Siempre estaba en silencio y rara vez había alguien allí. La biblioteca era grande y yo conocía cada rincón.
Por eso tenía varios lugares donde nadie me veía ni me molestaba hablando a mis espaldas de manera tan evidente.
Solía ir todos los días, excepto los fines de semana. Esos días los pasaba trancado en mi cuarto, dibujando, ya que era uno de mis talentos… o eso creía.
Dibujaba todo tipo de paisajes extraños, tratando de imaginar cómo sería el mundo exterior, la selva…
Uno de mis sueños era ir al cine.
Editado: 26.05.2025