Por nuestra hija.

2 Hoy volverè a mi pueblo

María Clara.

Iba conduciendo mi auto, ya estaba cerca del pueblo de San Joaquín, me encontraba por la vía principal. Me detuve a la orilla de la carretera, justo en un tramo elevado desde donde el mundo parecía desplegarse ante mis ojos. A un lado, los abismos se abrían como enormes gargantas verdes, cubiertos de bosques espesos y terrenos que se extendían hasta perderse en la distancia, como retazos de antiguas fincas. El aire era limpio, fresco, y la vista tan vasta que daba la ilusión de que, con sólo extender los brazos, podría volar como un ave sobre aquel paisaje inmenso, maravilloso. Pero a la vez ese hermoso paisaje, me traslada en el tiempo, a los momentos más dolorosos de mi vida. Fue justo aquí, en este lugar que estoy pisando, dónde hace años me despedí del lugar donde nací y juré nunca regresar. Con mis ojos hinchados de tanto llorar, observé este paisaje creyendo que sería la última vez que mis ojos lo contemplarían.

Han pasado ocho largos años desde que tuve que marcharme. Aquí nací y crecí, fuí una niña muy felíz, aunque de origen humilde, fuí criada por mis abuelos y un tío Nelson, mis primos eran mis hermanos, fuí huérfana de padres. Pero este lugar donde fui una niña felíz, también se convirtió en el lugar donde conocí la desdicha que la obligó a abandonar todo sin mirar atrás. Fue Laureano el que propició mi salida, él no me dejó en paz hasta que logró su cometido y yo tuve que marcharme.

Las heridas no han sanado a pesar del tiempo, aún me hacen sentir rabia, tengo mucho enojo, no deseo ver a Laureano, quisiera no recordar su nombre. Nadie me ha hecho tanto daño como él y su familia, casi todos se unieron para destruirme, y los que no me lanzaron piedras, simplemente me dieron la espalda. Las lágrimas recorren mi rostro tan solo al recordar esos momentos donde mataron mi alma.

Tenía años sin llorar, pero ahora que he regresado, a medida que me acerco más a San Juaquin, mis heridas que estaban dormidas, han comenzado a doler nuevamente.

Observo la inmensidad de este lugar, el viento roza mi rostro y acaricia apaciblemente mi cabello como dándome la bienvenida, siento que me abraza de nuevo. El aroma que desprende de los árboles es el de siempre, no lo he olvidado, recuerdo momentos hermosos de mi niñez, bañándome en el arroyo y la luz del sol quemando mis brazos y mi espalda.

Esos recuerdos me dan un roce de felicidad, pero a la vez son opacados por recuerdos nada gratos, son muy dolorosos. Fuí víctima de una trampa, le hicieron creer a Laureano que yo le había sido infiel con su mejor amigo el día de nuestra boda, la boda que nunca se llevó a cabo. Él no dio lugar a las dudas, se encegueció de celos, siempre fue celoso, pero esa vez todo se salió de control, al punto de que mis enemigos pudieron destruirme, ya no pude luchar más. Él no hizo nada para escucharme, su amor se convirtió en odio, un odio tan inmenso como este abismo. Ahora, yo también lo odio, lo aborrezco, es inevitable sentir esto, por su culpa, por no creer en mí, he vivido muchas cosas malas desde que salí de San Joaquín.

Flashback

Laureano había entrado a la habitación en una casa que él había mandado a hacer para los dos, agarró mi vestido de novia y los desgarró mientras de su boca salieron palabras que me destruyeron por dentro.

—ERES UNA CUALQUIERA, UNA MENTIROSA. —gritó Laureano con feria.

—No es cierto —dije llorando y con el maquillaje rodando por mis mejillas con las lágrimas—. Jamás te he sido infiel, debes creerme. —Laureano me miró distinto a cómo siempre lo había hecho, esa vez no vi amor en sus ojos, sino odio.

—No mientas más, LOS VI JUNTOS, PERO AUN ASÍ PRETENDÍAS PONERTE ESE VESTIDO DE NOVIA —bajo un poco la voz—. Los vestidos blancos son para mujeres puras y sinceras, no son para una mujer sucia como tú, no mereces usarlo, el blanco no es para las zorras mentirosas. —tiró el vestido al piso y lo zapateó.

—¿POR QUÉ ME HACES ESTO, ME CONOCES, DEBERÍAS CREERME.

—Creí que te conocía, pero me equivoqué, no eres una mujer buena y fiel, eres una cualquiera capaz de traicionarme con mi mejor amigo.

—No, Cómo puedes dudar de mí y de Humberto, él jamás sería capaz de traicionarte, ama a tu hermana. —me agarró del cuello.

—Humberto se metió con mi mujer, juro que le haré pagar las consecuencias.

—Debes creerme…

—Quiero que mañana mismo te largues y desaparezcas de mi vida, tú y yo ni cabemos en este pueblo, uno de los dos debe marcharse, obviamente eres tú, porque yo no voy a abandonar a mi familia ni mis tierras, tú lo tienes a nadie, aunque tienes a tu amante, a él puedes llevártelo. No te quiero volver a ver, te me largas mañana mismo.

—No me iré, nací en este lugar, volveré al campo, a la casa de mis abuelos, No tienes por qué verme.

—Si no te vas, juro que mandaré a quemar esa maldita casa.

***

Esa misma semana me marché del pueblo, y no volví a hablar con nadie de este lugar, ni con mi familia. Desaparecí por ocho años. Pero hoy estoy de regreso y voy a casarme con Laureano; no lo hago por amor, tampoco por la fortuna que su padre le dejó, hay algo más grande detrás de este absurdo matrimonio, el cual es un capricho del difunto. Hoy regreso a las vidas de todos, por dentro me siento vulnerable, pero por fuera, no pienso demostrar debilidad, seré fuerte, los enfrentaré a todos, hasta el día que me muera.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.