Seis meses han pasado desde lo de Marcía, los primero meses fueron difíciles en muchos sentidos, ella insistía en que volviéramos y yo intentando mantenerme firme, su interés e insistencia disminuyó, cuando me empezó a ver salir con otras mujeres, nada sentimental, solo físico, compartir con una mujer diferente una noche, se empezó a ser normal y hasta sencillo para mí, relaciones sin compromiso le dicen, con protección claro, pero sin compromiso.
A las que no les agrada nada, mi comportamiento es a Naty y a Soraya, dicen me he vuelta un perro, yo no creo que ese adjetivo, se adapte a mí, los perros son animales muy fieles y ser fiel es algo que no me interesa.
Dice Soraya que Santiago me contagió del virus del mujeriego, antes de que Dania lo curara, solo que en mi incubó, más tiempo y hasta ahora muestro los síntomas. Pero en el fondo yo se bien, qué o quién fue la que me hizo cambiar. Además las mujeres con las que comparto, una o dos noches están en sintonía conmigo, todo es casual, pasarla bien y chao que te ví. Si funciona para ambos no hay daños.
Abro los ojos y estoy acostado en mi cama, con una rubia exuberante a mi lado, no recuerdo su nombre, ¿Será que si se lo pregunte? . Me levanto de la cama, tomo una ducha y salgo a la cocina a servirme un café.
Veo a la rubia salir de la habitación, salir de mi habitación con una camiseta mía.
—¿Me guardaste desayuno, amor? — Dice la mujer.
—¿Amor? — No sé ni su nombre y esta mujer me llama amor, rayos.
—No, no preparé nada. Respondo.
—No te preocupes amor yo lo hago.
—Disculpa, pero tal vez ya sea hora de que te vayas, digo un tanto incómodo.
—No hay problema, puedo quedarme a desayunar y hasta a almorzar, estoy desempleada amor.
Esta mujer empieza a estresarme, literalmente acabo de echarla y se hizo la áerea, voy a tener que llamar a la caballería.
Tomo mi celular y envió un mensaje, estoy seguro que en veinte minutos, este problema estará resuelto.
Tal como lo esperaba, diecinueve minutos después exactamente una despampanante pelirroja y una hemosa y escultural rubia hacen su entrada triunfal, entrando a mi apartamento tan campantes, como si fueran las dueñas.
La rubia que esta sentada en el love seat, se queda de piedra al verlas, mientras yo solo sonrío al verlas con ese aire de mujer fatal tan propio en ellas.
—¿Y tú quién eres? — Dice Soraya, en tono altanero.
—Eso debería preguntarlo yo, le responde la chica, envalentonada.
—Yo, cariño— Soy una de las mujeres de su vida.
—Y yo dice, Naty soy la otra mujer de su vida.
—¿Eso es cierto? —pregunta la rubia sin nombre, mirándome molesta.
—Muy cierto, respondo divertido.
—¿Tienes dos mujeres? — Pregunta indignada.
—Sí, responde Soraya y somos muy celosas, solo lo compartimos entre nosotras dos, por lo que tú aquí sobras. Así que o te vas por tu voluntad o te mandamos a sacar. Termina diciendo Soraya, mientras que Ronald se pone de pie, con su porte intimidante, justo a lado de la puerta de la entrada. La mujer asustada, corre al cuarto a los pocos minutos sale a medio vestir, bajo la mirada amenazante de Naty y Soraya.
—Son mis heroínas, digo sonriendo.
—y tú eres un mujeriego, dice Naty.
—¡Mujeriego!— dice Soraya, espíritu de los mujeriegos, sal fuera de ese cuerpo y devuélvenos, al hombre bueno y fiel que teníamos como amigo, dice Soraya, mientras me da un par de carterazos.
—Oye, oye para el maltrato ya tienes a Augusto— replico enojado.
—¿Víctor hasta cuando vas a andar de mujer en mujer?.
— Dice Naty enojada.
—Ay no, no empiecen. contesto frustrado.
—Pues si no quieres que empecemos, termina con este teatro de vida, que te haz montado, tú no eres así Víctor, Dice Soraya.
—No era así, pero ahora si soy, además lo disfruto, respondo.
—Pues hace rato no parecía que estuvieras disfrutándolo tanto, con la mujercita esa aquí.
—Nunca falta una loca.¿Pueden creer que me llamo mi amor y que quería hacerme el desayuno?. Digo incrédulo.
—Si no me voy lo mato, dice Soraya caminando a la salida.
—Chao, dice Naty, saliendo detrás de ella.
No entiendo cual es el problema de estas mujeres, pero bueno ya después tocará contentarlas.
Esta mañana recibí una llamada de Natasha, hay una reunión extraordinaria de accionistas de la naviera, así que debo estar. Se puso en plan de jefa, así que toca ser puntual.
—Llego por quién lloraban, digo entrando a la sala de juntas, donde ya se encuentran todos.
—Aquí nadie lloraba por ti, dice Santiago.
—No seas cruel Santiago, porque matas mis ilusiones de esa manera.
—Bien ya que estamos todos, empecemos. Todo esta listo para abrir la filial en New York, solo tenemos que decidir quién de nosotros, irá a Estados Unidos a encargarse de ella.
El silencio inunda la sala, para todos es una situación difícil, es un cambio de vida drástico. Naty, Soraya y yo ya una vez lo hicimos, al mudarnos a Italia, solo que ahora hay hijos y esposos , excepto yo a mi no me atan ni hijos, ni esposa.
—Yo, yo me iré a New York. Respondo serio.
—Víctor…
Intenta decir Natasha, pero la interrumpo.
—Víctor nada Natasha, es lo más adecuado y todos lo saben, arregla todo Soraya, solo será por un tiempo y no me caerá nada mal un cambio de aires, además hay bueno amigo en New York, que aprovecharé para visitar.
—Listo entonces así será, dice Soraya con la voz entrecortada, mientras dale de la sala, seguida de Natasha, quién nisiquiera me miró antes de salir.
Se que no será agradable, separarnos, pero bueno tocará aprender a extrañarnos.