Culpable

10. UTI

  ─Werren Sullivan ha sido detenido esta mañana afuera de su domicilio bajo los cargos de narcotráfico, secuestro y homicidio doloso contra al menos diez personas. Hasta el momento no se han dado declaraciones de ningún tipo por parte de la compañía de transporte de la cual era socio mayoritario.

Despego mi celular de mi oído cuando la voz de la contestadora hace su aparición.

Normalmente no estaría tan preocupada por que Eider no conteste mis llamadas, simplemente asumiría que está demasiado ocupado para atender y que más tarde lo hará, pero hoy la situación es diferente.

Vuelvo a marcar el número y espero pacientemente, pero sucede lo mismo. No hay respuesta.

La voz desesperada de Tanner se repite una y otra vez en mi mente.

  —No lo hayamos en ninguna parte desde ayer por la noche, Liv... Está contigo, ¿verdad?, no contesta porque está muy ocupado diciéndote cursilerias, ¿cierto?.

En ese momento mi corazón se detuvo.

Eider me había mentido, había dicho que iría a dormir a su casa porque Serena se lo pidió así.

Le sugerí a Tanner que llamaran a Blue, quizá él sabía algo al respecto, pero el castaño me aseguró que fue en lo primero que pensaron y que, según Kenz—quien había sido la encargada de hacerlo—, el pelirrojo no lo había visto desde hace dos días.

  —Eider... ¿dónde estás?—comienzo en cuanto escucho el pitido metálico de la contestadora—, estamos preocupados, llámame, por favor.

Suspiro.

Bajo hasta el recibidor y tomo las llaves de la motocicleta antes de salir de casa.

Tardo menos de dos minutos en ponerla en marcha y comenzar a conducir a toda velocidad hacia el único lugar en el que no voy a volverme loca.

Cuando llego aparco la moto cerca de la entrada, hago el intento por quitarme el casco y noto que con las prisas lo he olvidado en casa. 

Menos mal papá no me ha visto.

Toco el timbre esperando que todo sea una broma muy cruel de parte de los hermanos Sheppard, pero el rostro de Serena me garantiza que todo es muy real.

  —¿Aún nada?—pregunto viendo su cara que está completamente roja por el llanto.

Ella niega, lo único que se me ocurre hacer cuando las lágrimas vuelven a rodar por sus mejillas es envolverla en un abrazo.

  —¿Dónde está?—su voz se quiebra y mi corazón también—, algo malo la sucedió, Liv, lo siento.

Sé de lo que habla porque yo también tengo una sensación extraña dentro de mi, es un presentimiento de que no está bien y, por alguna razón, hay algo en mi cabeza que me dice que debemos hallarlo antes de que sea muy tarde.

  —Vamos a encontrarlo—me adentro a la casa y cierro la puerta sin dejar de abrazarla.

Nos dirigimos hasta la sala donde está toda la familia Sheppard.

Tanner—quien también tiene el rostro rojo igual que su madre—, está abrazando a Kenz que mantiene la mirada perdida en algún punto de la pared frente a ella.

El señor Sheppard camina de un lado a otro con el celular en el oído.

  —¿Llamaste a la policía?—Serena asiente en respuesta.

  —Los agentes dijeron que se encargarían de contactarlo—limpia su rostro—, pero no han llamado.

Siento que alguien se abraza a mi cintura y mi mirada baja hasta encontrar una pequeña cabellera pelirroja.

  —Hola, Mel—sonrío un poco—, no sabía que estabas aquí.

  —Mi hermano y yo estábamos preparando sándwiches, ¿ves?—señala algo a mis espaldas y cuando volteo me encuentro con Blue que carga una charola plateada—, ¿ojos azules está perdido?

Los ojos de Serena vuelven a cristalizarse.

  —Estamos jugando a las escondidas, ¿conoces ese juego?—ella asiente sonriente—, pues era su turno de esconderse y ahora debemos encontrarlo.

  —Pero sí estás aquí no podrás hallarlo, debes salir a buscarlo—responde obvia y le sonrío.

  —Iré a los tugurios—digo mirando a los señores Sheppard—, quizá... no encuentre nada, pero Mel tiene razón.

Ellos asienten y Tanner se levanta.

  —Iré contigo.

  —Mejor quédate aquí—sugiero en cuanto veo el cuerpo de Serena tensarse junto a mi—, llama si saben algo más.

Salgo de la casa con un nudo en la garganta y es inútil intentar llenar mis pulmones con un poco de aire, siento como si estuviera asfixiándome, como si el oxigeno a mi alrededor no fuera suficiente.

Me subo a la moto y comienzo con mi busqueda, manejo lo más lento que puedo hacia los tugurios asegurandome de observar todo a mi alrededor por si puedo hallarlo.

Tengo que respirar muy profundo cuando siento que mis ojos comienzan a arderme y mis lagrimales quieren ponerse a trabajar.

No puedo derrumbarme ahora porque, a como vi la situación, los Sheppard necesitan alguien que pueda mantener la calma.

Recorro cada calle esperando encontrarlo entre la gente, mi mente juega conmigo en varias ocasiones haciendo que lo confunda con chicos que son ligeramente parecidos a él.



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En el texto hay: literaturajuvenil, amor desamor, inglaterra

Editado: 16.10.2018

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