Charlie.
Emily subió las escaleras, noté que estaba un tanto desconcertada, claro, era evidente que no estaba conforme en medio de mi familia, todos eran desconocidos para ella. Pero en ese momento era la menor de mis preocupaciones… para entonces Emily no me importaba como ahora, ese día no tenía idea de qué ella iba a convertirse en la mujer más importante de mi vidas.
Fui con mi madre al estudio.
—Cierra la puerta Charlie. —ordenó, entonces la cerré.
—¿Qué quieres mamá? —sabía que vendría con reproches.
—¿Por qué no avisaste que ibas a casarte con ella?
—Ya lo sabías desde hace semanas, sabía que yo iba a intentar convencerla, y hoy fue ese día.
—Sí pero debiste decirno, para preparar algo, no sé.
—Querías que me casara con Emily y ya lo hice, ¿por qué estás tan inconforme?
—¿Qué van a pensar todos, que ni siquiera celebraste tu boda.
—No me interesa lo que piensen, ¿para qué vamos a celebrar una boda falsa? porque es una boda falsa, solo que Emily no lo sabe.
—Pero igual hijo, ya sabes, siempre hemos acostumbrado…
—¿Te preocupas por él qué dirán, ¿pero qué crees que van a decir todos cuando me divorcié de ella y me case con Lena?
—No quiero ni pensar en ese día.
—Ya estás demasiado grande para estar tan preocupada por el qué dirán, cada quien que haga lo que se le dé la gana con su vida, yo haré lo que quiera con la mía. Lo importante es que Emily y yo estamos casados, ahora solo me queda esperar que nazca mi hijo.
—¿Lena ya lo sabe?
Me agarré la barbilla.
—No he tenido tiempo de hablar con ella, se los diré mañana.
—¡Por Dios Charlie! Ve y habla con ella, con razón ha llamado un par de veces al teléfono de la mansión.
—Lena tendrá que esperar hasta mañana, no pienso hablar con ella en este momento, no estoy de humor para sus lloriqueos, estoy seguro de que no lo va a aceptar fácilmente. —mamá resopló.
—Qué desagradable es esta situación.
—Es lamentable esto, todo por culpa de las malas decisiones que tomó el abuelo con ese maldito testamento, a veces pienso que Christopher lo obligó.
—No lo dudo.
—Bueno, me voy a dormir, estoy exhausto, que pases buenas noches mamá, y por favor no vayas a beber como ayer. —Mamá se ruborizó.
—¿Quién te dijo que bebí? No es verdad.
—Sé que sigues haciéndolo mamá.
—Te equivocas, no desvies el tema.
—No estoy desviando ningún tema.
—Dime una cosa Charlie, ¿hiciste que Emily firmara la división de bienes?
No. —ella puso cara de horror.
—¡Por Dios! ¿Cómo te casaste con ella sin hacerle firmar ese documento?
Me costó demasiado convencerla de que se casara conmigo, estaba muy renuente, no podía pedirle que firmara ese documento, sería declarar que no confío en ella, estoy seguro de que la había hecho enojar y se habría rehusado a casarse.
—Quizás tengas razón, pero es un riesgo muy grande, ella podría quitarte la mitad de la fortuna que te dejó tu padre, hasta podría adueñarse de las acciones de la compañía.
—No te preocupes mamá, mantendré a Emily bajo control. Ahora quiero irme a descansar, ha sido un día muy largo y tedioso.
Di algunos pasos para marcharme pero mi madre agregó:
—Tienes que cuidarte de que te descubran con Lena o con cualquiera de esas mujercitas con las que acostumbras a andar, no olvides que si estás casado con Emily y descubren que eres infiel, ella podría pedirte al divorcio antes de que nazca ese bebé. —blanqueé los ojos.
—Síii mamá, ya lo sé, no puedo cometer adulterio.
—Ve a ver cómo tranquilizas a Lena, los pobre va a sufrir estos meses.
—Ella tiene que aprender a confiar en mí, sabe muy bien por qué lo hice.
