Una monja es mi mate (saga N°1)

CAPITULO 42

Lo miro a sus ojos ahora un rojo intenso como el rubí, comienza a repartir besos por todo  mi cuello, acercándose cada vez más a mi boca, uniéndonos en un beso salvaje pero necesitado del uno del otro, no entiendo lo ………por  que le hice esperar cuando yo también lo necesitaba, pero cuando sentí que iba a continuar con lo que estaba haciendo, siento que me deja de pie , alegándose de mí en un rápido movimiento.

-“mi bella luna no quiero hacerte daño, es mejor si te vas”-comienza a retroceder poniendo sus manos sobre su cabeza jalándose su cabello.

-no me harás daño Eduar-comienzo a caminar lentamente a él.

-“pero si llego a lastimarte no me lo perdonaría-comienza a retrocedes tropezándose con la cama, pues lobito ya estas acorralado. Comienzo a caminar rápidamente, subiéndome encima de él quedando a horcajadas.

-no me vas hacer daño-tomo una de sus manos, percibiéndome que están hechas garras, no tengo miedo, las pongo en mi ceno, con tan solo en contacto de sus mano comienzo a sentir una corriente eléctrica.

-“pero mi bella luna es tu prim…-lo callo poniendo mi dedo en sus labios.

-sé que me ayudaras con el dolor-pongo ambas manos en su rostro quedando solo a pocos sentimientos-quiero ser tuya mi alpha-sus bellos ojos cambian de un color azul, adorado regresando al rojo en un santiamén, bueno eso me enciendo aún más.

Sin esperar más choca mis labios con el suyo en un beso violento, me acerque aún más a él mientras movía mis manos torpemente sobre su espalda, aquel beso significaba todo expresándose mediantes nuestro instinto de estar ceca de uno del otro, rompemos el beso por falta de oxígeno, mientras que Eduar reparte besos sobre mi cuello pronunciando “MIA” en cada beso que me daba, sus manos van bajando sobre mis espalda hasta llegar a mi nalga, apretándola siendo hormigueo por todo mi cuerpo.

En un movimiento me tiene debajo de él, comienza  a besar mis labios, pasando sus manos por debajo de mi piyama, deja de besar mis labios para besar mi cuello “MIA” pronunciaba mientras gruñía, cada vez sus voz se hacía más gruesa, eso me encantaba….o mejor dicho me encendía, estoy segura que si hubiera sido una mujer lobo estaría en celo. Mi entras su mano toma posesión de mi polo sacándomelo en un movimiento impresionante, pasa su mano desbrochando mi brasier , en lentamente comienza a sacarlo quedando desnudo mis pezones, posa su miradas sobre ello, asiendo sonrojarme más, sierro mis ojos, sintiendo su aliento en uno de mis pezones chupándole gentil mente, mordiéndolo, esto provoca que se me escape un gemido arqueando mi espalda en el proceso, gamas pensé que se sentiría de esta manera, me siento rara por experimentarlo pero me guasta su toque en mi piel, jamas imagine que existiría alguien que pueda encender mi cuerpo de esta manera , sintiendo sensaciones desconocida, pero excitante.

Mis mano comienza a desabrochar su camisa pero Eduar me ayuda, destroza sus camisa con sus garras, siguiendo besando mi cuello, mis labios, mientras que con mi mano comienzo recorre su  cuerpo grabándolas con mi tacto, noto que una de sus manos baja por mi cintura tomando el pantalón, deslizándola sobre mis piernas quedando solo en bragas, se separa de mi contemplándome, como si fuera lo más hermoso que ha visto en su vida, aquel acto me sonroja, aquella ternura que me demuestra, escucho que como emite un gruñido que se escucha fuerte y claro estoy seguro que todas en la mansión lo han oído, vuelve a tomar mi pezón mordisqueando a su antojo mientras que con el otro masaje con su manos, arqueo la espalda sintiendo como su lengua y sus manos masajean mis pezones ocasionando que se escape varios gemidos de mi parte, una de sus manos baja a mi cintura deteniéndose al borde de mi cintura, su lengua va bajando hasta mi ombligo mientras que su mano se divierte con mi seno, abandona mi ombligo para besar mi vientre, pasa por mis caderas hasta llegar por mis muslo mientras va besando en el proceso hasta llegar a mis rodillas donde se detiene para separar mis piernas.

Besa el interior de mi muslo haciendo  que una corriente eléctrica recorra por todo mi cuerpo.

Mi cuerpo tiembla, mi cabeza retumba conforme mi corazón late descontroladamente. Mi reparación se altera con cada de sus simple toque, ansiaba más de él, toma mi braga rompiéndole con sus jarras, quedando totalmente desnuda ante la persona que amo y amare por el resto de mi vida, se separa de mí , bajándose de la cama, mi curiosidad es más grande le sigo con la mirada, me mira mientras que  comienza a sacarse el pantalón seguido de su bóxer, ahora tengo otra oportunidad de contémplalo completamente, bajo mi mirada poco a poco hasta llegar a su……santa maria, santa rosa de las mil rosas….trago duro, comienzo posar mi mirada sobre sus ojos, se acerca más a mi poco apoco, sintiendo su cuerpo sobre el mío.

Comienza  avezarme, mientras que con su otra mano baja sobre mi muslo separando mis piernas posicionándose entre ellas, deja de besarme separándose, para mirarme a los ojos,  una sonrisa de la forma en sus labios.

-“eres bella mi bella luna y solo eres nuestra”-aquellas palabras me sonroja, pero  lo quiero es sentirlo, lo beso sintiéndole en cada espacio de mi boca.

Sus manos bajan colándose por mis pliegues abriéndolos, me siento mojada en aquella parte, de pronto ciento como uno de sus dedos en mi interior causando un poco de dolor.

-ssshhh-dice sobre mi cuello, besándolo lamiéndolo donde creo que ira su marca haciéndome estremecer. De nuevo ciento como otro de sus dedos se cuela sobre mi parte intima ocasionado un pequeño gemido de color. Siento que se tensa pero antes de que se separe tomo su rostro.

-voy a estar bien te necesito ahora-besa mi frente.

-“ábrete para nosotros mis bella luna”-sin más mis piernas obedecen su mandato abriéndose a mas no poder-mírame-mire sus hermosos ojos rubí- seré cuidadoso-saca sus dedos de mi interior-“te amo mi luna”-dice mientras que se desliza sobre mi interior, llevo mis manos sobre su espalda aferrándome a ello, clavando mis uñas sobre su espalda, un gemido de dolor salió de mis labios, el cual fue callado por un beso suyo. Una vez el dolor pasó, mis piernas se enredaron sobre su cintura, señal que sirvió para que se moviera sobre mí, de forma pausada, entraba y salía con estocadas cortas.




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