- Querida, he pensado bastante en eso y sólo tengo una exigencia "La Valse d'Amelie" ¿La has tocado?
- Sólo una vez, pero no se preocupe puedo mejorarla de aquí al sábado. Soy bastante rápida, después de tantos años tocando.
- Me alegro, las otras las dejaré a tu criterio - dijo la mujer sonriendo de oreja a oreja - De todos modos, no todos podrían tener a una estrella en ascenso tocando en su fiesta.
Al caminar por las calles de la hermosa Praga, Katerina pensaba en la lista de canciones que quería tocar en la fiesta.
« Me parece que ella estará muy contenta »
Al llegar a casa no pudo encontrar a su padres por ninguna de las estancias por lo que luego de comer algo decidió ensayar la canción que la mujer le había pedido.
La canción evoca muchos sentimientos; de pequeña pudo aprenderla mas no perfeccionarla por lo que ahora sería una buena oportunidad, es una canción digna de su público.
Al pasar de los años consideró a su público una especie de salvación, ya que eran lo únicos que la trataban con palabras dulces ya que sus padres siempre lo hacían cuando querían algo a cambio y eso era solo algunas veces.
Al llegar sus padres oyeron la melodía del acordeón y no hubo necesidad de hablar con ella, así que dejando de lado a su hija una vez más cambiaron sus atuendos y emprendieron rumbo a una fiesta de élite a la que ellos no habían sido invitados.
« Creo que hoy puedo descansar un momento de ellos y sus exigencias, aunque de todos modos debo practicar, no puedo decepcionar a la dama »
Al siguiente día continuó con su rutina y feliz veía cómo algunos niños bailaban la alegre melodía que tocaba. Ella sentía que su vida estaba tomando el ritmo correcto, sin pensar que todo era orquestado.
- Mírala, se ve tan feliz - Se quedó en silencio pensativo - Me gustaría verla sonreír más seguido, tiene una dulce sonrisa. Quiero verla más de cerca - dijo su joven fan.
Cuando terminó la pieza ella continuó tocando una y otra, hasta que se hizo la noche; no deseaba irse y pareciera que la gente tampoco, llevaban horas mirando y escuchando. Al igual que el joven Viktor. Había otra vez descuidado sus labores, desde que la había conocido comenzó a trabajar a deshora, porque pasaba todo el día si era necesario en la plaza viendo a su amada tocar.
No dejaba de pensar en ella en ningún momento del día y de la noche; muchas veces tenía que salir al patio a despejarse al verse superado por los recuerdos de sus manos sobre las teclas o sus brazos moviéndose al compás de la música. O de recordar su cabello ir al ritmo del viento o de sus labios abriéndose levemente. Todo de ella le fascinaba al punto de la locura.
« Qué me has hecho bella Katerina, que ansío ver que posas tus ojos en los míos. Anhélame como yo lo hago, deséame como yo lo hago. »
Él estaba impaciente, deseaba que el tiempo pasara más rápido para pronto estar junto a ella sin limitantes.
Al día siguiente comenzaba su nueva rutina. Debía levantarse temprano para trabajar en la plaza para luego regresar a casa, cambiarse y partir a sus clases y más tarde ensayar en sus propias instalaciones. Ella esperaba hacerlo bien, no quería defraudar al director del teatro, ni a sus padres como hace años.
-¿Eres estúpida? Como no puedes tocar esa melodía. Hasta yo podría, más te vale de aquí a mañana sacarla.
Al día siguiente y al siguiente Katerina de 12 años no podía tocar aquella pieza musical.
Sus padres habían cancelado sus clases de música después de sólo un año de ellas, consideraban que había adquirido los conocimientos necesarios para seguir sola. Pero seguía fallando.
-Idiota, eres una inútil. ¿Y tu promesa? ¿No serías la mejor? - La niña recibía golpes uno tras otro, su espalda le comenzaba a irritar, pero lo que más le dolía era el corazón.
-A ver querida, entrégame el látigo - su padre le dio otros cinco latigazos y la mandaron a ensayar después de recibir otra amenaza.
La pequeña músico lloraba angustiada y con miedo del día de mañana. La melodía hacía contraste con el estado de su corazón. Lloraba mientras las notas sonaban felices.
« ¿Por qué ellos son así conmigo? ¿Por qué me lastiman así? No saben lo difícil que es, no puedo tocar sin mi profesor, es realmente difícil. Duele, duele mucho. »
Los recuerdos se le amontonan sin control. No puede prevenirlos, sólo llegan uno tras otro.
-Mamá me salió, por fin me salió - ella saltaba de alegría frente a sus padres.
-Si, que bueno. Iremos a una fiesta con tu padre. El conde dará una y no podemos no ir. Sigue practicando otra, te evaluaremos mañana.
-Pero ya es tarde - la pequeña Katerina hizo un tierno puchero.
-¿Estás contrariándome?
-No mamá, perdón. Seguiré ensayando - después de una pequeña reverencia dio vuelta a su habitación.
-Esa niña fue una pésima decisión - dijo la mujer
-Ni que lo digas. ¿Vamos?