Vine de pasadita —comentó cargando a su sobrina.

—Ayer vino Olivia —le comentó él.

—Olivia me dijo que estaba pensando que se puede llevar a Aisha unos días —le dijo ella mirándolo.

—Gracias, Chloe, es mejor que se queden con papá —le respondió tranquilo.

—Ok, solo decía —dijo ella, bajando a Hanna.

Aisha cargando a Hanna.

—Vamos a dormir.

—Shi —dijo tallándose los ojitos.

—¿Y Cameron? —le preguntó él.

—Está a que los abuelos.

—Qué bueno, están descansando —dijo él.

—Sí, un poco —le comentó sonriendo.

—Los hijos crecen rápido —dijo Hans sonriendo.

—Sí, Hans, todavía me acuerdo del accidente que tuviste tú y Taisha hace meses —le dijo ella mirándolo.

—Ni me acuerdes de ese accidente, que me pone mal —dijo él serio.

—Fue horrible —recordó ella.

—Sí.

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El día del accidente.

En la casa de Chloe.

—Nos vemos, hermosa —le dijo Taisha a su hija.

—Adiós, mami —dijo Aisha.

—¿Segura que no quieres que me quede con Hanna también? —le preguntó su hermana.

—No, solo vamos para el centro y venimos rápido —respondió mirando a Chloe.

—Sí, es verdad —afirmó Hans.

—Adiós, papi y mami —dijo ella contenta.

Hans y Taisha sonriéndole.

—Adiós, hermosa.

—Adiós.

Hans y Taisha se fueron para el centro comercial; al llegar, compraron de todo, pero al regresar, Hans iba a dar la vuelta y en eso un auto estaba fuera de control lo chocó por detrás, haciendo que Hans se diera con el volante en la cabeza y Taisha se diera más fuerte. Ya que estaba abrazando a Hanna para que no le pasara nada.

Hans abriendo los ojos.

—Taisha —dijo mirando que Taisha estaba desmayada y Hanna estaba llorando; se quitó el cinturón y llamó a emergencia—. Aló, soy Hans Johnson, acabo de tener un accidente.

—Ok, ¿en dónde están? —le preguntó el joven.

Hans explicó la dirección e intentó estar sereno para que pudiera ir por él fácilmente.

—Ok, ya vamos en camino —le dijo cortando.

A Hans le dolía mucho la cabeza; así que se bajó del auto y abrió la puerta en donde estaban Taisha y Hanna.

—¡Taisha, reacciona! —exclamó desesperado.

Taisha no reaccionaba; en eso llegó alguien que nunca pensó que lo ayudaría.

—Sophia…

—¿Qué pasó? —le preguntó mirándolo.

—Tuvimos un accidente, con Taisha y mi hija —respondió él angustiado.

—Dios mío —dijo asombrada bajándose del auto—. Déjame ayudarte.

—Ok —dijo él.

—Déjame agarrar a la niña —dijo ella quitándosela. Hanna estaba muy asustada y no dejaba de llorar. Podía tener diferencias con ellos, pero jamás le desearía la muerte—. Ya, mi amor, no llores.

Hans atendiendo a Taisha.

—Taisha está muy mal.

—Voy a llamar una ambulancia —comentó ella.




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