Noche Cinco: Marcador, Estatua, Pelea.

El marcador se encontraba a su favor tres a dos, solo necesitaba ganar ese round y estaría en la historia como un boxeador invicto, con una estatua de sí mismo en el salón de la fama, donde se encontraban todos aquellos que lograban quedar en los libros, ya se imaginaba en la portada de todas las revistas y periódicos y siendo furor en redes, hasta que llego aquel fatídico golpe, un derechazo que haría historia y aparecería en los libros, pero no como él quería. Se desmayó en el suelo, aturdido, requería una ambulancia, había caído en coma.

A la mañana siguiente en todos los titulares salía lo mismo "la pelea deja luchador invicto en coma", la familia estaba devastada, no sabían cómo afrontarlo, los doctores decían que posiblemente jamás despertaría, en parte gracias a los golpes y fracturas previas que probablemente ya habían afectado su cerebro.

Michel se encontraba platicando con sus amigos en una gran fiesta, todo había salido bien, lo había logrado, dejo huella en el boxeo, todo el mundo hablaba de aquello, se enorgullecía de no haber perdido ninguno de sus encuentros, estaba más feliz que nunca, rodeados por todos los que le importaban, ni siquiera se daba cuenta que algunos de ellos ya se encontraban enterrados e incluso, su abuelo era joven otra vez, disfrutaba del momento, de su vida, hasta que todas las luces de la fiesta se apagaron, conmocionados todos se dieron cuenta de que era el fin.

Su familia lloraba al lado de la camilla, su abuelo estaba destruido, su madre frustrada, su esposa en esos años había caído en depresión y, en consecuencia, se suicidó, cinco años de espera y esperanza para terminar desconectándolo, un triste final para cualquiera y un insuperable suceso para todos.