Me fui del estudio subir las escaleras, después me dirigí por el pasillo hacia mi habitación, olvidé que ahora me había mudado a otra, Lo recordé justo antes de abrir la puerta de mi antigua habitación, entonces me di vuelta.
Cuando entré, no vi a Emily por ningúna parte, me quité la chaqueta y la dejé sobre el diván, oí ruido en la sala de baño, Emily estaba allí, seguramente alistándose para ir a dormir.
Entonces resoplé, era algo extraño para mí, aunque no lo consideraba importante, estaba por empezar una nueva vida de hombre casado, además iba a tener un bebé. Pero yo era un sujeto totalmente inconsciente de lo que estaba pasando a mi alrededor, ni siquiera podía imaginar que en unos meses, Emily y mi hijo se iban a convertir en los seres más importantes de mi vida.
Me senté al borde de la cama y me quité los zapatos, luego me recosté y saque el celular, lo tenía en el bolsillo del pantalón, en cuánto encendí la pantalla, vi varias llamadas perdidas de Lena, entonces suspiré.
“Lena, qué intensa eres, pensar que me gustas así, en cambio Emily… cuando decidió no estar conmigo sencillamente no volvió ni a escribirme, fue difícil convencerla de regresar. Creo que muy en el fondo de su corazón, ella presidente que esto es una farsa —suspiré—. Cuando sepa la verdad me va a odiar toda su vida; tendré que vivir con eso.”
De repente Emily salió del baño, se había cambiado de ropa, y se puso una bata sexy color crema, tenía encajes y era muy corta, mis ojos se movieron de arriba abajo observando su cuerpo reloj de arena, y sus largas piernas por completo. Me encanta su figura, Emily es muy sensual, bella, el color de su piel me atrae, y ni hablar de ese aroma natural que tiene, que me excita y me enloquece.
Ella parecía no estar consciente de su propia belleza, pero yo no podía quitar mis ojos de su cuerpo, no podía dejar de mirar su figura y su cabello suelto que caía sobre sus hombros como suaves cascadas.
—¿Ya estás aquí? —comentó.
—Si, la conversación que tuve con mamá fue corta.
Ella se paró frente a la cómoda, tomó el cepillo y comenzó a peinar su cabello, yo no pude resistirme y me puse de pie, me acerqué a ella y me paré detrás, le toqué el cabello y lo olfateé, nuestros ojos se encontraron a través del espejo, Emily sonrió.
—¿Qué haces? —aspiré.
—me encanta tu perfume.
—No tengo perfume.
—Me refiero al aroma natural de tu cabello y de tu piel. —besé su hombro, ella se dio vuelta, tenía una dulce sonrisa en el rostro.
—Aún no puedo creer esto.
—¿Qué no puedes creer?
—Que seamos esposos, me parece que solo es un sueño, y no quiero despertar. —La sujeté de la cintura la pegué contra mi cuerpo.
—Pues es la realidad, eres la señora Lennox.
Besé sus labios, no tenía intenciones románticas, sino carnales, quería arrancarle la pequeña bata que no me dejaba ver su figura por completo y devorarla. Nos besamos apasionadamente, mi cuerpo estaba listo para la acción, sabía que ella también quería, nuestras respiraciones lo decían todo.
Deslicé mis manos por sus muslos, de manera traviesa subí un poco más. De repente ella me detuvo, puso sus manos en medio de los dos.
—¿Qué sucede? ¿Acaso no quieres estar conmigo?
Dije algo molesto, no me gustaba que me interrumpieran cuando estaba tan encendido y con ganas.
—Sí quiero —dijo mirándome a los ojos—, pero el doctor me dijo que debía reposar, ya sabes.
Fruncí el ceño, aunque sabía que ella no tenía la culpa.
Está bien —la solté—. Vamos a dormir entonces, mañana tengo que hacer muchas cosas en la oficina.
—Lo siento, de verdad quisiera poder hacerlo.
—No te preocupes, ya habrá tiempo para esas cosas. —ella sonrió.
—El fin de semana cuando nos vayamos a Miami, viviremos nuestra pequeña luna de miel.
—Si, lo pasaremos como lo que somos, una pareja de recién casados.