Cuando Seth le habló al agente Davis aquella misma madrugada sobre que tenía hijos, al principio pareció incrédulo. No fue hasta que se lo demostró yendo a su casa, con Matt.
Seth contó la historia completa, el hecho de cómo había estado enamorado de Isabelle Maison desde hacía muchos años atrás, lo que apenas y llegaba a recordar de la fiesta y, por último, lo que pasó en el hospital. Sobre Angel y la evidencia en sus brazos, Cassandra. Su esposa, Allison, también estaba allí, escuchando, casi a punto de llorar.
—Oh, pequeño Seth —había dicho cuando el pelinegro terminó la historia, acercándose para abrazarlo y mirar a la bebé entre sus brazos—. Estás todo empapado por la lluvia. No mereces nada más que algo de ayuda. ¿Puedo sostenerla?
Seth asintió y extendió los brazos hacia Allison Davis, quien recibió a la niña con mucha delicadeza. Le acarició la frente con suavidad y le sonrió.
—Tiene una belleza excepcional —susurró.
Por alguna razón, eso regocijó a Seth tremendamente.
—Seth, hijo —el agente Davis llamó la atención de él y de todos—. Si estás preocupado acerca de tus estudios en la Base, déjalo. Podemos cuidar a Cassandra las veces que no estés.
El pelinegro miró a la esposa del agente, ella asintió, muy animada.
—¿Están… seguros? —preguntó, nervioso—. Porque realmente me apenaría que… bueno, les incomodara un poco esta situación.
—¡Para nada! —exclamó Allison—. Lady no está. Generalmente me la paso en casa y Benjamin, bueno, él nunca duerme.
—Se suponía que eso era un secreto, bella mujer —musitó el agente Davis y entre aquella pareja hubo un par de risas.
—Entonces… ¡bien! —Seth sonrió—. Gracias. Muchísimas gracias, en serio. Mañana puedo comprar las cosas necesarias… tengo un par de horas libres, agente Davis. Sólo, si me dan una lista, comparé las cosas correctas.
—Está bien, tranquilo, vaquero —Allison le regaló una sonrisa de tranquilidad—. Te daré la lista.
Aquella misma madrugada, Seth llamó a sus padres y les contó todo, incluida la estancia de Cassandra en la casa de los Davis. Al principio, ambos no supieron qué decir exactamente, pero mientras Seth fue explicándoles que todo iba a estar bien, la conversación fue fluyendo. Liam y Abigail felicitaron a su hijo, le dijeron que tenían todo su apoyo y que no podían esperar para finalmente conocer a la bebé.
Dos meses después, todo estaba un poco más calmado alrededor de Seth. Con el apoyo de los Davis, de Matt, Alex y también los chicos de la Base, el pelinegro supo cómo manejar las cosas de una mejor manera, sin haber tenido que pensar mucho acerca de Isabelle y Bob, aunque de vez en cuando pensando en su otro hijo, Angel. No era inevitable, él siempre llegaba a sus pensamientos y Seth deseaba que Bob no fuera tan orgulloso como para querer que él nunca lo visitara.
Seth pasaba todo el tiempo que podía con Cassandra como si lo hiciera también con Angel, imaginaba que indirectamente podría estar enviándole su amor y cuidado a través de su melliza. También recibía llamadas de sus padres, quienes le informaban el progreso del cuarto de la niña, así como también el de la casa de Seth. Por otro lado, era obvio que Allison Davis se ocupaba más que todo de su hija, con la ayuda del agente Davis, a quienes ella ya reconocía prácticamente. Cuando Seth se ponía a hablar con su hija, se refería a ellos como «Abuelo Ben y abuela Alli», cosa que les apenaba, pero que Seth sabía que los ponía contentos. El agente Davis y su esposa no tenían nietos todavía, así que Cassandra era un gran consuelo para ellos.
Durante aquellos dos meses, Seth encontró un camino para siempre sonreír.
—Y pensar que iba a ser tu mayor sufrimiento —el pelinegro se encontraba camino a la casa del agente Davis para ver a Cassandra, cuando le escuchó—. Que Isabelle y Bob iban a estar con ella y Angel.
—Ellos están con Angel —murmuró en respuesta, mirándolo de reojo. Normalmente, Él solía aparecerse de la nada y a Seth le asustaba algunas veces—. ¿Qué haces aquí?
—Estaba pensando… y sólo quería recordártelo —hizo un sonido que Seth descifró como una sonrisa seca—. Se parece mucho a Isabelle, ¿no es así?
—Sí —asintió, sonriendo involuntariamente. En esos tiempos lo hacía mucho—. Se parece.