Mi gran sorpresa

Capítulo # 53

Capítulo # 53

En la casa Harris Johnson.

—Ya vámonos, Melody —dijo Maddie mirando a su hija.

—¿Estás segura de que no te quieres quedar, papi? —le preguntó su padre.

—Sí —dijo dándole un beso en la mejilla—. Nos vemos, papi.

—Melody, por Dios, es solo un rato, ven, camina —dijo su madre sonriendo.

—Sí, mami.

Maddie y Melody se fueron para la casa Johnson Collins, para estar un rato allá. Al llegar, consiguieron a Odette llorando de una manera muy extraña.

—Ya, pequeña, no tienes la culpa, de aquí a allá tu madre te mejorará —le dijo consolándola su tía Taisha.

—Sí, mi amor. No es tan malo sacar lo malo de tu tía Taisha; puede que sea perezosa, holgazana. Es buena enfermera, nena, ve el lado positivo —pidió su madre.

—Olivia, ¿te pasas? —dijo su hermana seria.

—Ya no llores, a pesar de que las galletas quedaron malísimas, eso no importa, nena —le dijo Hans.

—Ok —le dijo la pequeña.

—Además, solo eres una nena —comentó Maddie sonriendo.

Melody comiendo las galletas de Taisha.

—¡Están ricas!

—Melody, ¡no comas eso! —exclamó Maddie asustada.

—No, Melody —dijo su tía.

—Están buenas —comentó encantada.

—Qué gustos más raros —comentó él, asombrado de los gustos de su sobrina.

—Deja de comer —le ordenó Maddie.

Melody dejó de comer las galletas.

—Hay más galletas —anunció Taisha.

—Ok, pero la de tía a mí me gusta más —afirmó Melody seria.

—Ok —comentó Taisha alegre.

.

.

En otro lado.

—Sí, ya encontré a Hans Johnson —anunció la mujer.

—Pero, ¿estás segura de que es él? —le preguntó.

—Sí, ahora es el director de la clínica —respondió.

—Entonces, no cabe duda de que es el hijo de Mark —dijo esa persona seria.

—Sí, no hay duda —le dijo sonriendo.

—¿Y qué vas a hacer? —le preguntó.

—Mañana me voy a presentar, no creo que no me recuerde —dijo ella.

—¿Y estará casado? —le preguntó, dudos@.

—No lo sé, lo voy a averiguar —dijo con firmeza.

—Ok.

.

.

En la casa Johnson Collins.

—Quedó todo lindo —comentó Hans sonriendo.

—Sí, mañana vamos a comprar el juego de cuarto y otras cosas más —comentó Taisha.

—Sí, qué emoción —comentó Hanna emocionada.

—Vamos para afuera a hacer la comida —dijo Taisha.

—Te ayudo —comentó Maddie ofreciéndose.

—Gracias, cuñada.

En la sala estaban Olivia y Hans riéndose de las fotos de estos últimos años.

Taisha bajando las escaleras.

—¿Qué les pasa?

—Recordando cuando nos sacamos una foto, cuando nos fuimos todos de viaje —le dijo Olivia contenta.

—Ah… Ok.

—Odette, ¿jugamos? —le propuso Melody.

—Sí, vámonos —le dijo sonriendo.

Las niñas comenzaron a jugar, mientras las madres se encargaban de la cena; Hans seguía con lo de la habitación, Hanna estaba jugando en la laptop de su padre. Porque la sabía manejar desde los cuatro años. Así pasaron las horas; todos cenaron muy tranquilos; luego Maddie y Olivia se fueron con las niñas, cada quien para su casa.

Ya había amanecido. Taisha y Hans, luego de dejar a las niñas en sus escuelas, se fueron para el centro comercial y compraron todo. Al rato de llegar, Taisha llegó y lavó las cortinas y algunas cosas que eran para la nueva habitación de Hanna. Al rato llegó el camión con el juego de cuarto; entre Hans y unos muchachos la armaron, mientras que Taisha estaba revisando todo para que no se escapara nada.

Hans esperó que todo estuviera en la habitación para comenzar a ordenarlo junto con su esposa y que su hija tuviera la habitación lista.

.

.

En la escuela de Aisha.

—¿Hoy te vas temprano? —le preguntó Darien.

—No lo sé, últimamente tengo que llegar a la hora que pueda, aunque he estado pensando en meterme en un curso de computación; tengo que hablar con mis padres sobre eso —le comentó.

—No me parece mala idea, Isha —dijo él.

Aisha solo sonrió; él era el único que la llama Isha. Él le dijo que era un nombre muy bonito, pero le gustaba acortárselo.

—¡Aisha!

—¿Qué pasa, Ximena? —preguntó, como su amiga se acercaba a ella.

—¿Ya te vas? —le preguntó mirándola.

Aisha mirando a Darien.

—No, ¿por qué?

—¿Es que te quería invitar para mi casa? —preguntó sonriendo.

—Será otro día, no les pedí permiso a mis padres —mirando el reloj—. Tengo que buscar a Hanna.

—Vamos —se ofreció él.

—Sí, vamos —le dijo ella sonriendo.

Darien acompañó a Aisha hacia la escuela a buscar a Hanna; algunos días Taisha le pedía a Aisha que buscara a Hanna. Porque Hilary no trabajaba para ellos. Ahora trabajaba con su padre.

—Ya llegamos —anunció Aisha mirando su antigua escuela.

Hanna estaba llorando.

Aisha estaba preocupada.

—¿Qué pasó?

—Nada —le dijo caminando hacia afuera.

Aisha agarrándola del brazo.

—¿Dime? —le preguntó seria.

—Habla, Taisha, no te va a hacer nada —dijo Darien sonriéndole a la pequeña.

—¿Mi mamá me va a pegar? —preguntó confundida y estaba nerviosa.

—Eh —sin entender.

—No, Hanna, él se refiere a mí —le dijo su hermana. A veces Darien le decía Taisha, porque decía que era lo mismo, pero sabia que lo hacia para molestarla a veces.

Hanna limpiándose las lágrimas.

—Ok, es que la maestra no vino porque está enferma; una maestra me regañó y me dijo que era muy mala y yo no soy mala —le confesó abrazándola con fuerza.

Aisha estaba furiosa; Hanna era tranquila, nunca le había gustado que le dijeran algo que no era; eso le daba mucho sentimiento y lloraba por horas.

—Espérame aquí —dijo, entra a la escuela—. Hola.

—Aisha, ¿cómo estás? —preguntó Marcela.

—Bien, maestra Marcela. ¿Quién fue la maestra de Hanna hoy? —le preguntó con seriedad.

—Yo —dijo la maestra seria.

Aisha estaba molesta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.