Seth Cook: La Historia Jamás Contada

58: Es el mejor hombre que puedes conocer.

—Señora Jones, ¿podría hablarme de su relación con el acusado? —Kyron Simmons, quién escogió a Isabelle como primera testigo, se paró junto a ella, sin necesariamente dar la espalda a la audiencia.

Seth la miró atentamente, no había cambiado en aquel año que no le había visto. Llevaba un vestido de seda verde, con un delicado collar dorado, que cargaba un pequeño dije con forma de una luna. Parecía incluso más bronceada y el labial rojo oscuro daba vida a su rostro.

—Fuimos amigos durante nuestra juventud —respondió la pelirroja, llevándose del cabello hacia atrás, le había crecido bastante—. Y es el padre de mis hijos, Angel y Cassandra.

—¿Nunca sucedió algo romántico entre los dos?

Isabelle miró a Seth por unos segundos.

—No. Él… él estuvo enamorado de mí cuando éramos jóvenes. Yo no correspondí, sentía cosas por Bob. Pero no era consciente de que Seth tenía sentimientos por mí hasta el día que sucedió la fiesta de egresados en nuestra escuela secundaria.

—Según su testimonio, en esa fiesta dónde tuvieron un encuentro muy cercano y fue por eso por lo que quedó embarazada de los gemelos, ¿estoy en lo correcto?

Isabelle asintió.

—Sí, señor. Honestamente, ambos estábamos ebrios y tuvimos irresponsabilidad en nuestros actos. No supe que mis hijos eran de Seth hasta que nacieron y las pruebas fueron evidenciadas correctas.

—¿Cómo sabe usted que el señor Cook fingió estar ebrio para aprovecharse de su situación?

—Eso no es cierto… yo…

—¡Objeción! El señor Simmons está siendo capcioso, Señoría —exclamó Lydia Lewis.

—Voy a denegarlo, puede ser algo importante. Continúe, señor Simmons.

Kyron esbozó una sonrisa respetuosa.

—El acusado es un hombre muy inteligente y calculador. Estaba enamorado de usted y le dio hijos, pero aun así, usted permaneció con una de sus víctimas. Es decir, el señor Bob Jones —se echó el cabello hacia atrás, Isabelle parecía contener la ira en su rostro—. El señor Cook tenía una obsesión con usted y asesinar a su esposo era lo único que necesitaba para final estar con usted. ¿Sucedió? Claro que sí. El señor Cook acabo viviendo con usted por un buen tiempo.

—Es cierto que Seth estaba enamorado de mí. Pero cuando volvimos a vernos, años después del asesinato de Bob, era una persona diferente —la voz se le cortó, lágrimas bajaron por sus mejillas y tenía el rostro rojo en furia—. Y creo en que, usted, señor Simmons, puede especular todo lo que quiera de Seth, de mi exesposo, de mi vida y de mis hijos, pero escúcheme… usted, la señora Juez, todos en esta audiencia… no importa si fue Seth u otra persona la que tomó la responsabilidad de lo que le pasó a Bob Jones, él lo merecía. Él merecía todo lo que le ocurrió, porque fue un monstruo.

Seth abrió los ojos, el atardecer se mostraba frente a él y a su mejor amigo mientras observaban el sol caer en la Línea Bloomingdale. 1989, parecía un tiempo muy largo cuando Seth se ponía a recordar en los momentos de su adolescencia. Se había acostumbrado a dar paseos en bicicleta con su amigo y estos siempre terminaban con ellos mirando la puesta del sol, reflexionando, discutiendo cosas triviales, hablando del futuro. Era algo muy personal en ambos, nunca incluyeron a nadie más que a ellos.

Bob suspiró mientras el viento acariciaba sus rostros con brusquedad, Seth le echó una mirada, acomodándose las gafas como le era costumbre, los ojos verdes le brillaban frente a la luz y su cabello castaño danzaba con el aire, su expresión era reflexiva, casi que sumergido en sus propios pensamientos.

—¿Algo ocurre? —preguntó el pelinegro, bajándose de la bicicleta. Siempre iba unos minutos más atrás de Bob, él siempre ganaba aquellas carreras.

Bob le miró de vuelta con una sonrisa.

—Estaba pensando en el momento en que te cases.

—Por supuesto que sí, Bob —Seth carcajeó, poniéndose a su lado para admirar el atardecer—. En serio, ¿qué ocurre?

—No estoy mintiendo, Cook. Estaba pensando en tu matrimonio. Y en el mío. ¿Asistiré? ¿Tú asistirás? —tamborileó sus dedos en la silla de la bicicleta—. Tal vez acabes con Rose. ¡O con otra persona! —Seth se había espantado ante la sugerencia—. ¡No me mires así!



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En el texto hay: doblepersonalidad, secretos, tid

Editado: 04.01.2019

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