Te castigaré

- Me obedecerás, - los dedos del guardián se deslizan por mi cara hasta llegar a mi cuello.
- Ni siquiera tú puedes obligarme, - oculto mi miedo tras una sonrisa tensa.
- Haré de ti una buena chica. Mi niña, - su aliento me quema la piel, - o te desheredaré. Te convertirás en una moza errante.
Sollozo e intento apartarme. Pero sus dedos solo fijan mi rostro con más fuerza y me obligan a mirar sus ojos negros.
- Puedo castigarte de muchas maneras, - su tacto se vuelve insoportable.
Mi corazón empieza a bailar desbocado, porque sé CÓMO me castigará... A su lado, seré cualquier cosa menos una buena chica.