Papá de Repuesto

✰✰ CAPÍTULO 11 ✰✰

Adalyn.


 

—Irina dile al señor Di Marco que venga a mi oficina —si no lo intento no sabré.

 

—Precisamente acaba de salir del elevador —me informa.

 

Cuelgo la llamada, solo espero que acepte, ya mañana debo reunirme con mi familia y estoy segura que todo será un caso si no aparezco con un hombre a mi lado.

 

La puerta es tocada y abierta de inmediato.

 

—¿Me mandaste a llamar? —dice en tono hosco.

 

—Sí señor Di Marco, pase —Le digo con formalidad.

 

Quiero llevar esta reunión en paz, además que el control lo tengo hoy y quiero estar serena.

 

—Deseas algo —dice con molestia.

 

—Tome asiento por favor.

 

—Dime que deseas —y a este que le pasa si su trato es así no podré proponerle ningún trato.

 

—Estás así por lo que sucedió en la reunión.

 

—No.

 

—Y entonces.

 

—No es nada Adalyn, dime para qué querías verme.

 

—Ya creo saber que es lo que te pasa —formuló.

 

—No creo que sepas a donde estés parada, ahora vas a saber algo de mí —responde con arrogancia.

 

Le sonrió, me levanto de la silla y rodeó el escritorio, me paro detrás de él y pongo mis manos en su hombro. Se sienten tan duros.

 

—Se donde estoy parada, así como también sé que te molesta no tener tanto poder en esta empresa como los demás socios, aquí solo eres el accionista minoritario, por eso no te toman en cuenta, pero eso podría cambiar —no sé porque me han entrado ganas de morder su oreja.

 

—No sabes ni lo que dices —gira su cabeza hacia mí quedando tan cercano a mi rostro, miró sus labios.

 

Se ven tan apetitosos. “Tranquiliza tus hormonas Adalyn, céntrate en nuestro plan” —me digo.

 

Claro que es eso, y si no es así niégalo en mi cara —lo miró a los ojos.

 

—Para esto me llamaste para restregarme en la cara que aquí no soy más que un accionista que no tiene ni voz ni voto.

 

—No, te llame para proponerte un trato —se levanta quedando frente a mí.

 

—No haré tratos contigo, que te ayude no significa que me someteré a tus caprichos.

 

—¿Caprichos? —niego. —no, solo tendrás más libertad de tomar más decisiones y que te tomen en cuenta —le propongo. —pero es tú decisión —digo dando media vuelta, se que sembré la intriga.

 

Rodeo el escritorio y tomó asiento, él abre la puerta.

 

—Irina puedes traerme el contrato con los neoyorquinos —cuelgo de inmediato.

 

Empiezo a revisar unos correos de la revista, Giovanni sale de la oficina, a los pocos segundos entra Irina.

 

—¿Y aceptó?

 

—No, pero estoy segura que regresará para saber de qué se trata —sonrió.

 

—Sí no acepta estás frita —bufo.

 

Solo tengo hoy y mañana para conseguir un papá de repuesto para mí bebé, y mí única opción ha sido él odioso italiano.

 

—Lo sé tal vez y deba…

 

—¡Ni se te ocurra deshacerte del bebé! —exclama Irina.

 

—Estás loca no voy hacer eso, iba decir que tal vez deba irme del país y esconder mi embarazo o que se yo, pero no pienso enfrentar a Doña Madelyn, eso si que no señor, prefiero ser desheredada que enfrentar a esa señora.

 

—No se que decirte.

 

—Descuida.

 

—Deseas algo más —niego.

 

Empiezo a revisar el contrato de los neoyorquinos que en unos días vendrán a ver la calidad de la tela que quieren que le importemos.

 

☆꧁༺✿☆ ✿༻꧂☆

 

Ya ha pasado media hora y Giovanni aún no aparece, creo que me equivoque.

 

—¿Qué clase de trato tienes para mí? —pregunta irrumpiendo en mi oficina.

 

Pensé que se iba tardar un poco más en venir averiguar qué es lo que hay.

 

—Qué imprudente eres; déjame decirte.

 

—¿Cuál es tú propuesta Adalyn? Dilo sin rodeo.

 

—No es una propuesta, es un trato que quiero hacer contigo.

 

—¿Trato? —pregunta.

 

—Sí, un trato.

 

—¿De qué se trata? —pregunta intrigado en su rostro se refleja la curiosidad.

 

—Es fácil, solo debes fingir ser el padre de mi hijo ante mi familia, es decir un papá de repuesto.

 

—¿Papá de quien? —respiró hondo.

 

—Ser papá de repuesto de mi hijo —digo casi a grito.

 

—Un papá de repuesto, estás loca, si antes me parecías una loca salida del manicomio ahora me pareces algo peor —lo miro, pero no me sorprende su insinuación. —no seré el papá de repuesto de nadie, en verdad estas loca.

 

—Es un halago señor Giovanni —digo con voz calmada, ya he tenido suficientes alteraciones.

 

—Por supuesto que no —dice con ese acento que me hace estremecer.

 

“Y por eso estás en estos aprietos.

 

—Le conviene mucho señor Giovanni, estoy dispuesta a cederle algo de poder en esta empresa —lo miro a los ojos. —No le estoy pidiendo nada más, solo fingir ser el padre de repuesto de mi hijo, no se tendrá que ocupar de nosotros, solo fingir ante el público y sobre todo delante de mis padres. ¿Qué me dice, acepta ser el papá de repuesto de mi hijo o no? —niega.

 

—Yo que gano, además del poder que más me ofrece —negocios eso sí me encanta.

 

—Un puesto más remunerado, serás el ingeniero de producción y el encargado de la aprobación de los productos de cada departamento, además de eso estoy dispuesta a cederte un cinco por ciento de las acciones —estoy dando mucho, pero si va ser el padre de repuesto de mi hijo deberá desempeñar un buen papel.




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