Mi primer y único amor un amor prohibido 💕
Capítulo 2
Tenía que cuidar a mi hermanito debido a eso él se apegó mucho a mi, siempre quería estar conmigo, mi madre salía él se quedaba como si nada, cuando yo quería salir con mis tías y primas él no dejaba de llorar, no podía salir porque mi hermanito parecía un chicle pegado a mi, renegaba mucho con él, porque yo parecía más su mamá, siempre estaba con él, sabía sus gustos y resabios, le enseñé a tomar el tetero solo, muchas cosas casi todo se lo enseñé yo, me daba pereza estar cuidándolo siempre pero la vida se encargó de anhelar tenerlo conmigo, recuerdo que mi madre trabajaba con mi papá en las labores del campo yo me quedaba con mi hermanito cuando terminaba de hacer los oficios de la casa, llegaba Ana y Juliana con una bolsa llena de muñecas para jugar, entre las tres hacíamos dormir a mi hermanito y al hermanito de Ana que también tenía como 7 meses, luego nos poníamos a jugar con las famosas barbees, las tres nos llevábamos muy bien a pesar de que Juliana era la mas pequeña.
Cuando cumplí los 11 años mi vida empezó a dar un giró drástico, no es fácil para mi recordar algo que no esta superado solo aprendí a vivir con eso, hoy día a día lucho con esos demonios, mi hermanito tenía como 8 meses y yo me empecé a enfermar un dolor fuerte en el tobillo se me hinchaba luego me subía a la rodilla y luego se encajaba en mi cadera derecha, el dolor era insoportable, mis papás pensaron que me había caído pero no fue así, ese dolor apareció de la nada, mi papá pidió cita en el hospital 15 dias después que apareció el dolor me llevó porque al pasar los días el dolor no disminuía, 8 / enero / 2004 el médico general me revisó le preguntó a mi papá si me había caído o una resbalada brusca, pero no, nada de eso, el dolor solo apareció, me mandaron unos rayos x, salía una pequeña mancha en la cabeza del fémur, pero según el doctor solo era dizque un lunar en el hueso, ¡qué estúpido lo sé!, si él hubiese dado un buen diagnóstico las cosas no hubiesen cambiado tanto mi vida, tal vez fuese más normal.
Regresamos a la casa con antibióticos para el dolor, pero con el paso de los días y las semanas el dolor aumentaba más y más, al punto de perder movilidad poco a poco, mis padres se preocuparon me llevaban al hospital pero según los médicos no era grave, por eso mi papá decidió recoger un dinero para poder pagar un médico particular, un especialista que si sepa del tema un ortopedista, mi papá me llevó, el doctor le dijo que no era una simple mancha, que era algo mas complicado que era necesario cirugía, fui diagnosticada con “ deslizamiento epifisiario bilateral” en palabras que se entiendan deslizamiento de fémur, el doctor le dijo a mi padre que mientras la EPS aprobaba la cirugía debía utilizar muletas pues el daño también podría pasarse a la cadera izquierda, no querían operarme según el ortopedista porque me dañarían el crecimiento, eso fue un gran golpe para mis padres y para mi mucho más, mi niñez arruinada no podía ser normal como las demás de mi edad.
Como no teníamos dinero para pagar una cirugía de esas particular, teníamos que esperar que la EPS aprobara la cirugía, mientras eso pasaba el dolor era mas intenso no podía caminar por mi misma, tenía que andar pegada de las paredes, tampoco teníamos la manera de comprar o alquilar unas muletas pues en ese tiempo era demasiado costoso, por eso mi papá se las ingenio me hizo unas muletas de madera, fue difícil acostumbrarme, al principio se me pelaban las axilas era demasiado doloroso, lloraba llena de impotencia maldecía mi vida era injusto todo lo que me estaba pasando, mis padres sufrían conmigo, mis primos trataban de apoyarme y animarme, pasaban los meses mis padres luchaban con la EPS para que autorizaran mi cirugía pero nada, me salían citas con el ortopedista para revisar como estaba pero cada vez era peor, había perdido la movilidad de mi cadera derecha y el dolor ya había a parecido en la cadera izquierda, la peor noticia fue saber que también me tenían que operar esa cadera, pues de solo apoyar ese pie todo el peso del cuerpo lo sostenía esa cadera y también se dañó, eso para mi fue muy duro, por el dolor perdí flexibilidad en mis caderas el la derecha un 90% en la izquierda un 60%, perdí movilidad a causa del fuerte dolor que era insoportable lloraba días y noches enteras, no podía hacer cosas tan simples como amarrarme los zapatos, ponerme la ropa, como sentarme en el suelo, como cruzar los pies, incluso no era capaz de sentarme derecha porque debido al deslizamiento del fémur la columna se me desvió, no era capaz de levantar los pies para subir un simple escalón, la sonrisa que siempre traía pues era una niña muy sonriente desapareció, poco a poco me llené de amargura complejos dolor y tristeza, incluso sentía envidia de mis primos que podía correr caminar normal cosas tan simples que yo no podía hacer.
Recuerdo que Juliana, Ana y Saúl me visitaban todos los días para ellos yo seguía siendo normal, nunca hicieron diferencia, pero cuando tenía que salir a los chequeos médicos, como no había trasporte en semana, nosotros vivíamos muy lejos, para movilizarme al pueblo era una tortura, yo no podía caminar pues siempre tenía que estar con mis muletas, perdí todo tipo de movilidad, la única manera de bajar hasta la carretera principal era a caballo, me montaban mis gritos de dolor se escuchaban pues para sentarme con los pies abiertos era una tortura no podía sentarme derecha siempre hacía atrás, suena feo torcida, Saúl se montaba atrás me amarraban a él con lazos para no caerme, él tenía que sostenerme, él lloraba conmigo al sentir mi dolor, lo mismo que mis padres, lloraba todo el camino hasta llegar donde se cogen los carros, me sentía tan inútil y frustrada no podía ni subirme sola a un taxi, maldecía mi vida renegaba de ella, lo confieso quería morirme porque eso no era vida, no saben lo que es vivir con un dolor día a día que no desaparece con nada, no poder moverte normalmente, depender de otros, aparte de eso la gente en la calle me miraba con lastima, hasta mi propia familia, la estúpida sociedad que no puede ver alguien con una discapacidad porque te mira como bicho raro, como si te fueses a morir, empiezan con las imprudencia ¿Qué te pasó? ¿Por qué caminas así? Que pesar de la niña tan bonita y así, que lastima una niña tan linda, entre muchas más cosas, esos comentarios me llenaban de complejos siempre que me preguntaban respondía groseramente “ que le importa” mi madre lloraba ella decía que no era manera de responder, pero yo era una niña infeliz llena de complejos, así me tocó lidiar con muchos imprudentes incluso de la misma familia, yo tenía la esperanza que cuando me operaran podía volver hacer la misma de antes y seguir con mi vida normal como los demás.