Capítulo #46
En Estados Unidos.
En la casa Johnson Collins.
—Ya tengo que irme —anunció Chloe.
—Gracias por la visita —dijo el agradecido.
—Adiós, tía —le habló Aisha.
—Adiós, hermosa —le dijo.
Chloe se retiró dejando a sus sobrinas con su cuñado.
—Creo que es mejor que nos vamos a dormir —dijo él cargándola.
—Sí, vamos.
Los días pasaron y todo estaba bien. Taisha se encontró con Alan porque también estaba en práctica. Mark iba a cuidar a Taisha; conocía a unos doctores mañosos, hasta pasar la semana.
—Señor Mark, es hora de irme —anunció ella.
—Sí, pero te voy a acompañar hasta Estados Unidos, así me quedo para el cumpleaños de Hanna —le comunicó Mark alegre.
—Ok, me parece una excelente idea.
—Mejor vámonos en mi avión privado —ofreció él.
—Ok, vámonos.
Taisha y Mark se fueron para Estados Unidos.
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En Estados Unidos.
Hans estaba alistando a las niñas para llevarlas al parque porque era domingo.
—Súper al parque —dijo Aisha, contenta.
—Shi —soltó Hanna.
—Ya dejen, quédense quietas —dijo quejándose él; no podía vestirlas.
Hanna estaba inquieta.
—Ya estoy lista —anunció Aisha.
—Qué bien, mis niñas hermosas, es hora de irnos —dijo él cargándola a Hanna.
—Vámonos.
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En el aeropuerto.
—Ya llegamos —anunció Mark.
—Por fin, ya quiero ir a ver a mis niñas y a mi amado —comentó feliz.
—Yo me voy para la casa y luego visito a mis hijos, a mis nietas —dijo él.
—Ok —habló ella.
—Te dejo en tu casa —dijo sonriendo.
—Gracias.
Mark dejó a Taisha en su casa. Al llegar, Taisha entró, no consiguió a nadie, se imaginó que Hans la llevaría para el parque, se dio un baño y comenzó a preparar la comida. Hans estaba jugando con las niñas en el parque. Luego de jugar, se fueron a comer helados, hasta llegar a la casa.
Taisha estaba en la puerta esperándolos.
Hans abrió la puerta.
—Buenas tardes —dijo ella sonriendo.
Hans y las niñas quedaron sorprendidos.
—¡Mami! —exclamó la pequeña Hanna.
Taisha agarrándola.
—¿Cómo te portaste?
Hanna agitó las manos en símbolo de emoción.
—Me alegro, ¿y ustedes no me van a saludar? —preguntó Taisha sonriendo.
—Claro que sí —dijo Hans dándole un beso.
Aisha, abrazándola por las piernas.
—Mami, te extrañamos.
—Yo también, ya está lista la cena —informó ella.
—Qué bien, tenemos hambre —dijo su hija feliz.
—Me alegro.
—Vamos a cenar —dijo él.
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En la clínica.
—Yo creo que ya es hora de irnos —dijo Erick.
—Sí —dijo su esposa.
Mark acercándose a ellos.
—Hola.
Maddie estaba emocionada.
—¡Papá! ¿Cuándo llegaste?
—Hoy es que traje a Taisha —le respondió sonriendo.
—Qué bueno que llego Taisha —dijo ella sonriendo.
—Sí —dijo él tocándole el vientre—. ¿Para cuándo nace? —preguntó.
—En junio —le respondió ella feliz.
—¿Qué fecha? —preguntó curioso.
—Para el primero hasta el diez —dijo Maddie.
—Ya no falta nada —comentó sonriendo.
—Sí.
—¿Y cómo le vas a poner? —preguntó mirando a su hija.
—Por los momentos, a Angélica —respondió un poco dudosa.
—Está bonito.
—Nosotros nos vamos, pero si quiere, que nos vamos para la casa —dijo Erick, invitándolo.
—Sí, vámonos —dijo su suegro.
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En la casa Johnson Collins.
—Hanna, desde que llegué no has dejado de soltarme —comentó Taisha sonriendo.
—Es que Hanna te extraño mucho —dijo su esposo.
—Sí, mami, también yo —confesó Aisha.
Taisha dándole besitos.
—¿Me extrañaste mucho? Eh, mami no se va de viaje.
—¡Mamá! —exclamó abrazándola con fuerza.
—Vamos a dormir —dijo sonriéndole a su hija.
—Mami, me cuentas un cuento —pidió Aisha.
—Claro que sí.
—Shi —dijo Hanna.
Taisha se fue a contarles un cuento a las niñas; luego de contarles el cuento, se fue a acostar en su habitación.
Hans termina de leer un libro.
—¿Y cómo la pasas?
—Bien, tu papá no dejaba de vigilarme todo el tiempo —le comentó mirándolo.
—Sus razones habrá tenido —dijo sonriendo.
—Creo que sí —dijo ella quitándose la ropa y poniéndose el pijama—. Estoy cansada.
—No es para menos, mañana tengo que volver al trabajo —le comunicó él.
Taisha acostándose en la cama.
—Pero, ¿por qué? —dijo abrazándolo.
—Tengo que volver, solo será unos días, luego las vacaciones —le dijo sonriéndole.
—Qué mal, yo no puedo, es que tengo que dar el taller y luego las vacaciones —comentó ella suspirando.
—Yo te espero, por eso no hay problema —dijo dándole un beso.
Taisha correspondiéndole al beso y separándose un poco de sus labios.
—Mi amor, te extrañé mucho.
—Yo también.
Taisha lo volvió a besar; pasaron una noche inolvidable.
Los días pasaron, Taisha dio el taller por una semana, mientras que en esa semana Mark disfrutó a sus nietas y se las llevó un día de paseo para el parque, después para el circo. Aisha y Hanna se la pasaron muy bien esos días; a Olivia se le adelantó el parto y tuvo a la pequeña. Odette, una nena igualita a ella.
—¡Por fin! —exclamó Taisha.
—Sí, estoy cansado —dijo Hans.
—Mi amor, solo falta acomodar la piñata —comentó ella.
—Cómo pasa el tiempo tan rápido; ya nuestra bebé ya tiene un añito —dijo contento.
—Sí, y habla como nadie —le dijo ella, orgullosa.
—Dejen de hablar, caramba —comentó Jasmín cruzando los brazos.
—¿Jasmín, ya terminaste? —le preguntó Taisha.
—Sí, ¿y las niñas? —preguntó ella.
—Chloe se los llevó, eso incluye a los tuyos, a visitar a Olivia —dijo ella.
—Está divina la nena que tuvieron —comentó Jasmín sonriendo.
—Sí, por fin una sobrina —dijo Taisha contenta.