Siempre pensé que estaba loco, y más cuando comenzaba a pronosticar sucesos fuera de contexto. Hablamos del año 2012 o por allí aproximadamente, esos días donde Venezuela se mantenía en una especie de ilusión, un velo que a contraluz te distorsionaba la percepción de realidades.
Mi padre, de 57 años recién cumplidos, era de esas personas que en pocos segundos catalogabas como "todo un personaje" de caminar tambaleante y espesa barba, una que le hacía dar un aspecto entre Árabe o izquierdista. Con profundos ojos inocente decorados por un tono de voz con timbres de sabiduría.
En esos días de viajes pausados y silencios cómodos, iba yo sin más, en una extraña contemplación, consciente pero lejana, como ajena a mí. No sé si fue una brisa fuerte o los colores que se aglomeraban veloces a través de la ventana que salí de mi ensimismamiento. No creo que haya sido casualidad la conversación de ese día, puede, que haya sido producto de las lecturas sugeridas, en ese momento, en mi clase de sociología, pero, entre una cosa y la otra terminamos hablando del socialismo y sus inicios.
Apenas me encontraba yo estudiando el capitalismo, escrito por el mismo Marx, cuando él se adelantó, como siempre, con una serie de informaciones, que aunque se fijaron en mi memoria, solo las podía repetir con la torpeza de quien no lo comprende todo.
En esos tiempos ya los cubanos se habían instalado, tal cual los chinos, en el país y las comparaciones iban en dirección a lo que está cuestionable, a lo que tenemos más cerca para ver. Mis risas de incredulidad; la verdad que me dan nostalgia, qué ingenua era yo y cuánta claridad tenía él.
La ironía de mis respuestas solo dejaron vacíos en mi memoria de sus argumentos y pues hoy, en lugar de unas plegarias, por mi mente solo se repiten cuando la situación se pone peor, las diferentes afirmaciones que me hizo ese día
-"deben desmontar la superestructura"
-"usarán el sistema educativo"
- "enseñarán a la población que no importa la marca de todas las cosas que acumulamos a diario, las que gastamos, lo único que importa en realidad es satisfacer necesidades"
-"esto aún no es el socialismo, este es el camino que debemos transitar para estar listos"
Aún resuenan en mis oídos esas frases dispersas, me persiguen y me atormentan, hoy siete años después de un viaje que no prometía ninguna trascendencia, me encuentro viendo el terror cada vez que dejo casa.
Gracias a los pocos que han leído esta historia nueva, espero su apoyo con un voto o algún comentario <3 hasta el próximo capítulooo!!