Asfalto Roto

No sé en qué momento todo se descontroló.
No fue una sola noche.
Ni una sola carrera.
Fue una sucesión de pequeñas
decisiones...de silencios, de miradas
que decían más que los gritos.

De heridas mal cerradas.

Pero cuando vives en una ciudad donde
todo se oculta entre el humo de los motores, donde la lealtad tiene precio y las verdades arden más que el asfalto, a veces correr es lo único que te queda.

La verdad no estaba enterrada.
Solo estaba esperando a que alguien
tuviera el valor de desenterrarla.