Emily.
Ya es de mañana, estoy esperando que el doctor me dé de alta para poder marcharme, Charlie me acompañó toda la noche, aún no puedo asimilarlo, él y yo nos hemos reconciliado y hoy mismo nos vamos a casar.
Él no piensa esperar más tiempo, tiene mucho afán de que nos convirtamos en esposos, creo que eso se debe a los problemas que hemos tenido que nos han apartado el uno del otro, supongo que por eso no piensa esperar más, él quiere evitar otra separación, lo noté muy afanado.
Me dijo que un amigo que trabaja en el tribunal, él se hará cargo de todo para que hoy podamos firmar el acta de matrimonio; no puedo evitar sentirme emocionada, pues en unas horas me convertiré en la nueva señora Lennox, Emily y Charlie Lennox.
En este momento me encuentro sola en la clínica, Charlie tenía una reunión importante en la compañía, vendrá más tarde. Estoy esperando que mis padres y mi hermana lleguen, ya están enterados, también Sacha, ya no demora en llegar.
Una sonrisa se dibuja en mis labios y suspiro, de repente descubro que me siento tranquila, mis sueños en realidad no se habían roto, solo pasé un mal momento, pero prometo que a partir de hoy todo saldrá bien, voy a confiar en Charlie, dejaré de pensar mal, olvidaré las cosas que dijo el día que se enteró acerca de mi embarazo, creo que eso me puso paranoica, pero también debo aprender a perdonar, él ha querido rectificar, pero he sido yo la que no lo ha permitido.
***
Charlie.
Me encuentro en mi lujosa e inmensa oficina sentado en la silla detrás de mi escritorio, me estoy mordiendo las uñas de mi mano derecha, por mi cabeza están rondando muchos pensamientos. Quizás debería sentirme tranquilo, pues logré lo que quería, convencer a Emily de que se case contigo; pero no, hay algo que me carcome por dentro, me invaden sentimientos de culpa, me siento horrible por dentro, voy a utilizar a esa chica para conseguir la presidencia de la compañía.
Aún estoy pensando en ello cuando Chester llegó a mi oficina, hace rato le envié un texto y le dije que necesitaba charlar. Chester se quitó el saco y lo dejó sobre la percha, él odia usar trajes de paño, pero hoy tenemos una reunión a las nueve de la mañana, obviamente tenía que venir como se supone debe vestirse un ejecutivo.
Saludó con un tono pintoresco.
—¿Qué onda güerito?
—¿Se te quedó lo mexicano de esa chica… Estefania?
—Me encanta como habla Estefania, se siente buena onda.
—Suenas como payaso, ya estás muy grande para esas babosadas, mejor háblame como se debe. —Chester arrugó la cara como una ciruela.
—¿Pero por qué tanta amargura? Te cogieron mal anoche. —resoplé.
—Ojalá de eso se tratara.
—De nuevo te peleaste con Lena, eso es. —Se sentó.
—No.
—¿Entonces?
—Hoy mismo me casaré con Emily. —puso cara de sorpresa.
—¡¿Qué?! Creí que eso jamás pasaría.
—El detective me ayudó a encontrarla, anoche la busqué y la convencí de que se casara conmigo, ya todo está listo, nos casaremos a las once de la mañana.
—Bueno, eso te dará el control sobre la compañía cuando nazca tu hijo. No entiendo por qué estás tan amargado, ¿acaso no era lo que querías?
Suspiré y me levanté de la silla, caminé de aquí allá.
—Es que me siento como una rata de alcantarilla, la convencí con engaños, ¿a dónde se supone que voy a parar con tantas mentiras?
—Ay cómo su nunca le hubieras mentido a alguna mujer.
—Esto es muy diferente, una cosa es convencer a una chica de que no tienes novia para llevarla a la cama, pero otra muy distinta es ofrecerle un futuro. ¿Qué se supone que voy a hacer cuando estemos casados?
Chester levantó sus manos abiertas por encima de sus hombros y levantó las cejas mientras dijo:
—Si me estás pidiendo consejos, pues, debes hacer lo que hacen todos los hombres cuando se casan, cojer con su mujer como si no hubiera un mañana. —Me dio rabia su respuesta.
—No se trata de sexo, me refiero a lo demás, seré su esposo, viviremos juntos, de repente tengo que cargar con ella.
—Viéndolo de ese modo, suena a una labor pesada, más aún porque te vas a convertir en un señor, debes cuidarla, no podrás salir cuando se te antoje, bueno, algunos lo hacen, otros dejan que su mujer los domine; pero no creo que ese sea tu caso, no le harás caso a Emily, vas a estar casado con ella y solo de papel.
Me senté de nuevo y tamboreé con los dedos sobre el escritorio.
—Me siento culpable, no sé, anoche vi a Emily de otra manera, es diferente de como la conocí.
—¿Diferente como?
—La vi trabajado como mesera, lo hizo hasta las once de la noche, después de que pasó el día entero en la universidad se fue a trabajar, no me gustó verla así, un ser humano no debería esforzarse tanto, menos una mujer embarazada, la vi tan vulnerable.
—Pero fue su elección, cuando te dejó plantado en la iglesia, se las dio de importante, eres un rey y ella una plebeya, debería estar contenta porque la vas a dar vida de reina.
—Me siento mal, quisiera no tener que llevarla al matrimonio bajo engaño, está entusiasmada, con planes para nuestro futuro, un futuro que jamás llegará porque… me casaré con ella para después divorciarme.
—Oye, no dejes que Emily te enrede, tú mismo me dijiste que era una cazafortunas, no olvides que se embarazó al propósito y no quiso abortar, ella sabe que ese hijo le asegurará el futuro.
—He comenzado a dudar de lo que he pensado de ella todo este tiempo.
—Miralo por el lado bueno, ella saldrá millonaria de ese divorcio, y seguramente convertida en una importante arquitecta, no está nada mal para una sirvienta, ¿no crees? Gracias a ti su vida cambiará por completo.
—Solo espero que esto no se salga de control, quizás solo estoy nervioso con este matrimonio.