"Por que el pobre lucha en volverse rico, cuando el rico lucha por volverse pobre... Ambos encerrados en una burbuja de la cual se les hace difícil salir"
En antaño existió un reino grande y rico, donde había un rey y reina con su pequeña hija. Pero había una bruja malvada, que amenazó el reino y a su pueblo en destruirlo si no hacían lo que mandaba, pero el rey tan valiente como rígido se negó y mando a los soldados, para que la mataran. Con esto de matar a la bruja a la reina le disgusto, pues ella era persona pacifista y le ordenó al rey que no lo hiciera, pero este último le contesto...
— Pero mi reina, nuestra hija nuestra hija no estará a salvo con esa amenaza
— A nuestra hija la podemos poner en un cuarto con toda la seguridad que sea posible —dijo preocupada y a la vez con desesperacion— ¡Pero a esa bruja no la vas a matar!¡Ella ella al igual que nosotros es un ser humano y se que hay otra forma de tratar con ella! —termino de decir con pena y desesperación.
— ¡Dile tú entonces que no nos mate, haber si sobrevives sin usar el acero! —dijo preocupado y con frustración.
Se encontraban en una disputa de no saber que hacer en ese momento, si hacer o elejir lo que el rey mandé o lo que la reina diga.
— Entonces, lo haré yo —dijo con decisión la reina— si tú no deseas venir conmigo afín y al cabo no estás obligado, me enfrentaré sola a ella y verás que lo conseguiré
— Mi reina—dijo angustiado e hizo una pausa— me temo que poco puedo hacer para detenerte, pero espero que entiendas que mis guardias no te dejare salir bajo mi autoridad —dijo poniéndole un obstáculo a la reina— te pido que me dejes resolver eso —dijo preocupado e hizo una pausa— por ti y nuestra hija
— Pero mi rey... ¡¿Porque?! —dijo con impotencia, por lo que se preocupo más y dijo en un tono lloroso— aprecio tu valentía u honradez de querer protegernos, has todo lo que desees hacer, pero solo no la mates —hizo una pausa— por favor, ya e visto muchas sangre derramada después de aquella última guerra, no quiero ver más
— Y no la verás, tu no estarás ahi, lo siento mi reina, pero al veces el acero es la solución —hizo una pausa— ¡Guardias!
— ¡¿Si señor?!
— Llevencela a su recámara y no la dejen salir de ahi
— ¡No!¡Mi rey!¡No lo hagas!... Por favor, no lo hagas —hizo una pausa— ¡Tu no eres así! Después de aquella última guerra has cambiado mucho tu actitud, no lo hagas... ¡No la mates! —termino de decir la reina entre lágrimas.
Los guardias ya se la estaban llevando arrastras hasta su recámara, pero ella se contenía.
— Mi reina hay un límite, y ese límite se cruza cuando se amenaza a mi familia
— Mi rey —dijo sorprendida— tu ganas, pero hagas lo que hagas ten mucho cuidado, por favor, que tanto nuestra hija como yo te necesitamos
— Descuida mi reina, volveré al amanecer, las amo más que a mí pueblo aunque me suene a traición
— También te amamos —dijo penosa— promete que volverás a salvo
— ... Mi reina —dijo angustiado— no prometo nada, pero te prometo que siempre te amaré hasta los últimos días de mi vida
— Muchas gracias mi amor, ir con valentía y no rendirse, ni dejarse derrotar ante esa bruja —dijo decidida.
Así fue como el rey partió con su tripulación hasta donde se encontraba la bruja, era en lo más profundo del bosque, donde ella tenía una casa extraña que no muchos la podían ver a excepción de aquello que buscaban más y más poder, aquella personas podían ver aquella cabaña.
¿Pero qué haría él rey? Si el era una persona de corazón puro. El rey estaba preparado, en el lugar donde el gobierna sabía que no todas las personas tienen el corazón puro, por lo que extrajo a una persona ambiciosa. Al hacer eso la casa de la bruja iba hacer menos difícil de detectar, siguieron caminando lo más profundo que podían y empezaron a notar algo que se les parecía notar.
— Señor esa es la casa de la bruja
— Si señor, acabamos de llegar a nuestro destino gracias a este pecador y ambicioso sujeto
— No le hablen así —afirmo el rey— luego de esto recibirá su castigo y luego su recompensa por haber venido hasta aquí con nosotros, ya que este no es un trabajo para aquellas personas que no fueron adiestradas y formadas por un riguroso entrenamiento
— Gracias mi señor —dijo arrodillándose el pecador— pero ruego que no me maten
— No será así o si no, no podrás ver la recompensa que te espera...
— ¿Señor oye eso? —interrumpio al rey— se acerca algo desde lejos y al parecer no tardará mucho en llegar a la velocidad que está viniendo
— ¡Todos a sus puestos! Tu, ocu...
— ¿Si? —dijo estremecido de miedo el pecador— ¿Qué debo hacer?
— Ve con uno de los soldados y oculta te entre la maleza
— Quién se atreve a interrumpir en este lugar —dijo violentamente la bruja— que venga y se acerque ante mi presencia y me diga que es lo que quiera o desea
— Yo he venido a desafiarla —dijo el rey— vengo en nombre de mi pueblo al que usted está destruyendo y en nombre de las personas a las que más amo en este mundo, y claramente no voy a dejar que usted me las arrebate con sus fechorías
— Cómo es qué llegó hasta aquí, si usted es un... —se interrumpió— espera... Siento un presencia fuera de lo común... Entiendo usted no vino solo majestad, vino con un alma impura
— Eso no tiene nada que ver, estoy aquí para derrotarla a usted
— Usted y cuantos más piensan enfrentarme eh ¿submajestad?
Todos los escoltas salieron de los arbustos y empezó una batalla, eran los soldados del rey y el rey contra la bruja. Al empezar la confrontación se oían los sonidos que hacían en la batalla hasta la ciudad. En ausencia del rey, la reina estaba poniendo orden y su pequeña hija estaba en un lugar bien cerrado y protegida. La batalla empezó con fuerza, ya que gran parte de esa área lo habían destrozado, los soldados empezaron a caer uno por uno, por los hechizos que la bruja hacia. Habían pasado horas, era muy de noche y lo primero que se le vino al rey en ese momento fue que está batalla no iba a durar días, si no mucho más que eso, tal vez semanas, meses o años. Habían llegado más brujas y el rey hacia todo lo posible para acabar con cada una de ella.