Johan.
Ahora no solo tengo que aguantarla a ella, si no que también a su supuesto hijo.
Solté un bufido de frustración tras observar a esa fresa desabrida pasearse por el frente de mi oficina con el bebé entre sus brazos.
Unos toques en la puerta llamaron mi atención y al poco tiempo, Roger ingreso a la oficina con una gran sonrisa en sus labios.
—Tu secretaria tiene una nueva adquisición.
—No me lo recuerdes.
—¿Cómo te fue con la CEO de Programation Grey?
—Como era de esperar, ella acepto la colaboración entre nosotros, sin objeciones. Eso es un dolor de cabeza, menos.
Roger se acomodo al frente de mi.
—¿Qué haras con la intrusa?
—No sé. Al parecer engatusó al abuelo y lo tiene comiendo de la palma de su mano.
—Si sigue como va. Terminará casada contigo, siendo la dueña de la mitad de todo y posiblemente, si no tienes suerte la madre de tus quince hijos.
—No lo digas ni de chiste.
—Esa es tu realidad, Johan.
Recargué mi cabeza y cerré mis ojos.
—Segun lo que pude investigar, Alicia retornara al país y está vez es para quedarse, Johan.
—¿A mi qué?
—Viene por ti, amigo.
—Viene, pero no por mi.
Alicia es un tema que todavía duele. Porque yo de estúpido le entregué los mejores años de mi vida a una mujer que no merecía la pena. A una arpía que me engaño, no con un hombre, si no con dos. Doblemente engañado, doblemente adolorido.
Cansado me levanté de la silla y me encaminé hacia mi baño.
—Hey, mucho cuidado con cortarte las venas.
—Ella no merece que me corte las venas por ella.
Ingresé al baño, me dirigí hacia el lavabo, y par ami sorpresa me encontre un algo que marcaba dos rayas.
¿Qué será?
Lo tomé entre mis manos y salí del baño.
—¿Roger, de casualidad sabes que es esto?
Mi amigo y confidente coloco sus ojos en mi.
—¿Dónde la encontraste?
—En el baño, ¿por qué?
Él se colocó sobre sus pies, y giro hacia donde se encontraba la fresa desabrida y el niño.
—Al parecer Maeva está embarazada.
¿Embarazada?
—Eso quiere decir…
—Que si esa noche paso algo entre ustedes, puede ser tuyo, Johan.
Mi mundo se detuvo en ese instante.
No.
Para complicar las cosas, la fresa desabrida ingreso a la oficina.
—Señor, es hora de marcharme.
Alterne mis ojos entre Roger y ella, y por un momento me sentí perdido.
—Puedes irte. -acote con la poca fuerza que me quedaba.
—Nos vemos mañana, señor.
La muy descarada me guiño un ojo.
—Jackson, despídete del señor limón agrió. -la loca tomó la mano del niño y la sacudió.
—¿No te ibas?
—Claro, pero antes tengo que joderte un poco la vida.
Posterior a esas palabras Maeva salió se la oficina.
—Roger.
—¿Sí?
—Evita a toda costa que mi abuelo se enteré de la posibilidad remota de que ese bebé sea mio.
—¿No pensarás?
—Ese bebé no puede ser mio.
—Johan… se que ella es la principal sospechosa de haberte robado esa noche, pero no es como para que desprecies a tu hijo, si ella resulta estar embarazada de ti.
—Para el bienestar de ella, es mejor que ese bebé no sea mi hijo.
Se que suena bastante duro lo que le dije a Roger, pero no quiero ni imagianrme que ese bebé sea mio.
Por eso haré como que no se nada.
—Deja la prueba donde la encontré, y ni una sola palabra de esto a nadie.
—Johan…
—No es mi hijo, Roger. Mételo en la cabeza.
El bebé que esa fresa desabrida lleva en su vientre no es mío.
Por culpa de esa mujercita me pase gran parte de la noche pensado en ella y el bebé que espera.
—Señor, aquí tiene su agenda.
Levante mi cabeza y me encontré con la loca de Maeva y el bebé.
—Te dije que ese niño no podía volver aqui.
—Se jode, porque mi Jackson no puede estar lejos de mi.
Le niño se aferró al pecho de ella como si temiera que lo dejara.
Por un momento me la image cargando a una niña idéntica a ella, con sus ojos, su rostro y el pelo. Sería hermoso ver a una niña idéntica a está loca, porque he de admitir que la condenada fea no es.
Sacudí mi cabeza antes de que mis pensamientos fueran más allá.
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Editado: 04.10.2025