Capítulo # 56
Ya habían pasado unos dos meses.
En la casa Johnson Collins.
—Vámonos ya, Hanna —le dijo su madre.
Hanna bajó las escaleras.
—Ya voy.
—No le veo la necesidad de que me despidan. Regreso en dos semanas —le dijo Aisha mirándolas.
—Claro que sí, vamos —le dijo Taisha.
Taisha despedía a Aisha, que se iba de viaje con sus compañeros.
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En la clínica.
Hans estaba mirando una foto de él y Aisha.
—Mi princesa, si has crecido.
—Todos los hijos crecen —le dijo un hombre entrando al consultorio.
—Tú —dijo asombrado.
—¿Quién más, tu único abuelo? —dijo sonriendo.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó molestándose.
—Vine a verte, Hans —dijo él.
—No sé qué haces aquí, Marco —dijo serio.
—Vaya, que si eres un Ryan —le dijo alegre.
Hans estaba serio.
—Soy Johnson.
—Ok, ok —dijo mirando la foto—. Me imagino que es mi bisnieta.
—Es mi hija Aisha —le dijo mirándolo.
—¡Qué nombre más feo! —comentó, odioso.
—Cállate —dijo molesto.
—No puedo negar que es muy linda —dijo sonriendo.
—Mis hijas son hermosas —comentó, orgulloso.
Marco mirando a Hanna, que estaba abrazándola.
—Esta niña es tu copia.
—Mis hijas se parecen a mí —le dijo irritado.
—Ya veo, no veo la foto de un niño —le dijo serio.
—No tengo varones, solo hijas —comentó con rudeza.
—Lástima, no sé qué pasa en mi familia, que tengo más nietas y ningún nieto —comentó suspirando.
—No lo sé.
—Quiero conocer a mis bisnietas —le ordenó.
—No me parece una buena idea —le dijo él.
Melody entró a la oficina de su tío.
—Tío Hans —le dijo dándole un beso.
—Hilary… —dijo Marco mirándola.
—Hilary —repitió Melody.
—Eres tan linda, ¿cómo te llamas? —le preguntó sonriéndole.
—Melody Emiliana Harris Johnson —le respondió la niña sonriendo.
—Hija de Maddie —dijo emocionado.
—Sí —afirmó la niña sonriendo.
—No sabía que tenía una hija, Maddie —dijo contento.
—Es la única que tiene —aclaró, serio.
Melody dándole un beso en la mejilla.
—Me voy, tío.
—Adiós, preciosa —dijo sonriendo.
—Igualita a Hilary de amorosa —le comentó acercándose a la niña y tocándose la mejilla.
—Es un amor, la verdad —dijo él.
—Quiero ver a tus hijas —comentó mirándolo con desafío.
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En la escuela de Aisha.
—Mamá, tengo que irme —le dijo Aisha mirándola.
—Que te vaya muy bien y ya sabes, nos llamas todas las noches para saber de ti —le pidió; era difícil para ella, tenía que darle su espacio a su hija.
—Sí, mami, espero que mi papá no deje de estar molesto —le dijo un poco triste.
—Tranquila que yo lo pongo de nuevo feliz —comentó sonriendo.
—Ok, mami, nos vemos en dos semanas —le dijo abrazándola.
—Adiós, hermanita —le dijo Hanna, triste.
—Adiós —dijo ella dándole un beso en la frente; se subió en el autobús. Se fue el autobús.
Taisha esperó que el autobús saliera para irse a la clínica para hablar con Hans sobre lo de Aisha.
—Hanna, puedes ir a que tía Maddie, tu padre y yo tenemos que hablar seriamente —le pidió Taisha.
—Ok, mami.
Hanna se fue para el consultorio de su tía, mientras que Taisha entró a la oficina de su esposo.
—Hola.
—Taisha —le dijo asombrado de verla.
—¿Por qué no te fuiste a despedir de Aisha? —le preguntó muy seria.
—Por la sencilla razón de que no estoy de acuerdo con ese viaje —le dijo molesto.
—Todavía estás molesto, Hans Johnson —comentó seria y colocando sus manos en las caderas.
—Sí.
—Me parece algo tonto, si nuestra hija no se puede perder los viajes escolares. ¿Sabes cuántas veces nos lo pidió? Y ella nos ha demostrado que es una niña madura a su edad y así hace buenos amigos —dijo ella.
Hans mirándola serio.
—No me gusta lo que piensas, Aisha es una niña —afirmó molesto.
—¡No es una niña! —le gritó—. Es una adolescente que necesita tener ya su espacio.
—Deja de gritar —le dijo con fastidio—. Esto se habla en casa.
—Yo no tengo nada de qué hablar —dijo ella cerrando la puerta de golpe.
—Taisha, ¿por qué no me entiendes? —le comentó suspirando.
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En carretera.
En el autobús.
—Me alegra que tus padres te dejaran venir —le dijo Darien al lado de ella.
—Mi mamá sí, mi papá no quería —comentó ella triste.
—Qué mal, lo siento por ti —dijo él.
—No te preocupes, Darien, mi mamá me dijo que iba a arreglar las cosas y confío en ella —dijo sonriéndole.
—Qué lindo es tener una mamá —comentó nostálgico.
—Sí, es muy lindo.
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En la clínica.
—Taisha, los dos tienen razón —le dijo su cuñada.
—Estoy tan molesta, que no me aguanto —le revelo.
—Taisha, tranquila, por favor.
—Te puedes quedar un rato con Hanna, mientras me doy una vuelta por allí —le dijo levantándose.
—Sí, ve.
Taisha salió del hospital; en eso chocó con Marco.
—Mil disculpas, no lo vi.
—Me imagino que eres Taisha —le dijo Marco.
Taisha, mirándolo.
—Sí, ¿por?
—Mucho gusto, soy el abuelo de Hans —le dijo sonriendo.
Taisha estaba asombrada.
—El abuelo…
—Sí, ven, vamos a hablar en ese parque —le dijo él señalando.
—Ok —dijo alejándose con él.
Marco sentándose en una banqueta.
—¿Y cuál es tu apellido?
—Mi apellido, Collins —le respondió ella sentándose al lado de él.
—Ha… —mirándola—. ¿Eres la esposa de mi nieto?
—Sí.
—Sabes, Hans, no me quiere porque nunca acepté a Mark como esposo de Hilary, de mi hija —le dijo triste.
Taisha, mirándolo.
—¿Por qué? El señor Mark es muy bueno y muy amoroso, adora a sus nietas como nadie —le comentó ella extrañada.
—Lo sé, cuando uno es padre no ve eso así; luego de los años te das cuenta de eso —confesó suspirando.