Capítulo # 47
Las horas pasaron. Taisha bañó a la cumpleañera y la vistió; le colocó un traje de roquera que Hanna se enamoró de la piñata de una emo y Taisha decidió hacerlo de emo. Bañó a Andrés mientras Hans se encargaba de la comida. Taisha estaba muy ocupada.
Olivia dándole el pecho a Odette.
—Parece que tiene mucha hambre.
—Está muy linda, tía —comentó su sobrina encantada.
—Sí, está hermosa.
—Sí, me hace recordar a Hanna cuando era pequeña —comentó Aisha.
—Sí, es verdad.
Taisha entrando.
—Hola.
—Hola —le dijo su hermana.
—Está hermosa —dijo dándole un beso en la mejilla a Odette.
—Adam, me va a matar —habló Olivia sonriendo.
—Ya, Hans, lo llamo, todo tranquilo, mañana te vas muy tranquila —le dijo su hermana.
—Ok.
Hans entrando.
—Mi amor, vamos, ya terminé.
—Sí, vamos —dijo ella.
Hans y Taisha se fueron para la sala al llegar. Taisha terminó todo y se fue a dar un baño. Hanna estaba en el sofá sentada.
—¿Qué pasa? Princesita —dijo Hans sonriéndole.
—¡Papá! —soltó sonriendo.
Hans estaba emocionado.
—Me dijiste, papá.
—Papá.
Hans dándole muchos besos.
—Mi amor, no sabes lo feliz que me siento.
Hanna solo sonreía.
—Vamos a comer algo.
Mientras Taisha se estaba vistiendo.
Taisha colocándose los zarcillos.
—Yo creo que hoy es un día muy especial —comentó; en eso sintió un mareo, agarrándose de la mesa y se asustó—. ¿Qué pasa? Me siento algo mareada —dijo tratando de sentarse en la cama.
Hans entró a la habitación.
—¿Qué pasó? —le preguntó, notando su palidez.
—Nada, es que estoy cansada —le mintió.
—La verdad, yo también —dijo suspirando.
—¿Y Hanna? —le preguntó ella.
—Está en el sofá sentada.
—Mi amor, ¿me puedes traer un poco de agua? —le pidió mirándolo.
—Claro que sí.
—Gracias, mi amor.
Hans se alejó de ella.
Taisha buscando el almanaque.
—No puede ser, tengo casi cuatro semanas de retraso, será que estoy embarazada, pero… Mejor no me hago ilusiones.
Hans regresando.
—Toma, mi amor —le dijo entregándole el vaso.
—Gracias.
—Voy a bañarme.
Taisha levantándose.
—Ok, yo voy a preparar lo que falta.
—Todo está listo —le informó.
—Ok, mi amor —dijo, salió y terminó de acomodar a la cumpleañera.
—Mami, están llegando los niños —anunció Aisha avisándola.
Hilary con Hanna en sus brazos.
—Todo listo.
—Sí —le dijo su hija.
—Ok.
—Hola —dijo Jasmín alegre.
—Hola —habló Julieta sonriendo.
—Hello —dijo Bruno.
—Wow, él sí es más fino —comentó Taisha, cargándolo y asombrada de que los niños de Jasmín eran tan inteligentes.
—Sí —dijo el niño dándole besos en la mejilla.
—Bruno, la vas a desgastar —comentó Alfred, como su hijo besaba la mejilla de Taisha sin parar.
—Déjalo —le dijo ella sonriendo.
—¿Y Hans? —le preguntó Jasmín.
—Se está bañando.
—Hola —respondió Chloe, entrando con Ellis y el pequeño Cameron.
—Tía —habló Cameron abrazándola a Taisha por las piernas.
—Hola —dijo ella sonriendo.
—Qué fama tiene Taisha con los niños —comentó Alfred asombrado.
—Sí, es verdad —dijo Ellis.
—No lo sé, vamos para que le den comida —dijo Taisha mirando a los pequeños.
Los niños estaban emocionados.
—¡Sí!
—Vamos —dijo Jasmín.
—Sí, vamos —habló Hilary.
Jasmín y Hilary repartieron la comida a los niños y todos estaban disfrutando. Olivia estaba en la sala con Odette, Taisha no tenía la música tan alta; los niños estaban superdivertidos. Al rato llegó un payaso y los niños comenzaron a reírse.
—Lástima que Chiara sea tan pequeña —comentó Chad.
—Sí, es verdad —le dijo Taisha.
—Taisha, Hanna, sí está enorme —comentó Débora.
—Sí, está muy hermosa.
—Cómo pasa el tiempo rápido —dijo Chad sonriendo.
—Sí —dijo ella.
Hans estaba jugando con Hanna.
—Princesa, ¿quieres agua?
—Shi.
Hans le dio agua a Hanna.
—Aisha, ven —la llamó su madre.
—¿Qué pasó, mami? —preguntó Aisha.
—Ojo con Cameron —le pidió.
—Sí, mami.
Al rato, Hans y Taisha comenzaron a hacer juegos y premios para los niños; los que se ganaron los premios fueron Julieta, Cameron y Andrés porque eran tres regalos muy buenos. Hanna se la pasó superbién a pesar de que estaba pequeña. Hans y Taisha le regalaron una casita de muñecas; las tías le regalaron efectivo; era lo mejor para ella.
—Qué día tan agotador —comentó Hans a su esposa, que había acostado a su hija en la cuna—. Lo disfruto mucho.
Taisha estaba sonriendo y la verdad era que se la pasó muy bien con sus familiares y amigos.
—Lo que más me agradó fue que ella se la pasara muy bien —expresó un poco cansada.
—Sí, no puedo creer que ya tenga un año y sea tan inteligente —expresó con una sonrisa en los labios.
—Sí, es muy despierta a su edad —lo miró, que arropaba a su hija y sintió una alegría de que Hans estuviera disfrutando cada momento de sus hijas—. Es hora de darnos un baño y acostarnos.
—Sí.
Ellos salieron de la habitación con una sonrisa en los labios y se fueron a dar un baño. La realidad era que estaban realmente agotados y merecían descansar.
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Días después.
Taisha comenzó a sentirse algo mareada y con mucho cansancio.
Taisha estaba acostada en la cama.
—Mi amor, que te vaya bien.
—Gracias —le dijo Hans acercándose a ella—. ¿Todavía te sientes mal?
—Sí.
—Ve a la clínica —dijo preocupándose.
—Creo que hoy me voy.
—Tenemos que saber qué es —dijo acariciándole el mentón.
—Yo solo quiero saber, si es lo que sospecho —dijo ella mirándolo.
—¿Qué sospechas? —le preguntó curioso.
—Más tarde te lo digo así, que al trabajo —le dijo sonriendo.