Casados para divorciarnos

16

Charlie encontró a Fátima por las escaleras, tenía una dura expresión en su rostro y con reproche le dijo:

—¿Fuiste tú la que dejó que Lena fuera al gimnasio?

—Es que ella iba a subir las escaleras para buscarlo en su habitación, solo intenté impedir qur se encontrará con la señora Emily, supuse que podría haber problemas.

Charlie ablandó un poco la expresión de su rostro, pues Fátima tenía razón, luego se agarró la barbilla y agregó:

Ve y prepárale un té tranquilizante a Lena, también ordenale a las cocineras que suban mi desayuno y el de mi esposa a la habitación, y por nada del mundo permita que Emily baje al comedor.

—Yo misma subiré el desayuno de inmediato.

—Dile a Emily que iré a comer en diez minutos, que me espere. Y por favor no hagas comentarios acerca de esto a nadie, especialmente a mi madre.

—Cuente con mi silencio jóven, digo, señor.

***

Charlie le llevó el té a Lena.

—Bebe esto. —Lena recibió el té y bebió un poco, luego dejó la taza sobre una mesa, Charlie estaba de pie junto a ella, Lena le dijo:

—¿Qué va a pasar con nosotros de ahora en adelante? No hemos hablado de eso, supongo que nos veremos a escondidas.

—Nadie puede vernos juntos, sabes quién eso pondría en peligro nuestro plan.

—Entonces fingiremos que somos amigos.

—Quizás si, veremos cómo sucede todo.

—Emily sabe que fuí tu novia, todos lo saben, ella no es la excepción, aunque no le importó cuando se metió contigo en la cama, me imagino que le dijiste que ya no había nada entre tú y yo.

—No es momento para hablar de estas cosas. —Lena se puso de pie y le habló con reproche.

—Eres un mentiroso, un infiel, esto no debería estar pasando.

—Lena, ya te lo expliqué todo.

—Si, ya me lo explicaste, Pero ahora debo soportar que ella sea la señora Lennox, mientras que yo tendré que vivir bajo las sombras para poder acercarme a ti.

—Ya te dije que solo será por un tiempo, no vale la pena que te pongas a reprocharme nada, sabes que eso nos beneficiará a todos, especialmente a tu padre.

—No quiero que te acuestes con ella —Charlie se quedó callado—. ¿O ya lo hiciste?

—No me he acostado con ella, pero obvio que tengo que hacerlo, ¿o qué quieres? ¿Que ella sospeche?

Lena se enojó aún más y le abofeteó, Charlie sintió el ardor en la mejilla, apretó los dientes y agarró a Lena del cabello, la jaló con brusquedad.

—¡Que esta sea la maldita última vez que me pegas!

—¡Ay me lastimas!

—Debería matarte.

—Me matarás de los celos, no soporto pensar que vas a revolcarte con esa becada.

—Si quieres el dinero para salvar la empresa de tu familia, tendrás que guardarte tus estúpidos celos y todo lo que sientes, y si no vas a aguantarte y vas a estar haciéndome reproches cada vez que nos veamos, lo mejor será que terminemos ahora mismo. —Lena lo señaló con el dedo y le habló en tono amenazante.

—¡No vas a dejarme jamás! ¡Prefiero matarme!

—Pues entonces actúa con astucia y no seas estúpida, con Emily me basta y me sobra, no quiero también tener que lidiar contigo.

—Maldita Emily, ojalá se muera pariendo a tu mocoso.

—¡No digas eso! ¡Te prohíbo que vuelvas a hablar así, especialmente de mi hijo!

***

Charlie llevó a Lena a su auto y la despidió, antes de subir al auto ella le dijo:

—¿No me darás un beso?

—Ni ves que estamos en la mansión con Emily. —ella lo abrazó rodeando su cuello.

—Solo es un beso.

Charlie la besó, Pero ni estuvo nada cómodo, la despidió de inmediato y entró a la mansión.

***

Fátima llegó a la habitación con un carro de servicio, todos los utensilios eran de plata, y la vajilla de fina porcelana.

Emily la dejó entrar.

—Señora, le traje el desayuno. —Emily se extrañó.

—Gracias, pero ya casi iba a bajar al comedor a desayunar con mi esposo.

—Fue el señor quien ordenó que le trajera el desayuno, pero no se preocupe, no va a comer sola, él dijo que vendría en díez minutos a desayunar con usted. —Emily sonrió con mucha inocencia.

—Está bien, entonces esperaré a que él venga. No sabía que Charlie era tan detallista. —Fatima puso cara de poker.

—Si, muy detallista. ¿Dónde prefiere que le dejé el carro? ¿O preparo la mesa?

—Ahí está bien, yo me haré cargo, muchas gracias… ¿Cuál es tu nombre?

—Me llamo Fátima, estoy a sus órdenes señora.

—Gracias Fátima.

Charlie llegó antes de que Fátima se marcharse, la mujer salió de inmediato de la habitación, Charlie tenía serio el rostro, en cambio Emily caminó hacia él con una tierna sonrisa, lo abrazó y le dio un beso.




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