Las suelas de mis zapatos golpean el piso recién pulido. Donde vayan mis pisadas, murmullos y desconcierto inundan mi camino. Ajeno a ese circo, sigo con mi camino, indiferente, con soberbia y desprecio. Durante mi recorrido, el mismo espectáculo se repite, el tumultuó de los empleados se paraliza para admirar el desfile de personas encabezado por mi persona.
El silencio, asombro y respeto reina antes de realizar que no es ninguna visita de cordialidad, ni una procesión: es el nuevo personal de la empresa.
En un orden casi militar, mis agentes de seguridad apartan y reemplazan a los empleados; los despedidos son escoltados directo hacia la salida con las manos vacías.
La misma técnica es empleada en todos los edificios del Grupo3. Ninguna sede escapará al programa de reemplazo. Dentro de una hora, todo habrá terminado.
Satisfecho, sigo con mi trayecto hasta la torre principal. LA TORRE. El comando central del Grupo3. El elevador en forma de tubo de cristal me espera para llevarme a la cima. Adentro, admiro mi obra. Es un arte digno de mi persona y de mi genio. Soy un genio, es así de sencillo.
Las puertas del ascensor se abren, al frente las escaleras de mi trono. Por un momento me detengo, y disfruto el sabor de mi victoria. Una guerra perdida recuperada en una sola batalla, dividir para reinar. Dividí y ahora soy el soberano del Grupo3.
—Bienvenido, XIAN LEE
Adentro, la junta directiva se endereza de sus sillas para darme la bienvenida. Sin presentar mis respetos, ni saludos, me siento en el puesto del CEO del Grupo3.
—Reunidos estamos para presentar nuestros respectos y fidelidad a nuestro comandante, el señor XIAN LEE.
Sin interés, ignoró al secretario. Me concentro en devolver la mirada a la única persona digna de mi interés. Y espero, su decisión. Soy consciente de la dura decisión que debe tomar. Una sola elección, someterse a mi voluntad única e incontestable o ... dejar de ser. Con una sonrisa, espero un poco más a que mi querido y tan estimado hermano menor se decida. Así es la vida de cruel, por tres minutos y cuarenta segundos para ser exactos. Ciento treinta segundos que me valen la corona, ser comandante del Grupo3 es mi Legado y el Pacto decidido por las generaciones anteriores prevalece.
LEE se levanta con la mandíbula crispada, me mira con un odio apenas disimulado y me presenta su respeto. En silencio, inclina el dorso hacia mi persona. Sin prisa, gozo de la derrota de mi hermano menor y de sus amigos. Por poco pierdo la cabeza por su culpa.
—La agenda de hoy, señores —informo, a modo de aceptación de las excusas de mi hermanito.
—Primero, perdimos el programa SIM —me comunica el feje de seguridad.
Enseguida miro a Lee totalmente consternado. —¿Una explicación?
—SIM es un programa autónomo, para ser corto es incontrolable —resume Lucas tieso.
Con gracia exploto de la risa: —Novatos, apostaron toda la liquidez del Grupo en un programa inestable. Y eso les costó la cabeza —digo a Lee directamente. Agradecido por su error fatal—. Ahora, la pregunta del millón es cómo lo recuperamos —ordeno, antes de entrelazar mis dedos sobres la mesa—. Es más, quiero un informe completo esta semana, y un plan de acción viable al menor costo en quince días. De lo contrario —aviso, antes de levantarme y acomodar el nudo de mi garganta— ya me conocen. —Lee, Lucas no me decepcionen. Mi amabilidad depende de sus resultados.
—XIAN, sabes que es imposible recuperar a SIM —objeta Lee con las manos alzadas.
—¿Imposible?
—Los usuarios principales no pueden ser cambiados —explica Lucas.
—Entonces Grupo3 los eliminará. Libre de ellos, SIM será nuestro —ordenó, al encargado de la célula de crisis.
—Perderás —amenaza Lee.
—Nunca, hermano. Nunca.
**FIN**
Travesía terminada!!!
Es el último giro del Cuervo y la Princesa... (^-^) !!!