Maeva.
La noticia de mi embarazo, me ha caido como balde de agua fría, pero a pesar de todo he aceptado que un ser humano está creciendo dentro de mi.
Desde que confirme que estaba embarazada de Johan empecé a imaginar cuanto escenario fuese posible para confesarle que aquella noche en el crucero nosotros nos enliamos a tal grado que ahora espero a su bebé.
Y ahora pasa esto.
—Maeva, hija.
El abuelo se coloco delante de mi y no pude contener las lágrimas.
—Abuelo.
—No llores, hermosa.
—No estoy llorando por el limón agrio, lloro porque quiero helado de chocolate, y aquí no hay.
—Pense que llorabas por la sarta de disparates que dijo Johan.
—Me da igual lo que ese idiota crea, abuelo. Lo importante aquí es que tendré un bebé.
Los ojos de Johanser se cristalizaron. Y no dudo en atraerme hacia su pecho.
—Mi niña. Desde que estuve a punto de matarte me di cuenta que serías parte importante en esta familia.
—¿De verdad?
—Sí. -contestó sin dudar.
El señor Rivas Santander me acuno entre sus brazos.
—No me quiero casar, abuelo.
—Quiero que mi nieto nazca dentro del sagrado matrimonio, Maeva.
Antes de que pudiera responder Johan compareció antes nosotros.
—Nos casamos en dos semanas.
—Me parece lo más correcto, hijo.
Evite mirarlo a los ojos porque como él está que prende de la casa, es mejor no provocarlo.
—Hasta ese entonces no quiero verla.
¿Eh?
—Johan.
—Se que valla a no se donde, pero no quiero verla, abuelo.
—No, Maeva no se va a ninguna parte, ella se quedará en esta casa quieras o no.
—Esta bien. Si ella no se va me voy yo.
Después de esas contundentes palabras, Johan giro sobre sus pies y se marchó con extremada rapidez.
Por más que me esforzara por mostrar que la situación no me sobrepasaba, era un vil mentira.
—Abuelo…
—Dejalo, hija. Deja que descargué su ira. -Johanser trato de sonreír, pero lo que logro hacer fue una mueca. —Alguien desea verte, Maeva Schoweizer
—No me diga que…
—Sí, se quien eres en realidad.
Todo estaba perdido, porque se trataba de horas para que mi padre supiera la verdad y viniera a amar un escándalo.
—Espero que no haya contactado a Mauro Schoweizer, porque se arma la grande.
—Al contrario, hija. Él fue quién me contacto y me dio las buenas nuevas.
¿Qué…?
—Tu padre viene en camino.
Ahora si que estoy perdida.
—Necesito ir al baño, abuelo.
—Ve, Maeva. Yo me quedaré cuidando a Jackson.
—No se encariñe mucho con él porque su padre volverá en un par de semanas.
—Lo sé, por ello voy a disfrutar cada momento que él este a mi lado.
El amoroso Johanser saco a Jackson de su carrito y lo cargo.
—Vamos al jardín, príncipe.
Sonreí al verlo tan entusiasmado con Jackson, y por un momento lo imaginé sosteniendo entre sus brazos a una pequeña idéntica a Johan.
Sería tan hermoso tener una mini Johan, corriendo por la casa y comportándose como una representante digna de salir de los huevos del limón.
—Sabes, siento que eres una niña. Y que serás tremenda al igual que el limón agrio. Pero aún con tu agrio, te voy a amar con todo mi corazón. Te prometo ser la mejor madre, pequeña. -acaricie mi vientre todavía plano. —Te amo.
Sí. Suena totalmente extremista, pero desde que vi que la prueba de embarazo salio positiva siento amor por la vida que está creciendo dentro de mi. La quiero aún con pocas semanas de estar dentro de mi vientre.
—Excelente.
Salte del susto, porque no me esperaba encontrar a Johan recargado contra la pared mientras me fulminaba con los ojos.
—Johan, planeaba decirtelo.
—Claro, se que planeabas decírmelo. ¿Qué quieres? ¿Dinero, joyas, un apartamento? ¿Cuál es tu precio?
¿Qué?
—No quiero tu dinero. Si no quisieras mi dinero no te hubieses acercado a mi ese día, no me habrías drogado y mucho menos habría pasado lo que paso. Jugaste muy bien tus carta, fresa desabrida. Y te salió tan bien que ahora tienes un billete de lotería entre tu vientre. Te felicito, tanto que criticaste a Alicia, pero tu terminaste siendo de su calaña.
—Te estás equivocando conmigo.
—No. Nunca había estado tan acertado en algo.
Sé que debería gritarle que pertenezco a una familia que tiene más dinero que los Rivas, pero eso sería dar patadas en ahogada para que me crea. Y yo no estoy para estar rogándole a nadie.
#2561 en Novela romántica
#716 en Novela contemporánea
embarazo, romace celos amor prohibido, romance serendipia amor embarazo
Editado: 18.10.2025