Otro Chance al Amor (un milagro en navidad)

Capítulo 6 Hogar dulce hogar

La novena había terminado y Celeste le ordena a los niños que se vallan a la cama.

Jacobo el mayor no se quiso mover de la sala hasta que Vincent se fuera de la casa. Lo miraba con recelo y no aceptaban que Vincent estuviera muy cerca de su mamá.

La verdad es que Celeste también tenía mucho sueño y deseaba que Vincent se fuera a su casa para ella irse a descansar.

—Me voy a quedar a dormir en el mueble—exclama vincent haciendo que el niño abra los ojos como plato y Celeste se lleve la  mano a la boca.

—Vincent soy una madre de dos niños y los vecinos saben que soy viuda. No te puedes quedar, que van a pensar de mi. Esta casa es de mi hermana. Tienes que irte.

—Mamá quieres que lo saque a golpes— decía Jacobo del otro lado con las manos empuñadas.

Vincent se acomodaba en el mueble. Había una paz especial que sentía en esa casa y hasta que no descubriera que era aquello no se iba a ir de allí.

—Celeste déjame quedarme solo esta noche, prometo que no los voy a molestar —suplicaba uniendo sus manos y mirándolos como si fuera un cachorrito sin hogar.

Celeste se reía por dentro. ¿Quién lo viera? ¿El arrogante jefe suplicandole por un rincón en su humilde hogar?

De tanto rogar, se le permitió a Vincent quedarse esa noche, Celeste daba vueltas en su habitación pensando en él. Es un empresario acostumbrado a vivir bien y prefirió dormir en un apretado mueble que irse a su casa y también le sorprendió la manera en que el hombre se comportó en la novena, hizo muchas lecturas y cantó con los niños. Fue una noche muy especial.

En la mañana siguiente Celeste madruga para meterse a la cocina y hacer el desayuno.

—¡Oye tu!— murmura Jacobo golpeando la costilla de Vincent —si me ganas un partido de fútbol te dejo acercar a mi mamá. Si pierdes te alejas los más que puedas de ella.

Vincent se levanta al baño y luego sale a la terraza de la casa donde lo esperan los niños. El tiene rato que no juega fútbol, se puede decir que desde que tenía 20 años no juega. Le toca jugar y tratar de ganarse la confianza de los niños.

—Que comience el juego— grita uno de ellos.
Inician el juego Vincent corre junto con ellos, trata de quitar la pelota, cae al suelo, se levanta nuevamente sigue corriendo y en ese momento Jeremy le pasa el balón y en un movimiento rápido patea y se grita un goool

—¡Jeremy eres un traidor!— le grita su hermano. 

Vuelven nuevamente en posición, corren saltan y patean Jacobo mete un gol y Luego otro.

Celeste sale a ver que hacen los niños y sonríe cuando los ve jugar con Vincent, pero ella tiene miedo que los niños lo vallan a lastimar. El se ve tan delicado, tan limpio. Y aya fue a caer en el suelo. 

Celeste se tapa los ojos y lo ve levantarse y correr tras el balón. Prefirió seguir adentro con el desayuno que ver las caídas de los jugadores.

Cuando están en mitad del juego se acercan dos hombres a la casa.

—Hey chiquillos ¿donde está su madre?

Jacobo detiene el juego, Jeremy se pone a su lado y los dos enfrentan a los hombres. 

—¿Quienes son ellos? — pregunta Vincent 

—Son los acreedores, mamá les debe dinero y cada vez que vienen se quieren llevar algo de la casa, hoy no se lo vamos a permitir— responde Jacobo —Jeremy ve por el bate.

Su hermano se adelanta y detrás de la puerta saca dos bates, pero antes que Jacobo tome el suyo Vincent se lo arrebata de las manos y amenaza a los hombres:

—¡Esta familia tiene quien los defienda!

—¿Que hacen mocosos? ahora tienen guardaespaldas— refiere uno de los hombres con gracia y el otro suelta una carcajada. 

Vincent se adelanta a golpear a uno de ellos, el hombre esquiva el golpe y le da un puño en el abdomen sacándole el aire.

Jacobo le quita el bate a Jeremy y se adelanta a golpearlos. Vincent se vuelve a parar y le da al otro hombre en la quijada volteandole la cara.

La algarabía de la pelea se escuchaba en la calle y Celeste salió corriendo a ver que pasaba. 

Los hombres golpeaban a Vincent,  Celeste interviene para que no lo sigan golpeando, la pelea se detiene.

Vincent negocia con ellos en pagar todo lo adeudado con tal de que no se vuelvan aparecer por aya. 

Aparte también los amenaza con una orden de arresto si los ve merodeando por el lugar.

A celeste no le pareció adecuado que su jefe le saldara esa deuda, pero miró a sus hijos que respiraban miedo cada vez que esos hombres llegaban y por ellos aceptó la ayuda de Vincent.

Dentro de la casa, Celeste le curaba las heridas que tenía Vincent acercando su rostro muy cerca de él pasando sus manos por su torso descubierto.

Los niños gritaban de alegría cuando vieron nuevamente la televisión en la sala, fueron solidarios con Vincent y lo aceptaron en la casa como un amigo de su madre. 

Desde ese día se hizo amigo de Jacobo y de Jeremy ganando la confianza de los niños y no sólo de ellos, si no también de Celeste que abría un espacio en su corazón para Vincent.




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