Mi gran sorpresa

Capítulo # 51

Capítulo # 51

En la florería.

—¡Ja, ja, ja, en serio! —dijo Olivia riéndose.

—Sí, ese día le dije: Alfred, por favor, déjame tranquila, ¿no ves que los niños no quieren ir?

—Pobre —dijo ella.

—Sí —en eso se sintió algo mareada—. Olivia, pásame la pastilla.

Olivia agarrando el bolso y sacando las pastillas.

—Toma.

Jasmín agarrándola la pastilla y tomando un poco de agua.

—Gracias —le dijo tomándosela.

—Jasmín, te pusiste muy pálida —comentó asustada.

—Lo sé, últimamente me he sentido un poco mal —le expresó.

—Jasmín, tienes leucemia —dijo con suavidad.

—Sí, no es tan grave. Hans, me dice que me iba a operar en un mes.

—Gracias a Dios, lo bueno que Hans se dio cuenta rápido de los síntomas —comentó aliviada.

—Sí.

—Mami, ¿tengo hambre? —anunció Bruno.

—Yo tengo comida —dijo Olivia sonriendo.

—Yo también tengo hambre —habló Julieta.

—Vengan a comer —dijo ella.

—Yo también —dijo su hija.

—Vayan —le dijo Jasmín sonriendo.

Olivia les sirvió a los niños y comieron muy a gusto; jugaron un poco. Las semanas pasaron; había pasado un mes. Jasmín le contó todo a Alfred; al principio se molestó, pero luego de la operación todo salió bien, porque a Jasmín la tuvieron que operar antes de lo pensado.

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En la casa Johnson Collins.

—Todo listo —le dijo Taisha feliz.

—Sí.

—Ya vámonos, se nos está haciendo tarde —habló Hans.

—Sí, lo sé —dijo su esposa.

—Estoy lista —habló Aisha emocionada.

—Vámonos ya —dijo Taisha eufórica.

La familia Johnson Collins se fue en la camioneta para que la señora Patricia y Lola, y pudieran conocer a la pequeña Hanna. El viaje fue tranquilo; Hanna estaba muy contenta al ver el paisaje, mientras Aisha estaba chateando por su celular, hasta que llegaron.

—Espero que te guste el lugar, Hanna —le dijo su madre.

—Claro que sí, mami —dijo la pequeña encantada.

—Hola, ¿cómo están? —preguntó Lola sonriendo.

—Muy bien —dijo Taisha sonriendo—. Ella es Hanna, mi hija pequeña.

—Hola, ¿cómo está? —preguntó Hanna alegre.

Lola estaba sonriendo.

—Muy bien.

—Hola —dijo Aisha.

—Aisha, si estás enorme —comentó asombrada.

—Sí, tiene doce —dijo su padre orgulloso.

—¡Wow! ¡Doce años! —exclamó sin poderlo creer.

—Hola —habló Patricia con un bebé en sus brazos.

—Hola, ¿y ese bebé? —preguntó Taisha.

—Es mi hijo —contestó orgullosa.

—Por fin te casaste —comentó Hans sonriendo.

—Sí, hace como tres años y apenas tuve a mi bebé —les contó.

—¿Me lo prestas? —le preguntó Taisha.

—Toma —dijo Patricia entregándole.

—Qué lindo —dijo Taisha sonriendo.

—Hola, bebé —habló Hanna sonriendo.

—Vamos, para adentro —aconsejó Lola.

—Sí, vamos —dijo él.

Entraron todos para adentro y comenzaron a hablar.

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En la casa Harris Johnson.

—Qué bueno que ya estés mejor, Jasmín —dijo su prima Maddie.

—Sí, ya quiero levantarme de la cama y caminar un poco —dijo Jasmín sonriendo.

—Jasmín, tienes que guardar reposo —le aconsejó ella.

—Ok.

—Tía Jasmín, ¿puedo jugar con Bruno? —le preguntó Melody.

—Claro que sí, ve —le dijo alegre.

Melody se fue a jugar muy tranquila con Bruno.

—Yo voy a jugar en mi laptop —comentó Julieta.

—Vamos, así vemos que jugamos juntos —dijo su padre agarrándola de la mano.

—Sí, vamos —dijo contenta.

—Parece que se llevan muy bien, Julieta y Alfred —comentó Maddie.

—Sí, en cambio Bruno pega más conmigo.

—A veces no entiendo a Melody; está tan diferente, no sé qué personalidad tiene, la verdad. Erick dice que no me preocupe, pero es raro que Melody sea así de penosa y a la vez tan directa —comentó preocupada.

—Maddie, será que no te acuerdas. Melody me hace recordar mucho a ti, pequeña, en lo físico y carácter también —dijo Jasmín sonriendo.

—¿Tú crees?

—Claro que sí, Julieta es igual a mí, solo que tiene el carácter de su padre, y Bruno se parece un poco a Alfred, pero con mi carácter —le dijo alegre.

—Es verdad.

—¿Y Hans que no ha venido? —le preguntó Jasmín extrañada.

—Se fueron de viaje.

—Qué bien.

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En la casa de playa.

Hanna estaba jugando con un gato que estaba allí, que le gustaba demasiado. Mientras Aisha estaba ayudando a Lola a preparar la comida, Taisha y Hans estaban en el jardín.

—Entonces, cuando eras pequeño, venías para acá —comentó Taisha.

—Sí, con mi madre era muy divertido —dijo él nostálgico.

—Qué bien, yo solo no recuerdo a mi madre, solo recuerdo un poco el accidente, pero es algo borroso —confesó ella.

—Será porque eras muy pequeña.

—Sí, puede ser eso.

—Mi amor, ¿por qué no comenzamos a buscar el varoncito? Hanna tiene seis años —le dijo mirándola con amor.

Taisha estaba sonriendo.

—Claro que sí, solo me quedan tres pastillas —le dijo; siempre olvidaba tomárselas.

—No te la tomes más.

—Ok.

—Sabes, he estado pensando que tenemos que comprar un juego de cuarto para Hanna; ya le hace falta —le comentó.

—Sí, estoy de acuerdo.

Hanna llegando hacia ellos.

—Mami —dijo cayéndole encima.

Taisha cargándola.

—Dime.

—Mami, vamos a jugar un rato —pidió ella.

—Claro que sí, vamos —le dijo feliz.

—La pequeña se parece mucho a usted —comentó Lola acercándose.

—Sí, demasiado —dijo Hans alegre.

—Mirándola bien, ella no fue la que salió en un comercial cuando estaba bebé —comentó Lola.

—Sí, todavía sigue haciéndolo hasta que se aburra —le dijo él.

—Hasta que se aburra —dijo con sorpresa.

—Sí, ella dice que le gusta, Taisha y yo la dejamos que lo haga.

—Qué bien.

—¡Hanna, no corras! —le gritó Taisha.

—Alcánzame —dijo divertida.




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