— Lea, levántate ya, es tarde. — Entra Sam bruscamente a mi habitacion.
— Déjame dormir. — Balbuceo aun medio dormida.
— Vamos a perder el vuelo. — Me quita la sábana de encima y abre las cortinas. — Son las seis treinta, el jet sale a las ocho. Quiero que estés lista a las siete, Trent y yo vamos a meter el equipaje en el auto.
— Ya voy. — Coloco la almohada sobre mi cabeza. — ¿Sabes lo molesta que eres cuando estas estresada?
— Ve a bañarte. — Me quita la almohada muy molesta arrojándola al otro lado de la habitación. — Levántate.
Con desgano me siento en el borde de la cama, froto mis ojos unos segundos antes de levantarme.
La noche anterior preparé la ropa que voy a ponerme hoy, así que no pierdo el tiempo en eso, solo tomo una toalla y me doy una ducha rápida, bajo a la cocina para tomar café y comer pan tostado con jalea.
— Hola Lea. — Dice Trent entrando a la cocina.
— Hola ¿Ya está todo listo? — Bostezo.
— Sí, Sam pregunta si ya estas lista.
— Solo me cepillo los dientes, ahora voy, los alcanzo en el auto.
Subo a mi habitación, meto el cargador y los audífonos de mi celular a mi bolso, mientras me cepillo los dientes. Escucho la bocina del auto, seguramente ya es muy tarde.
Me enjuago la boca antes de bajar corriendo a toda prisa con mi bolso, entro al auto recuperando el aliento, Sam me ve algo molesta.
— ¿Te das cuenta de la hora que es? — Me enseña la pantalla de su celular, son las siete y diez. — Ahora tenemos que correr, llamaré a Sarah para pedirle que nos esperen.
— No se irán sin nosotras, tú fuiste la que organizó todo con la agencia de viajes, además tú tienes el último cheque, no les conviene dejarte.
— Tiene razón bebé, relájate. — Le ofrece una sonrisa que de inmediato la reconforta.
— Tu celular lleva vibrando todo el camino ¿No piensas contestar?
Mi celular ha estado todo el tiempo en mi bolso, seguramente Sam sintió la vibración por que esta pegado a su asiento, de hecho, no quiero contestar, ya se quién está llamando y no me apetece hablar ahora mismo con él.
— Voy a apagarlo.
Tomo mi celular del bolso, al encender la pantalla me doy cuenta de que tengo casi cuarenta llamadas suyas. No voy a encender el celular hasta que el vuelo esté en el aire, tal vez mire alguna película en Netflix, descargué muchas para el viaje.
— ¿Todo bien? — Pregunta Sam.
— Sí, sólo era Peter ¿Lo borraste de la lista cierto?
— Por supuesto que sí, dijeron que te devolverían el dinero del vuelo, pero no podían devolverte el dinero del hotel.
— El dinero es lo que menos me preocupa. Solo no quiero tenerlo cerca jamás.
— Tranquila, estas vacaciones serán estupendas, no te acordarás ni siquiera de su nombre cuando regresemos.
Al llegar al aeropuerto nos apresuramos para poder llegar al punto de reunión de nuestro grupo, aún faltan cinco minutos para las ocho, así que Sam respira con alivio.
Escucho una voz conocida detrás de mí, de inmediato me siento helada, estupefacta, no logro mover ni un solo músculo. Me toma con mucha fuerza y me jala por el brazo unos metros apartada del grupo, los ojos de todas mis amigas se posan en nosotros.
— Sueltame me lastimas. — Digo poniendo mi mano sobre la suya intentando liberarme.
Él de mala gana quita su mano de mi brazo, pero no se aleja ni un centimetro de mi, doy unos pasos atrás, no me siento comoda estando así de cerca de él.
— ¿Qué haces aquí? — Digo finalmente sin mirarlo a los ojos.
— Tú me invitaste a este viaje ¿Recuerdas? — Dice muy molesto. — Pero me llevé la sorpresa de mi vida al llegar aquí y que no me dejaran pasar por qué no estoy en la lista de pasajeros. Tuve que sobornar al empleado para que me dejara hablar contigo.
— Yo te invité a venir cuando estábamos juntos, deberías saber que no quiero volver a verte jamás, pensé que te había quedado claro.
— ¿Algún problema? — Pregunta Trent en tono amenazante.
— Ninguno, Peter ya se va.
— ¿Como puedes hacerme esto? — Pregunta incrédulo.
— ¿Yo? Tú fuiste el que se acostó con mi hermana, después de eso te confronté y me golpeaste.
— Todo fue culpa tuya, en primer lugar fuiste tú quien me descuido, segundo, si no me hubieses enfadado tanto no te hubiese golpeado.
— Vete al carajo idiota. — Le pego un puñetazo en el rostro tan fuerte que los nudillos me duelen demasiado.
La sangre comienza a brotar de su labio, incredulo la limpia con los dedos de sus manos, Sam llega en ese instante con un empleado de seguridad quien escolta a Peter fuera de la sala.