Culpable

17. Ciclo

Mientras estamos recostados uno junto a el otro, Eider me regala una de las sonrisas más brillantes que he visto, no puedo evitar suspirar como una tonta y eso lo hace reír. 

  ─Llegarás tarde al trabajo─susurra cerca de mi rostro antes de que termine con la distancia y sus labios se unan con los míos─, no quiero que te despidan por mi culpa. 

  ─Markel no notará si me tomo el día libre─digo una vez que nos hemos separado─, va por la vida con la cabeza en otro sitio─él enarca una ceja y me río─, ya sabes, desde que él y James formalizaron, se la pasa sonriendole al móvil como tonto, a penas y nota lo que sucede a su alrededor.

Ruedo los ojos, ha pasado un mes desde lo del muelle y puedo decir que la vida comienza a ponerse en su sitio. 

Bella fue sentenciada, no tendremos que preocuparnos más por ella, sobretodo porque el juez ha rechazado la petición de su abogado para hacerle un examen mental. Ni siquiera necesitaron de mi declaración para decidir el destino de Derrick, cosa que me alivió demasiado, no estoy segura de haber podido soportar estar frente a él.

Todos se sorprendieron cuando tocó la hora de hablar de Jack, el chico que me dio la medicina y me ayudó a enviar el mensaje a Eider, no dije ninguna mentira, sin él probablemente estaría muerta ahora mismo.

Después de dejarlo libre, le ofrecieron empleo en California, una oportunidad perfecta para empezar de nuevo junto a su madre.

No fue al único al que le hicieron una oferta, resulta que los agentes en California estuvieron más que impresionados con el trabajo de Blue, tanto que pensaron que él y Jack harían un buen trabajo juntos. Creo que el pelirrojo no tuvo que pensarlo demasiado al escuchar la parte de la paga, no podemos juzgarlo, después de todo tiene que cuidar de Mel todavía.

  ─¿A qué hora dijiste que es la fiesta de Blue?─Eider sonríe con suficiencia.

  ─Tú dime, ¿no se supone que tú enviaste las invitaciones?─entrecierro mis ojos. ¿Cómo lo ha descubierto?

La verdad es que Lina me ayudó con eso, no es que disfrute dándole trabajo que no tiene que ver con la editorial, pero estaba tan apurada revisando borradores y redactando prólogos que ella misma se ofreció a ayudarme. 

  ─No importa, le puedo preguntar a Tanner más tarde─beso su mejilla suavemente antes de levantarme y tomar el bastón negro que mi padre compró para mí unas semanas atrás. 

  ─Siete treinta, no llegues tarde o Kendall se pondrá furiosa contigo─lo escucho bufar detrás de mí─, es incluso más mandona que tú cuando quiere─me doy la vuelta para tomar una almohada y golpeo su estómago con ella provocando un leve quejido.

  ─No llegaré tarde, lo prometo─camino hasta la puerta y antes de siquiera abrirla vuelvo a mirarlo─, no uses la ventana para salir, ¿bien?, no creo que a Camille le agrade que arruines las rosas que acaba de plantar.

Lo escucho reír fuertemente mientras salgo de la habitación y bajo las escaleras lentamente. En el comedor, mi padre y Camille están desayunando al mismo tiempo que comentan algo, ambos mantienen una sonrisa en sus rostros.

Me acerco a la mesa para tomar un pan tostado con mermelada. Antes de que pueda escabullirme, Camille llama mi atención.

  ─Siéntate a desayunar, Liv, te hará daño no comer adecuadamente─me enternece la preocupación en su tono de voz.

  —Voy tarde al trabajo—explico dándole una mordida al pan.

  —Pero ya está servido—hace una mueca.

  —No te preocupes, seguramente Eider tendrá tiempo para acompañarnos, ¿verdad, Liv?—mi padre me mira burlón haciéndome sonrojar.

  —Eso sí no se escabulle por la ventana—murmuro más para mí misma, pero Camille logra escucharme.

  —Más le vale no hacerlo, acabo de arreglar esas rosas. 
Dejo que se escape una carcajada de mis labios, me acerco a besar la mejilla de Camille y hago lo mismo con mi padre, tomo mi bolsa del recibidor, luego me pongo en marcha.

Miro con nostalgia la motocicleta estacionada cerca de la entrada, papá logró recuperarla, pero no puedo montarla en el estado en que quedó mi pierna.

Suspiro y tengo que recordarme mentalmente que debo agradecer que estoy viva, incluso aunque tenga que usar el bastón de por vida.

Camino hasta mi auto, la diferencia es que está vez hay alguien en el asiento del conductor ya que papá ha insistido en contratar a alguien que me lleve a todos lados.

  —Buenos días, señorita Olivia.

  —Buenos días, Luke—él me sonríe amablemente por el retrovisor y arranca el vehículo.

Reviso mi bolso y un Post-it pegado en uno de los borradores llama mi atención.

"Que tengas un buen día, Liv"

Sonrío porque sé exactamente quién la ha dejado aquí.

Definitivamente las cosas están poniéndose en su lugar. 

Puedo sentir las miradas sobre mí cuando llego a la editorial, ha sido así desde hace un par de semanas cuando regresé a trabajar. Supongo que tengo que comenzar a acostumbrarme.



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En el texto hay: literaturajuvenil, amor desamor, inglaterra

Editado: 16.10.2018

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