Papá de Repuesto

✰✰ CAPÍTULO 9 ✰✰

Giovanni.

 

—¿Adalyn estás aquí? —preguntó entrando al baño.

 

Al fondo escucho ruidos, como si alguien estuviera tosiendo, camino hacia la puerta.

 

—Adalyn —vuelvo a llamarla.

 

No se ni para qué vine detrás de ella, es que ni se para me preocupo por esa mujer arrogante, engreída, es que solo me causa estrés y enojo.

 

—¡Adalyn! —volví a pronunciar su nombre. Me acerqué a la puerta y la abrí despacio, al ver a la mujer inclinada frente al retrete me tensé. —¿Se encuentra bien? —pregunté.

 

—Estoy bien —dijo levantándose.

 

—¿Segura? —me miró por un instante.

 

—Sí —se acercó al lavabo y se lavó la boca y las manos.

 

—¡No sé ni para qué me preocupo por usted! —exclamó.

 

—No tendría porqué, pero le agradezco mucho —me mira a través del espejo. —debería salir de aquí antes que vayan a pensar cosas que no son —sugiere. —si alguna mujer lo ve aquí va a pensar que…

 

—No tiene que decir nada más, ya salgo —algo me decía que no debía entrar.

 

—Giovanni, lo siento es que estoy abrumada todo es un problema siempre —dice recostandose a la pared. —alguna vez se sintió como si nadie valora lo que hiciera por más esfuerzo que hace nadie lo ve —me mira se ve pálida.

 

—Algunas veces sí, pero no por ello me detengo —mi voz sale como reproche.

 

—Me iré a descansar que tenga una linda noche, mañana a las ocho es la reunión con el proveedor —dice sería.

 

—Adalyn, yo no quise…

 

—Descuide señor Di Marco, tampoco me detengo, si fuese así; hace dos meses hubiera tirado la toalla, se que nadie va ver el esfuerzo que haga, lo único que notarán serán mis fallas y mis caída, pero no les daré ese placer —sus tacones resuenan en el mármol.

 

La sigo de cerca, pero no digo nada, tiene la razón en decir que nadie verá sus esfuerzos sólo sus derrotas, y yo soy uno de ellos, tal vez no es la mejor manejando la empresa, pero estos días he visto todo el esfuerzo que ha hecho para que Industrias de textiles Maxwell no quedara mal ante Franchesi, y ahora está buscando cómo surtir los materiales faltante que su proveedor no le proveyó.

 

—Soy uno de esos que solo espero que falles —suelto entrando al elevador.

 

—Eso lo sé, no es secreto y tampoco es como usted lo disimula.

 

—Pero estoy dispuesto a ayudarla en lo que necesite.

 

—Se lo agradezco mucho —asiento.

 

Mientras subimos a la habitación nadie dice nada, al salir del ascensor cada quien se va a su habitación sin decir más.

 

Entró a la habitación y me siento en el sillón, cierro mis ojos y recuerdo que ninguno de los dos a comido nada, la verdad no sé qué fue lo que le pasó a Adalyn. Me levanto y salgo de la habitación, voy al ascensor nuevamente y bajó al restaurante.

 

Pido unos sándwich y unos snack que he visto a Adalyn comiendo, al tener todo voy de vuelta a la habitación. Creo que ella estaba vomitando.

 

Toco la puerta, solo espero que no se haya dormido, la puerta se abre y por ella aparece una Adalyn al natural, luce algo cansada, pero su rostro no deja de poseer esa hermosura que posee.

 

—No comiste nada en la cena, así que te traje esto —digo mostrándole la bolsa.

 

—Gracias.. no gustas pasar.

 

—Solo será un momento, necesitamos descansar —digo consternado.

 

—Sí mañana será un día ajetreado —responde adentrándose al apartamento.

 

Tomamos asiento uno frente al otro, saco lo que pedí para comer, mientras Adalyn, lo primero que saca son los snack, la observó.

 

—Me ayuda a pasar la comida, al igual que estás gomitas —dice tomando un paquete de la mesa de centro, la miró extrañado.

 

—¿Te sientes mal del estómago?

 

—No —sonríe.

 

Empieza a comer, se le nota algo nerviosa pero lo ignoró… Al terminar de comer me despido y voy a mi habitación.

 

Al siguiente día, me preparo para la reunión, al salir ella también lo hace, nos saludamos como dos extraños y bajamos.

 

Al llegar a la textilería nos hacen pasar a una sala, Adalyn expone sus necesidades e inquietudes, así como los dueños hacen lo mismo. Luego de un pequeño debate de parte de ambos, nos llevan al área de fabricación. La textura de las fibras es de buena calidad y se lo hago saber a Adalyn y ella concuerda conmigo.

 

Pero aun así no cierran ningún trato debido a que ella desea ver las otras tres, por lo tanto concretaron una reunión para dentro de tres días y me parece buena decisión.

 

Los días siguientes fuimos a ver las demás empresas, la verdad es que me sorprende la astucia de ella y cómo manejo a uno de los dueños cuando quiso embaucarla.

 

—Adalyn, se que nosotros no iniciamos bien nuestra relación laboral, pero en vista de todo lo que he visto estoy dispuesto a ayudarte y guiarte en todo lo que haga falta —me da una sonrisa.

 

—Ya dije que con gusto acepto su ayuda —levanta la mano en forma de conclusión a este trato supongo.

 

Estrecho su mano y sonrió.




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