En la mañana síguiente Celeste se fue a trabajar más tranquila sabiendo que sus hijos eran bien cuidados en casa de su hermana.
Cuando llega al trabajo se encuentra con la noticia que el nuevo director ejecutivo que le presentaron hace 15 días atras había despedido a tres secretarias en menos de un mes. Los empleados lo catalogaban como un hombre arrogante, grosero y difícil de tratar. Se trataba de Vincent Farrel el hijo del dueño de la compañía y Cinco años menor que ella.
—Celeste— le dice Howard Farrell, su jefe y dueño de la compañía —eres la persona más antigua en mi empresa, conozco tus habilidades y tu forma de trabajar, en todos estos años no he tenido quejas de ti, lo cual hace que ponga mi confianza en ti. Mi hijo... esta pasando por un mal momento y por lo que veo ya hay muchos comentarios negativos de él. Quiero que tu seas su secretaria.
Celeste solo asentia y escuchaba, ella había aprendido a lidiar con todo tipo de jefes, ya tenía siete años de trabajar para otros y decidió tomar ese nuevo papel de ser la secretaria de Vincent Farrel. "A lo mejor no es tan malo como dicen" pensó ella.
—¿Que crees que estás haciendo?— le grita Vincent desde la entrada de la oficina. Celeste pega un brinco. —No toques mis cosas sin que yo te lo ordene— le termina de gritar casi cerca de su oreja que por poco le estalla el tímpano. Los ojos de él eran dos órbitas enormes que palpitaban con recelo. Los de ella eran como chispas humeantes capaces de encender cualquier cerilla.
Celeste ardía por dentro, soltó los documentos que tenia en la mano y los dejó sobre el escritorio. De espaldas a su jefe respiraba profundo tratando de calmarse, ella solo estaba arreglando su escritorio. Eso no le daba derechos de gritarle de esa manera. Se voltea y lo queda mirando.
—Puedes marcharte. No te necesito— responde Farrel con sus ojos metidos en una carpeta.
Celeste no obedece, va y se sienta en un mueble saca su libreta de apuntes y un lapicero y comienza a escribir. Vincent levanta la cabeza y la ve escribiendo. Su paciencia se estaba agotando ya que él es un hombre que solo da una orden una sola vez. Levantó el teléfono y llamó a seguridad.
—¡Quiero que saquen a una mujer de mi oficina en estos instantes!— grita frustrado.
Celeste se apresura a terminar de escribir calculando el tiempo que se pueden demorar los guardias hasta llegar a la oficina.
—No se que trauma tiene del pasado pero eso no le da derecho de tratar a los demás de esa manera— pronuncia con determinación dejando una hoja en su escritorio. Vincent se sorprende y arruga su entrecejo —Todos tenemos normas de convivencia y aquí le dejo las mías Señor Farrel. No voy a renunciar a ser su secretaria y usted no me puede despedir ya que fui contratada por el señor Howard.
Dos guardias entran al lugar buscando a la mujer que iban a sacar y solo ven a Celeste.
—¡Que esperan! saquen a esta mujer— exclama Farrel señalando a Celeste. Los guardias sorprendidos se acercan.
—No hace falta— replica ella levantando las manos, —ya me iba.
Ella se va y los guardias la siguen más atrás.
Los otros compañeros murmuraban entre ellos. Se preguntaban que habia sucedido en aquella oficina.
Vincent ojea el papel que Celeste le dejó en el escritorio y después de leerlo y releerlo, se enoja apretando el papel entre sus manos y lo tira al bote de basura mordiendose los dientes y golpeando la mesa con su puño.
—¿Como se atreve?— exclamó.
Celeste caminaba hasta su casa, iba reflexionando acerca de lo que pasó en la oficina. "Quizás le hace falta unas cuantas clases de educación a ese hombre. Tengo dos hijos y cuando uno de ellos desobedece les recuerdo las normas de convivencia en casa".
A ella se le ocurrió escribir unas normas para su jefe arrogante.
Señor Vincent para vivir pacíficamente cada día laboral espero que tenga en cuenta algunas normas de conviviencia:
1. Salude de manera amable a los demás.
2. De las gracias y pida el favor.
3. No Grite. Controle el tono de voz cuando se dirija a su subalterno.
4. Respete y valore el trabajo de los demás.
5. Brinde un trato gentil, respetuoso y amable y verá que sera mutuo.
6. Respete el tiempo de los demás y evite interrumpir innecesariamente las labores de su subalterno.
—Mamá llegaste— le gritan sus hijos cuando la ven llegar.
— mis pequeños ¿ como se portaron hoy?— menciona celeste con una sonrisa en sus labios. Se olvidó del incidente con su jefe y sonreía de felicidad al tener a sus hijos junto a ella.
—Bien mamá, le hicimos caso a la tía Stacy, no salimos a la calle y yo hice mi tarea—. Le responde Jacobo.
—Yo también mamá, ¿podemos armar el arbol de navidad?— responde Jeremy con entusiasmo.
—Si, eso es precisamente lo que vamos hacer— responde Celeste mirando la sala, llevándose una sorpresa —¿Y dónde está la tele?
—Se la llevaron los hombres— responde Jacobo con impotencia. Los hombres son los acreedores a los que Celeste les debe una cantidad de dinero.
—¿Porque se la llevaron si yo deje mi cuota?