Oscura Obsesión

Capítulo 3

Dekeam

Una cadena me ata por el pie a la pared, tengo la suficiente libertad como para poder caminar por la mayor parte de la habitación, entrar al baño y poder recostarme en la cama, el sujeto entra tres veces al día para darme de comer, cada vez que entra apaga la luz, siempre me ordena que me pare en la esquina más alejada a la puerta, algunas veces se queda hasta que termino de comer antes de salir enciende la luz para mirarme durante algunos segundos, luego cierra la puerta con llave detrás de él, siempre lleva puesta esa horrible máscara, una chaqueta beige, unos vaqueros azules y unos tenis negros.

— Está vez no dejes nada en el plato. — Detesto tener que cocinar por gusto, lo sabes.

— Lo lamento, no tengo apetito. — Algunas lágrimas se escapan de mis ojos.

— Sabes que no me gusta verte llorar, no lo hagas. — Dice en un tono algo pesado. — Come todo o dejaré de traerte comida.

Asiento con la cabeza rápidamente intentando comer lo más rápido que puedo para que se vaya, detesto que se siente junto a mi deteniendo mi plato mientras como.

— ¿Me tienes miedo?

— No. — Digo tomando valor. — ¿Debería?

— No.

Se acerca a mí para intentar acariciar mi cabello, instintivamente evito el contacto haciéndome hacia atrás, el deja su mano tendida en el aire por unos segundos antes de retirarla haciendo un puño, puedo notar lo fuerte que está apretando su mano.

— ¿Qué te pasa?

El sujeto tira el plato hacía la pared, este se rompe en varios pedazos sobre la cama, el sujeto está muy alterado, su mano tiembla y su respiración se agita. Rápidamente se acerca a mí poniendo su mano en mi cuello, su rostro está a centímetros del mío, lo único que nos separa es esa máscara.

— ¿Cuál es tu problema Dekeam? Te lo estoy dando todo ¿Así es como me lo pagas? ¿Con desprecio?

El sujeto saca un cuchillo, lo pone sobre mi mejilla y prosigue.

— ¿Por qué no? — Dice con voz temblorosa.

— ¿Por qué no...? — Digo con voz sumisa y entrecortada. — No entiendo.

— ¿Por qué no dejas que te toque? Solamente quiero tratarte bien y tú no me lo permites.

— Lo siento, no fue mi intención ofenderlo. — Digo para intentar tranquilizarlo.

— Está bien, está bien. — Dice retirando el cuchillo de mi mejilla. — Solo se más amable la siguiente vez y déjame acariciar tu rostro y tu cabello.

En ese momento suelta mi cuello y me da un fuerte abrazo, no me queda más que seguirle el juego, mi instinto de supervivencia me dice que si quiero salir de aquí con vida tengo que jugar su juego, seguir sus reglas y con el tiempo quizás se me ocurra un plan para salir de aquí.

El sujeto comienza a limpiar los trozos del plato de la cama y del suelo, lo ayudo a recoger uno que está cerca de mí.

— Déjame hacerlo, puedes lastimar tus manos. — Dice tomándolo.

— Gracias. — Digo haciendo mi mejor intento por sonreír.

El sujeto sale de la habitación con todos los trozos del plato, escuchó como cierra los pasadores, uno, dos, tres, cuatro y cinco. Hay cinco pasadores en esa puerta. ¿Cómo voy a salir de aquí? No sé ni siquiera si hay alguien buscándome haya afuera. ¿Cómo estarán mis padres? Mi madre debe estar desconsolada, mi padre quizás muy alterado, y Jasper... Jasper me estará buscando junto con Ian, eso puedo asegurar, ellos siempre fueron buenos amigos desde que los presenté.

Sacudo las sábanas por si algún trozo de porcelana quedó allí, veo algunos pequeños trozos caer al suelo así que los recojo para ponerlos sobre la mesita de noche, luego de eso voy a darme un baño, no tengo ni la menor idea de qué hora ni qué día es, no sé si es de día o de noche, tampoco sé cuánto tiempo llevo aquí, yo creo que llevo cinco días aquí, tal vez seis. Después de todo el solo me trae comidas, no me deja en claro si es desayuno, almuerzo o cena, y claro, siempre me da lo mismo las tres comidas del día, el menú de hoy fueron vegetales al vapor, un poco de arroz y dos salchichas, el fresco parecía ser agua sacada de un charco, pero no discuto con ello, de verdad tenía bastante sed como para hacerlo.

Me doy una rápida ducha siempre con un ojo en la puerta para saber si alguien entraba al baño, no quiero que ese tipo me vea desnuda, cerraría la puerta con llave, pero por la cadena no puedo ni siquiera cerrar bien la puerta, es más debo bañarme con el pie que tiene la cadena afuera de la ducha por qué no puedo quitarme el pantalón por esa tonta cadena, solo lo bajo lo más que puedo hasta mi tobillo al igual que mi ropa interior, al salir de la ducha subo mi ropa interior y mi pantalón, me pongo el sostén, mi blusa y el suéter que el sujeto me dio, por alguna razón en este lugar hace mucho frío.

Camino hacía mi cama mientras seco un poco mi cabello con la toalla, mientras camino siento dolor en mi pie, doy pequeños saltos en un solo pie hasta llegar a la cama, reviso mi pie, hay algo de sangre brotando de la herida, me corté con uno de los trozos de porcelana del plato, es del tamaño de un grano de frijol y duele mucho, tomo valor antes de retirarlo, intento contener las lágrimas y mi voz, pero al instante en que lo saco de mi pie dejo escapar un pequeño grito, la sangre comienza a brotar un poco más rápido y en mayor cantidad, escucho el sonido de los candados, se abren uno a uno, finalmente el sujeto entra con un arma en la mano, me doy cuenta que no lleva la ropa que siempre usa cuando viene a verme, estoy segura de que al escucharme gritar se asustó y vino a toda prisa, solo le dio tiempo para ponerse la máscara.

— ¿Ahora qué? — Dice molesto.

— Me corté, aún había trozos del plato en mi cama. — Señalo mi mesita de noche para que se dé cuenta. — Había uno en el suelo, no lo vi.

— Déjame ver.

Guarda su arma mientras se aproxima, se pone de rodillas para revisar mi pie.

— Voy a ir por mi botiquín, no te muevas.



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En el texto hay: misterio, secuestro, acosador

Editado: 09.04.2023

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