Todo estaba listo para la boda en el rancho de la familia Londoño. Laureano se puso la camisa, el pantalón y luego se miró al espejo para acomodarse la corbata. Observó el reflejo de su rostro, con una expresión de amargura. Una vez ha despertado el odio y el furor que por todos esos años había procurado enterrar en lo más profundo de su alma.
Laureano.
Me estoy acomodando la corbata, mis pensamientos están revueltos dentro de mi cabeza, no puedo dejar de pensar en ella, en María Clara, la mujer que destruyó mi felicidad y se llevó parte de mi alma. Pero hoy voy a hacerla mi esposa… siento tanta rabia por dentro. Esta vez no se saldrá con la suya, le haré pagar una a una de las noches de tormento que he tenido que vivir durante años por su culpa.
Mi hermana Graciela llegó a la habitación, está tan afligida como yo, ella también fue víctima de María Clara y de Humberto. Él era mi mejor amigo y el prometido de mi hermana. Nunca imaginé que él y María Clara fueran a traicionarnos, se burlaron de nosotros, creyeron que jamás nos íbamos a dar cuenta de qué eran amantes; por suerte me enteré antes de nuestra boda, los conseguí juntos en la cama.
Desde entonces he vivido en una pesadilla, no puedo sonreír, mi vida se debate entre el odio, el rencor y la desdicha, después de que ella se marchó, no pude volver a soñar, ya no quiero soñar, ahora sólo deseo venganza. Las cosas que le hice a María Clara no fueron suficiente castigo. A Humberto no pude hacerle nada, su madre antes de morir me hizo jurar que jamás le haría daño a su hijo, yo prometí dejarlo en paz, aunque él sabe que no sabe atravesarse en mi camino.
Miro a Graciela, veo sus ojos hinchados, se nota que ha estado llorando por ese miserable que la traicionó. Me da rabia verla sufrir por culpa de María Clara.
—No quiero que sufras hermana, tienes derecho a ser feliz.
—¿Crees que podré ser feliz mientras esa mujer viva en este rancho?
—Sólo será por algunos meses, ni siquiera dejaré que cumpla un año en esta casa, cuando nazca el bebé ella se irá.
—¿Si desea llevárselo?
—Ya firmó un documento, a ella no le importa el hijo, sólo le importa el dinero que mi padre le dejó.si me daba un hijo.
—¿Y qué pasará si vuelves a caer en sus redes, si te enamoras de nuevo?
—Eso jamás, antes la mataré con mis propias manos.
—No podré soportar verla sentada en nuestra mesa, será muy difícil soportar su presencia en esta casa.
—La trataremos como una miserable sirvienta, no te preocupes, puedes desquitarte con ella todo lo que quieras.
Aún estaba hablando con ella, cuando de pronto Destino, mi caballo frisón, se ha inquietado y comenzó a relinchar en su corral, puedo irlo desde mi habitación, es primera vez que lo hace en siete años. El caballo está de nuevo emocionado, y lo hace porque… ella ya está aquí.
Corro a la ventana, mi corazón comienza a palpitar con fuerza, cómo si yo deseara verla, mi corazón no entiende que es la última mujer que deseo ver y tener cerca.
—¿Qué sucede? —pregunta mi hermana
—Y llegó.
—¿María Clara?
—Sí.
—¿Cómo sabes que es ella?
—Sólo lo sé. —respondí con una voz pausada. No le dije que lo sabía pero el comportamiento de Destino.
Joseito, un muchacho que trabaja en mi casa y que es de mi confianza, vino a avisarme. Tocó la puerta.
—Patron, patrón.
—Pase Joseito.
—Ella ya llegó.
—¿Dónde está
—La mandé a pasar al estudio como usted ordenó. Entró por la puerta lateral donde nadie la viera.
—Gracias Joseito.
Graciela salió de mi habitación, termino de arreglar mi corbata. Después… ya no tengo más nada qué hacer, ella está esperándome en el estudio. Me siento nervioso, mi corazón sigue latiendo con emoción, sin pedirme permiso. Cierro mis ojos y aprieto mis dientes,ñ con enojo; me siento como un idiota, no entiendo por qué no he podido olvidarla en tanto tiempo. Siento rabia porque volveré a verla cuando jugué que no volvería a hacerlo, pero a la vez tengo tanta alegría… no puedo demostrarlo.
Me dirijo al estudio a hablar algunas cosas con ella, cosas que debo dejar claras antes de la boda, y por supuesto, deseo verla, aunque la odio con todas mis fuerzas, mis ojos se mueren por verla, mi nariz se muere por sentir el aroma de su cabello, mis manos desean tocarla, aunque no pienso acercarme a ella.
Me encuentro a mi madre en el pasillo, se queda mirándome, veo en sus ojos preocupación, está muy consternada.
—Esa mujer está ahí.
—Sí mamá, Joseito me avisó, voy a hablar con ella.
—Ten cuidado, ya sabes que es una serpiente, no dejes que te envuelva como antes.
—No te preocupes madre, No volveré a caer en sus redes, ahora ella es quien está en mis manos.
Me fui al estudio. La puerta está abierta, mi corazón comienza a latir rápido a medida que me acerco, como si quisiera salirse de mi pecho, parezco un idiota, un niño tonto de quince años enamorado de una cualquiera. Pero el hombre que soy, la odia con todas sus fuerzas.