Capítulo 2

El amanecer se filtraba lentamente a través de las ventanas rotas de un antiguo edificio abandonado, donde Petrov y su equipo habían establecido una base temporal. La luz dorada de la mañana iluminaba los rostros cansados de los operativos, que se preparaban para su próxima misión. El ambiente estaba cargado de tensión, pero también de una extraña calma, como el silencio antes de la tormenta.

Petrov estaba sentado en una silla de madera, observando un mapa detallado de la ciudad sobre una mesa improvisada. Sus ojos azules recorrían las líneas y marcas en el papel, analizando cada detalle con precisión. Sabía que el siguiente movimiento sería crucial, no solo para la misión, sino para el destino de la ciudad.

Mientras sus hombres revisaban su equipo y compartían susurros entre ellos, uno de los operativos, Alexei, se acercó a Petrov. —Tenemos noticias del frente, señor —dijo, entregándole un pequeño dispositivo de comunicación. Petrov asintió y escuchó atentamente el mensaje que provenía del otro lado.

—La resistencia está creciendo en los distritos del sur. Necesitamos asegurarnos de que nuestros suministros lleguen sin problemas —informó la voz en el dispositivo. Petrov frunció el ceño, consciente de que esto complicaría sus planes.

—Entendido. Nos encargaremos de ello —respondió Petrov antes de apagar el dispositivo. Sus ojos se dirigieron a sus hombres, que ahora lo miraban expectantes. —Tenemos un cambio de planes. La resistencia está aumentando, y necesitamos asegurar nuestra ruta de suministros. Prepárense para partir en diez minutos.

Los operativos asintieron y comenzaron a moverse con rapidez. Petrov se levantó y caminó hacia una pequeña ventana que daba a la calle. Observó cómo la ciudad, aún en ruinas, comenzaba a cobrar vida con los primeros rayos del sol. Sus pensamientos lo llevaron de vuelta a un tiempo y lugar diferente, a su hogar en las montañas de Rusia.

Recordó las lecciones de su padre, un hombre duro, pero justo, que le enseñó todo lo que sabía sobre la supervivencia y la guerra. —La clave no está en la fuerza, sino en la estrategia —solía decirle. Esas palabras habían guiado a Petrov a lo largo de su vida, y ahora, más que nunca, necesitaba aferrarse a esa sabiduría.

De repente, un ruido familiar lo sacó de sus pensamientos. Era el sonido de botas resonando en el pasillo del edificio. Petrov se volvió y vio a un hombre alto y robusto entrando en la habitación. Era Sergei, su segundo al mando y amigo de confianza.

—¿Listos para movernos? —preguntó Sergei con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Petrov asintió, y juntos se dirigieron hacia la salida. Afuera, los vehículos ya estaban preparados, y los operativos se montaban en ellos con eficiencia.

El convoy comenzó a moverse lentamente por las calles devastadas, avanzando hacia el sur de la ciudad. Petrov, sentado en el asiento del pasajero del vehículo principal, observaba el paisaje con una mezcla de determinación y preocupación. Sabía que cada decisión que tomara podría significar la diferencia entre la vida y la muerte para sus hombres.

Mientras el convoy avanzaba, los pensamientos de Petrov volvieron al joven soldado que había dejado ir la noche anterior. ¿Había hecho lo correcto? ¿O su compasión se convertiría en una debilidad que los pondría en peligro? No podía permitirse dudar, no ahora. Había un objetivo que cumplir, y no descansaría hasta asegurarse de que sus hombres llegaran a salvo al otro lado.

La misión recién comenzaba, y las sombras del pasado continuaban persiguiéndolo, recordándole que incluso en medio del caos, había decisiones que podían cambiarlo todo.