8 de Julio de 2017, Base Aérea,Condado de Lincoln, Nevada.
En la zona de mando subterránea, aquel lugar del cual pocos sabían su existencia. Un caos mayor al de la tormenta que se daba afuera, se llevaba a cabo.
La Dra. Murphy caminaba tirando de su cabello pelirrojo, cómo sí eso aliviará su estrés. El Coronel Williams gritaba al teléfono siendo observado por todos en el lugar, cabizbajos claramente, de ser notados por el hombre podrían sufrir su ira.
-Oye. No deberías estresarte tanto. ¿Sabes?, eso te hará envejecer más rápido. Podrían salirte arrugas.
Comentó Wagner por primera vez. Observaba la casita de naipes, recién terminada, con orgullo. Mientras giraba ligeramente en su silla giratoria con una sonrisa ladeada.
-Te lo preguntaré por última vez. ¿Obtuviste tus títulos legalmente?. - se detuvo a preguntar un tanto incrédula de su tranquilidad. -Sigo sin creer que seas un genio.
La bata de la doctora volvió a sufrir los movimientos de su caminar. Siendo arrastrada por los aires con sus pasos veloces. Deseó no ser tan obvia, pero su ansiedad ante la situación y la falta de interés por parte de su lamentable amante la superaron en gran medida.
-Jean, Murphy.- pronunció con suavidad aún concentrado en la construcción frente a él.- Con gusto te desestreso.- elevó una de sus oscuras cejas en su dirección. Sopló derribando la casa de naipes.
-Eso, sería "desastroso".- sonrío ante su juego de palabras.
Talvez era un idiota, pero la hizo olvidar todo lo que ocurría afuera..y adentro.
-¡Bien. Tengo pésimas noticias!.- gritó llamando la atención de todos en la sala. - La U.C.P me informó que luego de perder la señal con los custodios del sujeto, se lograron hallar sus restos...incinerados en la carretera. - observó detalladamente cada expresión de sorpresa en los presentes.
Todos en la sala habían vuelto a sus labores, esperando por nuevas instrucciones, excepto aquellos dos. Uno tenía preocupación por la niña y el otro por su sujeto.
-¿Que hay con 27?- sonaba por primera vez un tanto preocupado, pero lo disimuló bastante cuando empezó a beber de su cajita de jugo de naranja.
Luego de juzgarlo con la mirada la Dra. Volteó a ver al coronel.
-¿Si, que hay con Astra?.- se sentó sobre el escritorio junto a Wagner. - ¿La hallaron?.
-La tormenta no les permitió demasiado, pero gracias a los satélites hallaron el camión volteado en la carretera. Aún no se sabe nada del sujeto, pero comenzarán a trabajar cuanto antes sea posible.
-¿Cuando sería eso?-los irritantes sonidos del jugo de Wagner le dificultaba concentrarse.
-En cuánto termine la tormenta o se asiente un poco. No es posible hacer nada por el momento.
Murphy miró al principal provocarte de su irritación, Wagner y su cajita de jugo. Luego a Williams y su ineptitud.
-¡Vamos!. Murphy. Puedes decirlo. Tenias razón. La U.C.P está lleno de inútiles. No debí confiar su investigación. ¡Adelante, hazlo!. -Williams ya estaba frustrado eso no era bueno para nadie, menos encerrados todos a causa de una tormenta.
Los ruidos del jugo de Wagner eran cada vez más pausados e irritantes, le quedaba poco líquido, era evidente.
-No lo haré. ¿Acaso servirá de algo, eso a quién ayudará?. - intentó poner su mejor cara. Lo último que necesitaba a un hombre molesto que la fastidiara mientras resolvía el asunto. - ¿porque no va a fumar un poco?. Nadie se enterará.
La felicidad en el rostro de Williams no tenía precio. Esperaba oír eso desde hace horas.
-Escucha, Ginny. Algún día serás una excelente esposa.
Para su suerte las carcajadas de Williams desaparecieron cuando este cruzó la gran puerta metálica. De oírlas un segundo más le tiraría una silla por la cabeza.
-Es Jean. - murmuró molesta mientras le arrebataba la caja de jugo a Wagner. El hombre no se atrevió a decir palabra alguna. Era hora de ponerse a trabajar.