Casados para divorciarnos

8

Charlie llevó a Emily a la clínica del doctor Liam, un amigo de la infancia, sus padres eran vecinos de su familia, habían crecido y estudiado juntos hasta que cada uno escogió la universidad donde iban a estudiar.

UNA HORA MÁS TARDE

El doctor salió a ver a Charlie.

—¿Cómo está Emily?

—Está bien, ¿Por qué no estás con ella?

—Sabes que no soporto los hospitales, odio ese olor a alcohol y medicamentos desde que papá estuvo tanto tiempo hospitalizado.

—Perdón por preguntarlo, creí que ese trauma ya lo habías superado hace mucho tiempo.

—Jamás podré olvidar los días y noches que pasé al lado de papá, creyendo que en cualquier momento se levantaría de esa maldita cama. Pero en fin, ¿qué le sucede a Emily? ¿El bebé está en peligro?

—No tiene nada grave, es una inflamación en los ligamentos que se encuentra entre el útero y la ingle, es una afección que generalmente se presenta después del primer trimestre de embarazo, pero ella me contó que trabaja y estudia todo el día, su novia necesita reposo durante el resto de su embarazo.

—No es mi novia.

—¿No es ella Emily? ¿La chica con la que te ibas a casar?

—Si, pero se fue de la iglesia y se rehúsa a estar conmigo.

—Creí que se habían reconciliado, ya que trajiste a la clínica.

—Casualmente fui a verla cuando le dio ese ataque de dolor, aunque sí, estoy intentando la reconciliación.

—Es una chica muy linda, no te preocupes, además de linda se ve noble, está muy contenta con su bebé, seguramente querrá volver contigo para darle a esa criatura el derecho de tener una familia. —Charly resopló.

—Si claro, una familia, ¿pero tú por qué andas fijándote en ella? —Liam se rio.

—No seas tonto.

—Esos tiempos en que compartimos a nuestras chicas ya pasaron.

—Oye amigo, yo no he dicho que quiero que compartas a Emily conmigo, por favor, está embarazada, posiblemente se convierta en tu esposa muy pronto.

—Ya hasta la llamas por su nombre.

—¿Celoso? —Charlie le dio la mano.

—Por supuesto que no, no tengo razones para celar a Emily contigo, además, un don Juan como tú jamás se fijaría en una mujer embarazada de otra, ¿me equivoco?

—Por supuesto que no amigo, mejor ve a verla, está sola en el cubículo, acompáñala mientras la trasladan a una habitación.

_¿No le dará el alta?

—No, no la dejaré en observación hasta mañana, quiero asegurarme que ella va a estar en reposo de ahora en adelante, me dijo que quería regresar a su casa ahora mismo porque tenía que estudiar, no hay que permitírselo, debe reposar y dormir bien.

—Ella es estudiante de arquitectura, ama esa carrera, es su mayor pasión.

—Por eso será que te eligió para que te convirtieras en el padre de su hijo, ya sabes, un arquitecto.

Charlie se agarró la barbilla y endureció su expresión.

—Tal vez, quizás ya lo había planeado, qué mejor que el heredero de una gran constructora como la de mi familia, para ella construir sus sueños y convertirse en una importante arquitecta.

—Lo dices con cierto rencor.

—Después hablaremos Liam, hay muchas cosas que ignoras, por ahora voy a verla.

—Está bien, hablaremos luego.

***

Emily.

Me pusieron un calmante para el dolor, estaba tranquila, el doctor Liam me realizó una ecografía, creí que esta vez recibiría un mal diagnóstico, pero todo con el bebé con el bebé estaba bien, el doctor dijo que ese dolor punzante era normal y que debía guardar reposo, solo era tensión en los ligamentos, era por mí trabajo, pasaba muchas horas de pie, casi no descansaba en todo el día y parte de la noche.

Reconozco que había trabajado demasiado sin tomarme ni un día para reposar, Pero en ese momento me preocupaba que quizás no podría seguir trabajando, y tendría que dejar la universidad por un par de años, eso era precisamente lo que quería evitar, pero el doctor me dijo que debía guardar reposo sí o sí, no había cabida para el no, agregó que entre más me crezca la panza, más doloroso sería si no descanso.

Estaba enojada, porque no quería dejar mis estudios, tenía afán por graduarme y luego conseguir un buen empleo, me urgía brindarle lo mejor a mí hijo. Pero mi bebé también era muy importante para mí, no me quedaba de otra, tendría que volver a la granja de mis padres, dejar de trabajar y también de estudiar, no tenía alternativa, solo resignarme y soportar la frustración por no finalizar mi carrera pronto como lo había planeado.

De repente Charlie llegó al cubículo, vi que tenía serio el rostro.

—¿Cómo sigues? —preguntó en un tono frío.

—Estoy bien gracias, ya no tengo dolor.

Respondí con una voz distante, luego se acercó más, aunque no se paró a mi lado.

No sé por qué, pero sentí que él estaba tensionado en ese momento, más que preocupado, parecía enojado.




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