No me atrevo a volver a la sala. No me atrevo a volver y sentarme a su lado. No puedo ver cómo Svitlana le toca, cómo se inclina y le susurra algo al oído y le toca con la mano.
He sobrestimado mis capacidades. Subestimé mis emociones y sentimientos por este bastardo/ He jugado un juego que no puedo terminar por mí mismo.
Espero a que llegue la hora del descanso, salgo del baño y me dirijo hacia las escaleras. Allí, donde Dima ya me está esperando.
Para ser sincero, no esperaba ver a este donjuán con traje, corbata y zapatos. No lo vi con todo eso. Y ahora... Ahora que veía al tipo en pleno desfile, tenía que admitir que todo le iba muy bien. Dima inmediatamente comenzó a parecer mucho mayor que su edad.
Aquí está la solución, sólo tengo que cambiar a Dima. A un chico guapo que está claramente interesado en mí. Y algo me dice que ahora no salta de sus calzoncillos para impresionarme sólo por sexo.
- Estás guapísima, - el tipo estira los labios en una sonrisa y da un paso adelante, acercándose a mi mejilla, y yo no se lo impido. Vamos, Alisa, está claro que Dima te conviene más que Chernov, no lo apartes. Sus labios rozan mi mejilla y me susurra al oído: - Nunca he visto a nadie más guapa que tú.
- Considéralo un cumplido, - sonrío y toco su mano con la mía, paso los dedos por ella y veo parpadear las luces de la excitación en sus ojos.
- Oh, mierda, - veo que su cara cambia al instante y se pone tensa, - parece que tu tutor no nos va a dejar hablar en paz. Pero que sepas una cosa, guapa, ¡tú vales una nariz rota! - En ese momento, Dima me guiña un ojo, y yo sigo sin entender qué está pasando.
- ¿No lo entiendes? - La voz de Chernov me hace estremecer, - ¡Te prohibí que te acercaras a ella! - Gruñe de forma que la gente que está a nuestro lado empieza a mirarnos de nuevo.
- Alice tiene derecho a decidir con quién quiere comunicarse y con quién no, - Dima vuelve a gruñir y da un paso hacia Chernov. ¡Joder! A juzgar por cómo aprieta la mandíbula Glib, Dima ha tomado una muy mala decisión al iniciar ahora una discusión con él. ¡Viva el puto completo, señoras y señores!
Mi corazón late a un ritmo tan frenético que empiezo a asfixiarme. Tengo que parar esto. Tenemos que parar. La gente nos mira. Veo la cara asustada de Svitlana, que aún no entiende lo que está pasando, pero muy pronto lo entenderá.
- Glib, - doy un paso adelante y le toco el brazo con los dedos. El hombre da un respingo e inmediatamente cierra los dedos en un puño. ¿Qué demonios? ¿Qué clase de reacción es esa?
- ¡Última advertencia, mamón! La próxima vez, te rompo la nariz sin más, - gruñe Glib y, apretando los dedos en mi codo, empieza a tirar de mí hacia la salida.
No puedo seguir su ritmo y tropiezo, casi me caigo al suelo, pero sólo de milagro consigo mantener el equilibrio y seguir moviendo los pies.
- No puedes detenernos. ¿Me oyes? - oigo gritar a Dima tras nosotros, pero ahora mismo tengo problemas mayores que su ego masculino herido. Los dedos de Chernov en mi brazo me aprietan con tanta fuerza que ya empiezo a gemir de dolor, y a cada segundo que pasa, las cosas van de mal en peor.
- ¿Qué pretendes con una maniobra tan barata? - Glib se detiene bruscamente y me agarra por los hombros y me sacude tan brusca y bruscamente que me muerdo la mejilla desde dentro, la boca se me llena de sangre y al instante siento el sabor a hierro, - ¿estás completamente descerebrado? - Ya está gritando para que el público de la sala empiece a salir a la calle a ver una representación a todas luces más interesante que la que se proyecta en la ópera.
- Yo... qué..., - no me da tiempo a decir nada normal. Tengo la lengua trabada por el miedo mientras le miro a los ojos frenéticos, que se oscurecen más que la noche a cada segundo que pasa.
- Chernov chasquea los dedos y un coche negro se acerca a nosotros. Antes de que me dé cuenta, el hombre me arrastra hasta el coche, me empuja al asiento trasero y abre la puerta. - ¡Quiero que te quedes en tu habitación y no asomes la nariz hasta que vuelva! Volveré muy pronto, ¡es hora de acabar con toda esta mierda!
Y justo cuando tengo tiempo de abrir la boca para contestarle, la puerta del coche se cierra de golpe justo delante de mí y el coche arranca. ¡Y yo estoy allí sentado en estado de shock y no puedo entender qué coño acaba de pasar!
Me duele tanto y me cuesta tanto respirar que me doblo por la mitad y empiezo a asfixiarme. Tardo un rato en darme cuenta de que estoy sollozando. Las lágrimas me corren por la cara y ni siquiera puedo inspirar bien.
¿Por qué me hace esto? ¿Qué le he hecho? ¿De verdad le he dado motivos para estar tan irritado? Ni siquiera le dije nada sobre su hábito de fumar, no lo ofendí de ninguna manera. Sólo estaba siendo educada, sólo... confundida cuando le vi y caí en mi propia trampa.
La decepción y el resentimiento empiezan a embargarla de rabia e ira. ¿Por qué demonios me ha hecho esto? ¿Qué soy yo para él? ¿Un perro? ¿Un gatito? ¿Su animal de compañía? ¿Una chica a la que solía tratar así? ¿Qué piensa de sí mismo? ¡Es un estúpido idiota!