Casados para divorciarnos

11

Charlie.
Salí de la sala del tribunal con la mujer que ahora es mi esposa y nos dirigimos hacia el patio donde estaba la puerta de salida, cuando salimos a la calle, Sacha y la hermana de Emily, Gina, se volvieron locas y comenzaron a lanzar arroz sobre nosotros deseando bendiciones para el matrimonio, “estúpida tradición” pensé dentro de mí, tenía serio el rostro, pero cuando miré a Emily, ella estaba riéndose, también su familia.
Resoplé en silencio. Después Sacha a abrazó a Emily.
—Felicidades amiga, y a ti también Charlie, deseo que sean muy felices.
—Gracias Sacha. —ella miró a todos por una gran sonrisa y agregó:
—Creo que los nuevos esposos merece un brindis. —Si, dijo la hermana de mi Emily.
—No da tiempo. —respondí, debo volver a mi oficina. —El padre de Emily respondió:
—¿Se irá ahora cuando acaban de casarse?
—Es que tengo un importante almuerzo de negocios. —Emily le dijo:
—No te preocupes papá, yo iré con Sacha al apartamento, Charlie y yo saldremos a celebrar en la noche, será en un restaurant donde reservó mesa para dos.
—Sí, señor Tomás, no se preocupe, la boda fue improvisada, pero su hija tendrá las mejores cosas que pueda imaginar de ahora en adelante, llevaré al mejor restaurant de esta ciudad, y el fin de semana nos iremos de Luna de miel a Miami, serán solo tres días, pero seguro le aseguro que Emily disfrutará como nunca, en medio de lujos, será tratada como una reina, la atenderán en vez de ser ella la que atienda como lo estaba haciendo en ese restaurant de mala muerte donde trabajaba.
Ella me miró, noté que no o le agradó lo que dije; antes que comentara algo al respecto, le agarré el mentón con sutileza y le dije:
—De ahora en adelante vivirás como una reina, obtendrás las mejores cosas que jamás soñaste.
Me refería, a la vida de lujos que le esperaba, y que todos le llamarían señora Gracias a este matrimonio, quizás no era para toda la vida, pero en definitiva la vida de Emily iba a cambiar para siempre, nunca más volvería a ser esa muchacha pobre que debe trabajar de mesera para ganarse sustento. Pensar de esa manera, aplacaba mi culpa, por lo que le estaba haciendo.
—Gracias mi amor, por tener en mente lo mejor para mí. —dijo Emily y me dio un beso en los labios.
***
La llevé al apartamento, su familia y su amiga se fueron en taxi, ya que yo había llevado un convertible de dos asientos.
Conduje hacia el barrio donde se encontraba el edificio donde ella había vivido por varios meses con su amiga. Por el camino hubo silencio por un buen rato, después Emily me habló y me dijo:
—Charlie.
—Dime.
—Es que todo sucedió de repente, ¿a dónde vamos a vivir?
—En mi casa.
—¿Tienes casa? Bueno, supongo que tienes varias propiedades.
—Me refiero a la casa de la familia Lennox.
—¡¿Viviremos con tu familia?!
—Por supuesto, mi prima Rachel vive allí con su esposo, también mis tíos, nos gusta estar juntos —hubo una pausa, ella no dijo nada, pero noté que no estaba de acuerdo—. ¿por qué pones cara? ¿No te agrada mi familia? Ya conoces a casi todos, ellos han sido cordiales contigo.
—Lo sé.
—Mi madre especialmente te ha tratado muy bien; por la comodidad no te preocupes, es una mansión, nuestra habitación es el doble de grande que el apartamento donde vives.
—No me importa si es grande o no.
—¿Entonces?
—Se supone que las parejas de recién casados deben vivir solos, y compartir, pasar el tiempo juntos.
—Eso es aplicable en algunas clases sociales, en la mía no nos molesta vivir con nuestra familia, al contrario, nos gusta fortalecer los lazos fraternales, por ejemplo, cuando nazca nuestro hijo, vivirá en una casa rodeado de seres queridos, jugará con todos sus primos, será un niño muy feliz; en cambio si vive solo, estará triste, ¿no te parece?
Emily no me refutó, pero yo sabía que ella no estaba de acuerdo en irse a vivir con mi familia, y tenía razón, los recién casados deberían vivir solos, pero eso era lo que yo menos estaba deseando hacer, ¿para qué convivir con ella solas, cuando nuestro matrimonio sería como una estrella fugaz que muy pronto quedaría en el recuerdo? Me daba algo de tristeza, nunca había engañado tanto a una mujer.
Cuando llegamos al edificio, la llevé hasta la puerta del apartamento, no quise entrar y ver la cara de sus padres, yo sabía que no me apreciaban, tampoco era que me importara, pero me daba fastidio verlos. Le di un beso en los labios y después le dije:
—Vendré a las dos de la tarde a buscarte para irnos a mi casa.
—Está bien, haré mi maleta.
—Nos vemos ahora. —moví mis pies para marcharme, pero ella puso sus manos sobre mi pecho y me miró tiernamente a ojos.
—¿No vas a darme un beso de esposo?
—Tienes razón, es la falta de costumbre. —incliné mi cabeza y le agarré la mano, luego la besé, tenía intención de un beso corto, sin mucho significado, pero Emily atrapó mis labios, me besó no sé si de manera tierna o apasionada, solo sé que fue un inesperado beso de verdad, el cuál sentí muy profundo, solo ella sabía besarme así.
***
Después de despedirme de Emily con un beso, regresé a la oficina, iba afanado, la verdad si tenía muchas cosas por hacer antes de ir al restaurant donde tenía un importante almuerzo con un par de inversionistas que habían viajado de Latinoamérica y querían invertir una gran fortuna en el negocio de la construcción… Christopher también estaría presente, él no piensa descuidar ni por un segundo la compañía de mi familia, aún ignora que estoy casado con Emily y que mi hijo nacerá semanas antes que el suyo, porque él anunció públicamente y con orgullo que Sofía, su esposa está embarazada.




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