Otro Chance al Amor (un milagro en navidad)

Capítulo 5 Evento de fin de año

Todos en la empresa murmuraban del evento de fin de año, cada día no había más tema de conversación sino de como va hacer la gran gala de la noche.

Comentaban si Vincent Farrel era capaz de comportarse en público. Si no se iba a emborrachar y formar su trifulca en medio de todos los presentes. Muchas especulaciones y palabras mal intencionadas llegaron a oídos de Celeste.

La mujer defendía a capa y espada a su jefe; sin embargo no sabía si él realmente asistiría al evento.

El gran día esperado llegó y cuando Celeste se pone su vestido azul  brillante colgando en sus hombros deslumbró a toda la multitud con su hermosa presencia.

Buscaba con su mirada a su jefe sin ser visto por ningún lado. Lo que sí llamo su atención fue la gran decoración del salón: luces navideñas y farolillos en cada esquina.

Celeste lo primero que pensó fue en Vincent "realmente no va a venir ya que odia todo lo relacionado con la Navidad" piensa ella y se va por una bebida cuando de repente mira que su jefe está llegando por el portón principal acompañado de una despampanante mujer joven y muy linda. Celeste arruga su entrecejo y trata de identificarla pero no reconoce quien es.

Vincent caminaba como sonámbulo al lado de la mujer, tanto así que pasó por el lado de Celeste y ni siquiera la saludó. Ella no se sorprendió ya que se estaba acostumbrando a la personalidad de él.

Celeste sin darle importancia, se reúne con sus amigas en mesa y comienzan a hablar, a reír y bailar. Cuando de repente se escucha una algarabía donde estaban los directivos.

—¡Vincent baja la voz y deja de beber!— le reclama Howard.

—¿Porque papá? ¿no quieres que se enteren de la verdad?— decía él recriminado a su padre. —fui yo quien mató a mi esposa y a mi hija, debo pagar por ese crimen. Yo las envié a ese viaje de camino a la muerte. Soy un asesino.— gritaba saliendose de control.

Celeste, al igual que los demás presentes lo habían escuchado gritar. Mencionaban lo violento que era con la bebida.

Celeste se levanta de la silla y se va a buscarlo.

—Señor Vincent es hora de irnos— le pide tomándolo por el brazo.

—Esto no se ha terminado. Todavía hay mucho que disfrutar.

—Usted no quiere estar aquí. Hay muchos adornos navideños y se que usted los odia.— susurra ella cerca de él, dejando su cálido aliento en su cuello. Vincent la miraba a los ojos. Por fín una mujer que entendía sus sentimientos. ¿Pero como sabe ella que odia la Navidad?

—Mi familia murió un 20 de diciembre— le confiesa apretando los dientes —no me gustan los adornos porque me traen malos recuerdos.

Celeste al escucharlo se le humedecen los ojos. 

—Mi esposo también falleció— responde ella mordiendose el labio. —Los adornos también me traen muchos recuerdos y a mis hijos les encanta la Navidad. No los puedo privar de esta fecha especial.

—Tenemos algo en común— le dice él sonriendo. Celeste queda anonada con su elegante sonrisa. Durante el tiempo que trabajaban juntos nunca lo había visto sonreír. Vincent hace para llevarse un trago a la boca y Celeste se lo impide. 

—Debo irme. Mis hijos están solos en casa.

—Si claro, este evento no es para nosotros— responde Vincent levantándose —Salgamos de aqui.

Se apoya del brazo de Celeste y los dos se van del evento. 

Ella para un taxi para enviar a Vincent a casa.
—¡No quiero ir a casa! ¿Tienes otro lugar donde ir?
—Señor Farrel, mis hijos me esperan en casa. No lo puedo acompañar a otro lado.

—Bien, ¡vayamos a su casa y celebremos aya!

A Celeste  se le dificulta creer la petición que le hace Vincent. ¿Qué va hacer en su casa? ¿Porque quiere que lo lleve?

Ella no lo entendía, Vincent le grita dentro del taxi que entre y los dos se van a la casa donde están sus hijos.

Cuando los niños la ven llegar salen corriendo a recibirla. Jacobo y Jeremy miraban a Vincent  frunciendo el ceño y arrugando los labios en señal de disgusto.

—¿Quién es él mamá? Y ¿porque lo has traído?— comenta el pequeño Jeremy. 

—Niños, él es mi jefe Vincent Farrel y hoy nos va acompañar a cantar los villancicos en la novena—. Fue lo primero que se le ocurrió decir a Celeste. 

"Sino porque otra razón nos estará visitando". Pensó ella.

Vincent se queda perplejo por el comentario de Celeste. ¿Qué vino a que?  ¿A cantar villancicos? ¡Noo! Él salio del evento para sentirse mejor. Tampoco quería ir a su casa por la soledad de su habitación. Solo quería hablar con alguien y calmar la ansiedad que le había producido las copas de alcohol que había consumido. No se sentía preparado para hacer una novena navideña. 

De pie en el umbral de la puerta sintió un deseo de devolverse y salir corriendo de allí; sin embargo al poner un pie dentro de la casa su corazón palpitó con gozo, que cedió ante la petición de Celeste y ante la mirada retadora de los dos niños que llevaban los brazos cruzados y lo sentenciaban con los ojos.

—Niños, está noche celebraremos la novena con villancicos— Exclama gozoso sentándose frente al pesebre.




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