Su tacto me quema la piel. Cuando me toca el pecho con el dedo, me estremezco. Está tan húmedo entre mis muslos que cierro las piernas.
Esto es algo anormal. No puedo desearlo y al mismo tiempo querer estrangularlo. Son deseos malsanos. Pero, ¿qué hacer con el hecho de que quiero atraerlo hacia mí? Hundir mis labios en los suyos, deslizar mi lengua en su boca...
Empujo hacia delante, casi cogiéndolo entero, casi... Casi lo consigo, pero sus dedos me aprietan la garganta tan brusca y rápidamente que ni siquiera tengo tiempo de darme cuenta de lo que ha pasado.
- Shh, - gruñe contra mis labios. Se está burlando de mí. Este cabrón se está burlando de mí.
- Basta, - siseo. Estoy dispuesta a clavarle las uñas en la cara. ¿Cuánto tiempo más pretende jugar conmigo?
- ¿Parar qué? - Su lengua se desliza por mis labios y estoy a punto de gritar de impotencia. Estoy tan excitada que sólo deseo su contacto. Quiero que nos quite la ropa, que me tome. Por fin ha hecho lo que los dos queremos.
- Búrlate de mí, - prácticamente lo grito. Me fuerzo a avanzar y estrello mis labios contra los suyos.
No sé cuánto tiempo pasó hasta que su mano pasó de mi garganta a mi pelo. Un segundo... Dos... Un minuto... Sus dedos me aprietan el pelo de raíz. Me hacen inclinar ligeramente la cabeza hacia atrás. Y entonces... entonces su lengua se sumerge en mi boca. Se apodera del territorio con autoridad.
Un segundo después, y mi sangre se convierte en agua hirviendo que corre por mis venas, hirviendo, hirviendo... Todo flota ante mis ojos, la realidad parece falsa. Ahora todo es falso excepto él.
Me arranca la blusa, que vuela hasta el suelo. Mi sujetador es el siguiente. Mis dedos están en sus hombros, en su pecho... Intento encontrar los putos botones de su camisa. Quiero desabrocharlos. Quiero tocarlo. Quiero que mis dedos ardan en su piel caliente. Ahora mismo, tocarle es mi deseo más importante. El más preciado. Lo único sin lo que voy a morir.
Le desabrocho los botones. Deslizo las manos bajo su camisa y suelto un suave gemido en su boca mientras mis dedos recorren sus abdominales. Cuando paso las yemas de los dedos por el vello crecido de su pecho.
Estoy enferma. No soy normal. Estoy obsesionada. No puedes querer tanto a un hombre al que quieres odiar, ¿verdad? No puedes querer a alguien que sólo te causa dolor, ¿verdad?
Mi falda se sube, mis bragas se rompen en un segundo. Sus manos me agarran las nalgas y en un momento me empuja contra la pared, con las piernas enroscadas en su cintura.
- Rompiendo el beso, Glib intenta mirarme a los ojos. Para devolverme a la realidad.
- Sí, todo es como está escrito en las instrucciones...
Por favor, no pares. Lo necesito tanto ahora ... Necesito que continúe ...
Siento su erección entre mis piernas. Puedo sentir lo excitado que está. Lo extraño tanto dentro de mí. Ahora mismo. Justo en este segundo. ¡Lo deseo! ¡Lo deseo tanto!
El traqueteo del cinturón, el sonido de la cremallera... Mi fuerte sollozo mientras me penetra. Llenándome hasta el borde.
Supongo que tiene que doler. Probablemente sí... Pero estoy tan excitada que me quema el hecho de que sea él. Que me está tocando. Que me está besando. Que me llena de sí mismo...
Creo que puedo explotar sólo por estar cerca de él. Mi piel es tan sensible que cada roce suyo es como una descarga eléctrica que penetra en mi piel.
Su mano me acaricia el pecho y me inclino para recibirla. Quiero más contacto.
Quiero más sensaciones calientes en mi piel. Le deseo.
Glib me penetra con fuerza. Fuerte. Rápido. Y me gusta. Me gusta su rudeza. Su insaciabilidad. Su locura ante mi proximidad. No puede controlarse. No puede. Igual que yo en sus manos.
- Glib... - Gimo en sus labios, clavo las uñas en sus hombros cuando siento que estoy a punto de explotar. Siento que empiezo a contraerme a su alrededor. Le rodeo con las piernas, tirando de él hacia mí... - Más rápido... Quiero más...
No sé lo que estoy pidiendo. No tengo ni idea. Sólo digo tonterías.
Le araño los hombros, me retuerzo sobre él en el momento en que los fuegos artificiales explotan dentro de mí. Mis uñas en su espalda, su cuello... Sus dientes se hunden en mi labio inferior. Un orgasmo vertiginoso me sacude. En el momento en que Glib se corre, rugiendo como un animal... Siento cómo se corre dentro de mí...