❥. CAPÍTULO VI

Llegaron a Seúl cuando amanecía, el conductor los dejó en un parque y ellos se dirigieron a la pensión donde vivían.

—¿Cuál es el plan? — preguntó Hyunjin.

—Apenas pueda iré a hablar con Jisung y le aclararé el malentendido.

—Y... ¿nosotros?

—¿Qué hay con nosotros?

—Supongo que si vas a hablar con Jisung te reencontrarás con tus padres tarde o temprano y entonces, quiero saber qué pasará con nosotros.

—Oh, bueno — Jeongin bajó la cabeza — Es que eso deberías decirlo tú, aún no ha quedado nada claro entre nosotros.

—Tú sabes lo que yo quiero.

—Pero no te has declarado, creo que deberías declararte.

—Y después pedirles permiso a tus padres para cortejarte.

—Papá se horrorizaría si te presentas ante él — rio Jeongin.

—¿Tan feo soy?

—Sabes que no... pero no es eso, tú sabes, Hyunjin, él va a querer para mí un hombre de dinero.

—¿Y tú estás de acuerdo?

—Tú sabes que no, pero aún no me has dicho nada.

Caminaron tomados de la mano hacia la pensión, Hyunjin lo dejó en su habitación y se despidió con un beso.

—¿A qué hora quieres que te acompañe a ver a Jisung?

—A las nueve.

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A la hora señalada, Hyunjin estaba en la puerta con un ramo de flores, justo las flores favoritas del menor.

—¡Hyunjin! Qué hermoso regalo.

—No son para ti — dijo él — Pienso que después de que hablemos con Jisung deberíamos ir a casa de tus padres, si no me queda otra, me rendiré a las presiones sociales y les pediré permiso para cortejar a su hijo.

—Es maravilloso — dijo Jeongin con lágrimas en los ojos, tomó el brazo que Hyunjin le ofrecía y se dirigieron a casa de los Seo.

Fue Chan les abrió y su rostro se iluminó al ver a Jeongin.

—¡Jeongin! Estábamos todos muy preocupados por ti, Jisung se alegrará mucho de verte.

—Hola Chan, quiero presentarle a Hwang Hyunjin, que accedió a acompañarme.

Chan miró con una ceja levantada a Hyunjin.

—¿Estás bien, Jeongin? ¿Necesitas ayuda?

—Estoy bien, Chan, pero necesito hablar con Jisung, y es urgente.

—La verdad es que eso tienes que pedírselo a alguien más, Jeongin — Chan se veía embarazado —. Él no es el misma, llora casi todo el tiempo, y aunque es el mejor padre que se pudiera desear, no se ve feliz cuando está con los trillizos, dice que le recuerdan demasiado a Minho y es Changbin es quien se hace cargo de él, porque Jisung no tolera que nadie más lo vea.

—Vaya…Changbin cumpliendo su sueño — murmuró Jeongin.

—Changbin es muy celoso, dice que él es su paciente y que él lo va a cuidar aunque tenga que estar con a su lado el resto de su vida —apareció Félix con una sonrisa.

Jeongin al ver al pecoso, se acercó y lo abrazo con fuerza, escondiendo su rostro en el cuello del mayor.

—Debería estar enojado contigo por irte y no avisar.

—Ustedes saben por qué hice lo que hice —replico Jeongin— Por cierto, Lix, te quiero presentar a Hwang Hyunjin, un amigo que me acompañó hasta aquí.

—Vaya, es muy apuesto —dijo Félix viendo a Hyunjin de pies a cabeza.

—Félix —habló Chan con seriedad.

—Mira esos brazos —el pecoso apretó sus hombros.

—Félix —volvió a hablar Chan.

—Y esos labi-

—¡Bang Félix! Por si se olvidó estoy aquí, soy tu esposo y padre del bebé que crece en tu interior.

—Ya gruñón, estaba jugando —soltó una risita besando a Chan por la mejilla— A mis ojos, solo tu eres guapo y perfecto.

—Ajá.

Félix negó con la cabeza riendo por los celos de su esposo y se puso a su lado tomando su mano y entrelazando sus dedos, mirando a Hyunjin y Jeongin.

—Bueno, volviendo al tema de Changbin, él cuida mucho a Jisung y él verdaderamente está mal, no deja que ni nosotros lo miremos

—Pues con lo que tengo que decirle a Jisung se le quitará cualquier malestar — dijo Jeongin —. Por favor, llama a Changbin.

—Es que no sé si él quiera verte, Jeongin, está muy dañado por lo que pasó en la Iglesia, dice que lo convertiste en el hazmerreír de la sociedad.

—Lo lamento, pero yo debo velar por mi amigo, ya bastante daño le he hecho con mi silencio —suspiro y se puso a gritar — ¡Changbin! ¡Changbin!

Jeongin se puso a llamar a gritos a Changbin, cada vez su voz se hacia más fuerte, irritando un poco a los sensibles oídos del pecoso, asustando a Hyunjin y Chan ¿Cuándo había aprendido a gritar con tanta fuerza? Changbin, al escuchar tanto alboroto bajó del segundo piso con un delantal mojado.

—¿Quién me llama? Estoy lavando la ropa de los... — y al ver a Jeongin, la voz de Changbin se apagó en su pecho.

—Hola, Changbin — dijo el menor.

—¿Qué haces aquí? — preguntó bruscamente él.

—Vengo a ver a Jisung.

—Pues Jisung no necesita de nadie, yo puedo cuidarla a él y a los bebés.

—Creo que a Jisung le gustaría verme.

—No, Jisung no quiere verte, puedes irte por donde viniste ¿Sabes que arruinaste todo? ¿Y quién es ese?

Hyunjin se enderezó.

—Pues yo soy...

—Un amigo — interrumpió Jeongin — Un amigo de Chan.

—Ah — Changbin se vio aliviado.

—Pues yo tengo algo que decir al respecto — masculló Hyunjin.

—Creo que Jeongin lo hizo bien, más vale no enojarlo o se encierra en la habitación de Jisung y no deja que nadie pase — repuso Chan.

Hyunjin se tuvo que quedar en silencio y Jeongin avanzó un paso hacia Changbin.

—Por favor, Changbin, necesito ver a Jisung.

Changbin se mostró nervioso.

—Él no está acá, está en su casa con su marido, mejor ve allá.

—¿Me ves cara de imbécil, Changbin? Sé que Jisung está allá arriba, así que o me dejas verlo por las buenas o por las malas.

Changbin se retorcía las manos en el delantal.

—Si no me hubieras dejado en la puerta de la Iglesia, esto no habría pasado — dijo Changbin.