Volver a Enamorarse

Capítulo # 29

Capítulo # 29

Después de salir de la clínica. Charlotte le pidió a Anastasia que fuera ella quien le dijera a Alain de que estaba embarazada, no tenía el valor para decírselo y tenía miedo de la reacción que pudiera tener él.

Al principio la morena dudaba en hacerlo, pero quería que Charlotte se sintiera cómoda y que de verdad estuviera tranquila disfrutando de su embarazo. Así que tomó la decisión de decírselo, pero lo haría en la intimidad de su hogar y no en el trabajo.

En la mansión Dupuis Palmer.

En la habitación.

Alain se encontraba completamente agotado. Había tenido un día muy duro porque se aproximaba la fecha de su boda y su mujer, y él habían dividido la organización para que no fuera todo el peso sobre ella.

—Amor —habló él completamente exhausto y con unos deseos de acostarse a dormir—. ¿Te falta mucho? —preguntó, comenzando a quitarse la ropa y meterse al baño.

Tasia salió del baño con una ropa diminuta que había dejado a Alain asombrado. Se veía bellísima.

—Mi vida. ¿En serio que hoy quieres pelear? —preguntó con cierto asombro y mirando la sonrisa de ella en su rostro—. Hoy es el día en que me siento agotado.

Ella sintió en la voz de su marido que estaba realmente agotado y decidió quitarse la ropa. Se fue directo a sacar su pijama.

—¿Tasia?

—No quiero quedarme insatisfecha y mucho menos tenerte agotado —aclaró acercándose a él y le dio un beso en los labios—. Ve a darte un baño. Necesitamos hablar algo importante.

Alain quería decir algo, pero prefirió darse un baño y regresar.

Mientras que Anastasia se encargaría de seguir organizando lo del matrimonio y esperar que su esposo saliera del baño.

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En la mansión Morin.

Charlotte tocaba su vientre con tanta ilusión.

—Si eres niño, te llamarás Emiliano como tu abuelo materno y si eres niña, te llamarás Chiara como tu abuela materna. No sé cómo seré de madre, pero espero amarte tanto como tus abuelos lo hicieron conmigo y darte todo lo que pueda para que seas inmensamente feliz. Trataré de no hablarte de tu padre, mi pequeño o pequeña… Quiero que entiendas que solo estamos nosotros dos y que nada nos hará falta. Solo tienes que confiar en mamá.

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En la mansión Dupuis Palmer.

Anastasia esperó que su esposo saliera del baño y lo hizo, venía con el pijama puesto y lo miró con cierto asombro.

—Si estás agotado…

—Sí, y mucho, en dos semanas será nuestra boda religiosa y no sabes lo cansado que estoy. Se supone que mañana tengo que ir para que me acomoden el traje y no he podido confirmar.

—Ya lo hice por ti, será en la mañana —respondió, sintió el peso en la cama. Ella le dio un beso en la frente al acostarse a su lado—. Estás muy cansado, Alain, pero lo que tengo que decirte no puede seguir esperando.

—¿Qué pasa?

—Es sobre Charlotte.

—No me digas, ¿qué está de grosera contigo?

—Amor, no es eso. Ella necesitará de nuestro apoyo y más ahora que estará con una responsabilidad muy importante —logró decir al acariciar su cabello con tanto amor—. Amor. Tu mejor amiga te hará, tío.

El moreno se levantó de golpe.

—¿Está embarazada? —preguntó incrédulo.

—Sí, tendrá un bebé —confesó ella.

Él se levantó de la cama enfurecido.

—¡Ella no pudo hacerme esto! ¡Charlotte rompió nuestra promesa, Tasia!

Ella estaba confundida, ¿a qué se refería su esposo?

—Necesito verla —dijo, buscando su ropa y sintió cómo su esposa se había ido hasta él—. Anastasia.

—Alain Dupuis, ¿te me comportas? —dijo en un tono de autoridad—. Ella necesitará de nuestro apoyo y no pienso permitir que la hagas sentir mal. No sabes lo confundida que estaba para que vengas tú a querer dañar su pequeña estabilidad.

—Tú no entiendes —murmuró con cierta molestia—. Ella y yo hicimos un juramento y se suponía que debía de cumplirlo.

—¿Y qué se prometieron? —preguntó confundida.

—Nos juramos que, si llegáramos a ser padres, lo tendríamos al mismo tiempo para que crecieran juntos y que llevarían nuestros nombres de segundo nombre. Por ejemplo, si tenemos una niña, se llamaría Anna Charlotte.

—Eso no —dijo seria.

—Eso sí, porque tú quieres que Liliana elija el nombre de nuestro bebé y lo acepte. Tú no puedes prohibirme que una de mis hijas lleve el nombre de mi hermana —enfureciéndose con ella.

—Alain… ¿Te pasaste?

—Mi amada, tienes que respetar mis decisiones como he respetado las tuyas e hicimos ese juramento desde niños. No voy a ser el primero, en romperla.

—Ok, lo haremos —aclaró—. Tenemos que decirle a mi hermana que el nombre que ella elija que convine con el de ella. ¡Ya estoy hablando como si estuviera embarazada yo!

—Amor, esto cambia los planes…

—Espera un poco, Alain. Sé por dónde vienes y te entiendo. Pero, al momento de que decida ser mamá, lo tendremos, no quiero sentirme presionada en tener un bebé para complacerte a ti y menos a ella… Que sea algo mutuo y que no se lleve tanto con el bebé de Charlotte. ¿Y si tenemos un niño? ¿Le pondremos a Charlotto o qué?

El moreno soltó una carcajada.

—Tampoco así —expresó con una sonrisa—. Sí, llegará a suceder, llevaría la inicial de Charlotte.

—No suena mal —aceptando el juramento de su esposo y su amiga—. Estamos claros de que así será, pero todavía no.

—Todavía no —dijo agarrándola del brazo y sentándola en la cama—. Mañana hablaré con ella y trataré de dormir un poco.

—Descansa, amor. Mañana será otro día —aseguró llevándolo a la cama para dormir abrazados.

Alain necesitaba descansar y esperar, ver a su amiga cara a cara, y poder hablar tranquilamente sobre su futuro y del bebé.

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Al día siguiente.

En la mansión Dupuis Palmer.

En el comedor.

Tasia estaba disfrutando el desayuno, cuando sintió la voz de sus padres.

—Amor, llegaron tus papás —anunció con una sonrisa Alain. Sus suegros se quedarían unos días antes de la boda para ayudarlos con los preparativos—. ¿Y ya desayunaron?




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