Capítulo # 52
En la playa.
Hanna no paraba de reírse cuando su hermana jugaba con ella y disfrutaba de cómo sus papás estaban sonriendo al verlas reírse.
—Hanna, está disfrutando muchísimo del paseo —comentó Hans observando cómo sus hijas estaban jugando y nadando como si nada.
Taisha sonreía porque Aisha era una hermana mayor maravillosa que estaba al pendiente de su hija pequeña.
—Sí, es que siempre estamos ocupados, pero me gusta que buscas la manera de que pasemos momentos agradables —dijo ella, agradecida de que era Hans con ella y con sus hijas quien buscaba la manera de cómo pasársela bien.
—Ustedes son mi mundo y me encanta estar con ustedes —aseguró agarrando su mano y besándola.
Taisha lo miró con tanto amor y ternura. Todo lo que estaba viviendo con Hans era un sueño hecho realidad y lo amaba profundamente cada día. Era el hombre perfecto que estaba dispuesto a darle todo y que amaba a sus hijas profundamente.
—Te amo demasiado.
Hans iba a besarla cuando sintió la voz de su hija menor.
—Papá.
Él respiró un poco y la miró.
—¿Qué sucede, hija?
Hanna le sonrió emocionada y lo jaló.
—Ven, quiero que estés con nosotras —dijo jalándolo más, y él casi se cae en la arena, pero su mujer estaba sonriendo divertida.
—Ve, tus hijas te necesitan. Mientras que voy a comprar un helado —anunció levantándose de la manta que la cubría.
Hans se fue con sus hijas a jugar un poco; estaba sonriendo porque Aisha era la que más se divertía y amaba verla sonreír.
Estuvieron pasando un día agradable y había llegado el momento de irse a descansar.
Hans traía en brazos a su hija pequeña, mientras que Taisha estaba sonriendo con su hija.
—Vienen agotados —comentó Lola mirándolos.
—Sí, se la pasaron muy bien —comentó Taisha sentándose en el sofá.
—Es mejor que se den un baño y coman —dijo Patricia mirándolos.
Hans llevó a su hija a la habitación.
Mientras que Taisha con su hija mayor se dieron un baño.
.
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Días después.
En la casa Johnson Collins.
La habitación de Hanna necesitaba un cambio radical.
—Creo que el color azul o verde claro quedaría bien en tu habitación —comentó Taisha.
—Sí, también el color azul cielo es más suave —le dijo su esposo.
—Mi color favorito es el azul y el blanco —dijo Hanna alegre.
—Sí, pintamos el azul abajo y blanco arriba, ponemos una cinta de color rosa claro, pero que tenga azul y blanco —le aconsejó Aisha.
—Me gusta. Me encanta, gracias, hermanita —dijo Hanna dándole un abrazo.
—De nada.
—Ok, aquí hay pintura blanca y creo que azul fuerte; Hanna, tienes que verlo, a ver si te gusta —dijo su padre.
—Ok, papi, vamos a verlos.
—Yo voy a buscar los rodillos y el periódico —comentó Taisha.
—Vamos, yo ayudo —le dijo su hija.
—Vamos.
Entre Taisha y Aisha fueron para el sótano y sacaron las cosas necesarias; luego fueron para la habitación de Hanna, sacaron todo y lo colocaron en la habitación que era de Olivia. Antes guardaron algunas cosas.
Entre Hans y Taisha guardaron en la habitación la cama de la pequeña. Aisha no tenía mucho espacio, pero acomodó la cama en su habitación y se fueron para la habitación de Hanna para comenzar con el cambio.
—Todo listo —dijo Taisha, sonriente.
—Vamos a comenzar a pintar —anunció Hans.
—Sí —dijo Hanna contenta.
—Vamos a comenzar —habló Aisha sonriendo.
—¡Yo preparo la comida! —exclamó Taisha.
—Ok, niñas, comencemos —dijo él.
Hanna y Aisha exclamaron.
—¡Sí!
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En la casa Smith Collins.
—Odette, ven —dijo Olivia.
—Sí —dijo corriendo para su habitación.
—Ponte esta ropa y que nos vamos para la casa de tía Taisha —le anunció ella frustrada.
—Sí, mami.
—Anda —le dijo ella.
—Hola, mi amor, ¿cómo estás? —le preguntó Adam.
—Muy bien, amor, me voy con Odette para la casa de Taisha —anunció ella.
—Me parece una buena idea, que Andrés esté en casa de mis padres —dijo él.
—Sí, amor, hice un pastel de chocolate con maní.
—Qué rico, luego me lo como —le dijo emocionado.
—Ok —habló ella sonriendo.
—Mami, ya estoy lista —dijo Odette.
Adam cargándola.
—Mi princesita está hermosa, parece un ángel.
—Gracias, papi.
—Vámonos —le dijo Olivia mirándola.
—Papi, bájame, ya me tengo que ir —le pidió.
—Que te vaya bien, hija —le dijo él.
—Gracias, papá.
Olivia y Odette se fueron para la casa de Taisha; al llegar, se encontraron con todo ese relajo.
—Olivia, gracias por la ayuda —dijo agradecida Taisha.
—De nada, ¿y ese milagro que están acomodando la habitación de Hanna? —le preguntó extrañada.
—Es que le hace falta un cambio; compre hasta las sábanas de la cama y todo —contestó contenta.
—O sea que es para ya —dijo asombrada.
—Sí, es para ya —le dijo alegre.
—¿Tienes ingredientes para hacer galletas? —preguntó su hermana.
—Sí, tengo —dijo Taisha.
—Listo, voy a comenzar a hacer.
—Y si me enseñas, es que siempre he querido aprender —dijo ella.
—Ok.
En eso las niñas bajaron las escaleras.
—Mami, ¿vas a hacer galletas? —preguntó Odette.
—Sí, ¿y si me ayudan? —preguntó Olivia.
—¿Por qué no hacemos una competencia? —propuso Taisha.
—Sí, me gusta —dijo Aisha emocionada.
—A mí también —comentó Hanna.
—Comencemos —le dijo Taisha.
—Vamos a comenzar con una medida pequeña para que nos alcance para todas —explicó Olivia.
—Ok.
—Vamos a buscar unos moldes —dijo Olivia.
—Creo que aquí tengo —habló su hermana.
—Ok.
Todas comenzaron a hacer las galletas; al rato todas habían terminado.
—Ok, Taisha agarró el molde de conejito e igual Aisha, las estrellas Hanna, las nubes Odette y yo las flores. Tenemos que esperar diez a doce minutos —comentó Olivia alegre.